La detección precoz aumenta las probabilidades de curación hasta un 95% en casos iniciales. Además, la tecnología ha evolucionado para hacer el procedimiento más preciso y menos molesto, usando compresión controlada y bajas dosis de radiación.
El cáncer de seno, caracterizado por el crecimiento descontrolado de células malignas en el tejido mamario, puede desarrollarse de manera silenciosa en sus etapas iniciales, esto significa que todas las alertas se deben dirigir a la detección temprana.
Cuando el cáncer se identifica en fases precoces, las posibilidades de curación son altas y los tratamientos suelen ser menos agresivos, preservando así la calidad de vida de las pacientes.
La Dra. Eva Cruz, radióloga, explica por qué los estudios de imagen son tan necesarios en esta batalla: "Es bien importante la detección del cáncer a través de la radiología. Eso es así, la radiología es indispensable para poder detectar el cáncer de seno en una etapa temprana".
Según explicó la especialista, "cuando el diagnóstico se realiza en fases iniciales, las probabilidades de curación son hasta del 95%", lo que convierte a la detección precoz en el factor más determinante para el pronóstico de las pacientes.
Si hablamos del panorama actual de tecnologías diagnósticas, la mamografía sigue siendo el método más efectivo según la evidencia científica.
Lo que hace valioso este examen, es su capacidad para identificar microcalcificaciones y masas no palpables, permitiendo intervenciones cuando el cáncer está confinado a los ductos mamarios.
"Lo cogimos in situ, eso es que no ha salido de los ductos y son cánceres que se curan y tienen menos tratamientos agresivos", añade la especialista, argumentando que esto se traduce en terapias menos invasivas y mejor calidad de vida para las pacientes.
El procedimiento mamográfico, aunque genera cierta aprensión en algunas mujeres, ha ido mejorando para ser más preciso y menos molesto.
"La mamografía usa compresión, usa radiación bajita, se debe hacer luego de los 40 años anual", explica la Dra. Cruz, quien inmediatamente aclara que este calendario puede ajustarse según factores de riesgo individuales:
"Si tenemos un historial agresivo de cáncer de seno, la mamografía debe comenzarse antes". Estos protocolos personalizados son fundamentales en una isla donde los patrones genéticos y ambientales pueden influir en la incidencia del cáncer.
La experta menciona que "es el estudio que por excelencia, ha demostrado que baja la mortalidad hasta casi un 40% en las pacientes por detección temprana".
Ahora bien, uno de los avances más comentados en los últimos años ha sido el reconocimiento de las limitaciones de la mamografía en tejidos mamarios densos.
Para esto, la radióloga comenta: "La mamografía más común que vemos es el sonograma de seno. Se recomienda en pacientes con senos densos".
Este enfoque complementario no es opcional, sino un derecho de las pacientes, como explica la doctora: "Ya nosotros estamos obligados como radiólogos a proveerle al paciente información sobre la densidad de sus senos".
La combinación de tecnologías permite una mejora evidente en el diagnóstico, pues "en conjunto la detección aumenta", identificando lesiones que podrían pasar desapercibidas con un solo método.
Lejos de ser meros intérpretes de imágenes, los radiólogos mamarios tienen un papel determinante. "Nosotros los radiólogos también hacemos procedimientos para diagnóstico de biopsia", asegura la experta, describiendo cómo la especialidad ha avanzado hacia procedimientos mínimamente invasivos:
"Hacemos biopsia, hacemos resonancias magnéticas y nos envolvemos en el manejo del paciente". Esta participación integral es necesaria, ya que "los hallazgos radiológicos guían el manejo y son bien utilizados por los cirujanos de seno, los oncólogos y los radiooncólogos para tratamientos posteriores", puntualiza la experta.