No es un simple dolor de cabeza, sino una condición neurológica con síntomas como: dolor unilateral/pulsátil (4-72 horas), náuseas, fotofobia y, en algunos casos, aura (síntomas neurológicos reversibles como alteraciones visuales o hormigueo).
A diferencia de lo que muchas personas creen, la migraña no se trata de un simple dolor de cabeza intenso, sino de una enfermedad neurológica bastante compleja que impacta a millones de personas en todo el mundo, generando no solo dolor sino una serie de síntomas incapacitantes.
La Dra. Cristina Cabret, neuróloga especializada en migraña, explica: "la migraña es una enfermedad neurológica. Es heterogénea y compleja, donde el paciente presenta ataques recurrentes de dolor moderado a severo. Estos pueden ser unilaterales, pulsátiles, duran de 4 a 72 horas sin tratamiento y si se complica y se convierte en un estado migrañoso de días, o semanas de este dolor bien intenso".
Lo que distingue a la migraña de un dolor de cabeza común es su sintomatología característica. Mientras un dolor tensional típico permite continuar con las actividades diarias, la migraña viene acompañada de síntomas que imposibilitan el funcionamiento normal.
"Está asociada con náuseas, vómitos y a veces ascos, algunos presentan malestar estomacal, sensibilidad a la luz y al ruido. Algunos pacientes hasta les molestan los olores fuertes", añade la neuróloga.
En el ámbito médico, la migraña se clasifica principalmente según la presencia o ausencia de aura, siendo esta última un conjunto de síntomas neurológicos transitorios que preceden al dolor.
Así lo explica la doctora Cabret: "Una tercera parte de esos pacientes tienen un proceso que se llama el aura. El aura son síntomas neurológicos reversibles que duran de 5 minutos a 60 minutos". Estos pueden incluir alteraciones visuales, sensación de hormigueo o incluso dificultades en el lenguaje.
Además de esta clasificación básica, los especialistas diferencian entre migraña episódica y crónica, siendo esta última especialmente discapacitante. "Una migraña crónica, por definición, son 15 días o más de dolor de cabeza, por lo menos 8 de esos días me cumplen criterio para migraña, por 3 meses o más", explica la neuróloga.
Esta distinción es importante para determinar el enfoque terapéutico más adecuado en cada caso.
Ahora bien, si hablamos de los detonantes, podemos estar abordando uno de los aspectos más desafiantes de la migraña, pues existe una gran diversidad de factores que pueden desencadenar un ataque.
Según la experta, " lo más común que lo desencadena, es el estrés". Sin embargo, no se trata únicamente del estrés inmediato, sino que muchas veces el ataque aparece precisamente cuando la persona se relaja después de un período de tensión.
En el caso de las mujeres, los cambios hormonales juegan un papel fundamental. "En las mujeres se ve comúnmente que afectan los cambios hormonales", señala la doctora Cabret.
Otros factores comunes incluyen alteraciones en los patrones de sueño, deshidratación, exposición a luces brillantes y ciertos alimentos, aunque estos últimos varían entre pacientes.
El manejo de la migraña se divide en tratamiento agudo (para abortar el ataque) y preventivo (para reducir la frecuencia). Entre los primeros señala los antiinflamatorios, triptanos y los nuevos gepantes, que bloquean la proteína CGRP, clave en el dolor migrañoso.
Para casos particularmente complejos, existen alternativas innovadoras. "Para migraña crónica solamente, }tenemos desde el 2010 la aprobación de una botulina toxina A, el Botox, que es un procedimiento que se da cada 3 meses", explica la especialista.
Además, los dispositivos de neuromodulación son una opción no farmacológica para pacientes que prefieren este tipo de abordaje o que no toleran bien los medicamentos tradicionales.
Finalmente, la neuróloga asegura que es necesario consultar a un especialista cuando aparecen ciertas señales de alerta: "Cuando tenemos dolor de cabeza súbito, cuando el patrón que yo tenía antes ya es diferente". Cambios en la frecuencia, intensidad o características del dolor, así como la aparición de nuevos síntomas neurológicos, justifican siempre una evaluación médica.
Uno de los mensajes más importantes con los que cerró la entrevista, fue el llamado a no automedicarse "El mayor riesgo [...] es la cronificación, el empeoramiento de esta enfermedad de episódica a crónica, lleva a los pacientes a tomar medicamentos de venta libre. Al empezar a usar esos medicamentos se va sensitizando el sistema de dolor y va agudizando y empeorando la enfermedad", advierte. Este círculo vicioso puede llevar a lo que se conoce como cefalea por abuso de medicación, complicando aún más el manejo de la condición.
