Especialista explica las causas, prevalencia y tratamientos de una condición que afecta hasta el 60% de hombres entre 50 y 60 años.
La disfunción eréctil no es solo una cuestión de intimidad, sino un indicador de salud que puede revelar enfermedades cardiovasculares, metabólicas y hormonales subyacentes.
En una entrevista exclusiva con la revista Medicina y Salud Pública, el doctor Oscar Martín, urólogo, desentraña los mitos y realidades de esta condición que impacta significativamente la calidad de vida masculina.
El Dr. Martín explica que la disfunción eréctil se caracteriza por "aquellas personas que siempre o casi siempre tienen dificultad para lograr o mantener la erección" y advierte que, aunque existen matices, esta definición es la más utilizada.
"En las personas menores de 30 años es menos frecuente, más o menos un 5–10%, y en la medida en que vamos envejeciendo este número va siendo más frecuente. Su pico está entre los 50 o 60 años, cuando puede llegar hasta un 50 o 60%."
Este aumento progresivo refleja tanto el desgaste natural de los vasos sanguíneos como la acumulación de enfermedades crónicas.
Según el urólogo, los hombres suelen presentar disfunción eréctil asociada a comorbilidades crónicas:
Hipertensión arterial y diabetes: "Daña la parte vascular arterial porque la va ocluyendo, pero también el sistema venoclusivo".
Dislipidemias y alteraciones tiroideas: Afectan la calidad de los vasos y la regulación hormonal.
Estrés, insomnio y sedentarismo: "Muchos estudios muestran una asociación positiva entre falta de ejercicio o sueño reparador y riesgo de disfunción, aunque no siempre conocemos el mecanismo exacto."
Obesidad: "Funciona como catalizador de hormonas femeninas y disminuye la biodisponibilidad de testosterona a nivel periférico."
Para entender la disfunción, el Dr. Martín ofrece una breve lección de anatomía:
"En el pene está la parte uretral y, a los lados, los cuerpos cavernosos. ¿Qué genera la erección? El llenado de capilares: la arteria lleva la sangre, se llenan los sinusoides y el sistema de oclusión cierra la vena para mantener la rigidez."
Cuando falla cualquiera de estos componentes —arterias dañadas, sinusoides incapaces de retener sangre o válvulas venosas incompetentes— surgen los problemas de erección.
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El Dr. Martín subraya que la disfunción eréctil no es solo un asunto físico: "La tercera causa de divorcios es la incompatibilidad sexual o los trastornos a nivel sexual."
Autoestima y ansiedad: El hombre puede sentir "que su masculinidad está cuestionada" y desarrollar ansiedad de desempeño.
Relaciones de pareja: Falta de comunicación y sentimientos de culpa o rechazo.
Salud mental: Riesgos de depresión y aislamiento.
Aunque menos común, el uso recreativo de fármacos para "acortar el periodo de latencia" tras la eyaculación ha generado disfunción psicógena en el 30–45% de algunos grupos de adolescentes.
"Muchos jóvenes toman estas pastillas de forma recreativa y desarrollan disfunción de origen psicógeno. También detectamos fístulas arteriovenosas: comunicaciones anómalas entre arterias y venas que desvían el flujo y reducen la presión en los sinusoides."
Oral: Inhibidores de la fosfodiesterasa.
Inyectable: Medicamentos administrados directamente en el cuerpo cavernoso.
Prótesis: Última opción, cuando los métodos previos no logran restaurar una erección funcional.
"Después de las prótesis, lamentablemente no tenemos otro tratamiento para la disfunción eréctil."
Para reducir riesgos y mejorar la función eréctil, el Dr. Martín aconseja:
Ejercicio regular: Al menos 150 minutos semanales de actividad moderada.
Dieta equilibrada: Rica en frutas, verduras y ácidos grasos esenciales.
Sueño reparador: Mínimo siete horas; lo ideal son ocho, y un sueño verdaderamente reparador.
Chequeos médicos periódicos: Controlar tensión arterial, glucemia y perfil lipídico.
Gestión del estrés: Técnicas de relajación, mindfulness o apoyo psicológico cuando sea necesario.