Más allá de etiquetas diagnósticas, el abordaje de la esquizofrenia debe sustentarse en la comprensión humana, el acompañamiento emocional y la psicoeducación.
Durante una profunda conversación con la revista Medicina y Salud Pública, el licenciado Félix Ortiz Malavé, trabajador social clínico y colaborador del programa de Primer Episodio Psicótico de CIMA, expuso los principales desafíos y estrategias en el manejo de la esquizofrenia, desmitificando percepciones erróneas y destacando el papel transformador de la empatía.
"El paciente está quizás experimentando otras cosas que, por ejemplo, tú no has experimentado, pero el paciente sí. Está viendo sombras, escuchando cosas, disocia...", explicó Ortiz.
Con claridad, el experto detalló que los síntomas positivos incluyen alucinaciones en los cinco sentidos y delirios —ya sean religiosos, de persecución, entre otros—, los cuales pueden tratarse con antipsicóticos.
En cambio, los síntomas negativos, como el aislamiento, la desorganización o las ideas fugaces, son más complejos por estar vinculados con la personalidad del paciente.
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Contrario a lo que suele creerse, la esquizofrenia no es exclusiva de los adultos mayores.
"Usualmente pensamos que la esquizofrenia se da en personas adultas, pero puede empezar desde los 16 hasta los 30 años. Es allí donde la psicosis se va manifestando. Esta se divide en tres fases, y la primera es la prodrómica, donde inician todos estos síntomas", explicó.
El Lcdo. Ortiz Malavé destacó el trabajo que realiza el programa de Primer Episodio Psicótico de CIMA, una iniciativa que atiende a jóvenes entre los 16 y 35 años que han atravesado su primer brote psicótico.
"Entre más temprano pueda atenderse esa crisis, mejor. Si no se atiende a tiempo, puede derivar en una hospitalización o empeorar simplemente por no saber cómo o dónde buscar ayuda".
La labor clínica, insistió, no se limita a la medicación; va más allá, integrando una mirada psicoeducativa que empodere al paciente.
"Dentro de este rol, lo que buscamos es educar: ¿tú entiendes lo que estás pasando? ¿Entiendes tu experiencia? ¿Tu familia te está apoyando? Si logro conectar con el paciente, puedo conocer su historia y ayudarlo".
La entrevista también abordó el impacto que la condición tiene en el entorno familiar.
"Usualmente tenemos familiares que se culpabilizan: ´mi hijo tiene esta condición´, ´¿acaso hice algo mal en su crianza?´. Es importante escucharlos y aceptar la condición sin juicios".
Ortiz Malavé subrayó que uno de los retos más grandes sigue siendo el estigma social, tanto externo como el que muchas veces interiorizan los propios pacientes.
"Quizás tenemos algo de tabú con la salud emocional... pero lo más importante es quién tú eres realmente. Una de mis partes favoritas del proceso es cuando el participante dice: ´Entendí mi diagnóstico´. Eso es muy poderoso".
Además del trabajo clínico, el programa incluye facilitadores de apoyo: jóvenes que han pasado por experiencias psicóticas y se encuentran en recuperación, y que sirven de ejemplo y apoyo vivencial para los nuevos pacientes.
El Lcdo. Ortiz Malavé dejó un mensaje poderoso tanto para pacientes como para sus familiares.
A los pacientes comentó que tengan en cuenta que no son lo que les pasa. Una frase que puede ayudarnos es: ´soy diferente, pero no inferior´. Esta diferencia que yo tengo puede ayudarme a entender quién soy realmente".
"A ti, familiar o recurso de apoyo, por más difícil que sea: te puedo ayudar. ¿Cómo te sientes realmente? ¿Solo necesitas unos oídos? La escucha activa es vital. Aquí estoy".