Uso de biomarcadores permiten anticipar la inflamación en pacientes asintomáticos con EII

En 2024, por primera vez, las guías clínicas incluyen biomarcadores como eje central para el manejo de la enfermedad de Crohn.

Mariana Mestizo Hernández

    Uso de biomarcadores permiten anticipar la inflamación en pacientes asintomáticos con EII

    En el marco de la convención 1st Guide to The Guidelines – GI Guidelines Review, un evento académico que reunió a reconocidos especialistas en gastroenterología, se discutieron las actualizaciones más recientes en las guías clínicas para el abordaje de enfermedades gastrointestinales.

    Durante el encuentro, se destacó el avance en el manejo de la enfermedad de Crohn, una de las principales formas de enfermedad inflamatoria intestinal. Según explicó el Dr. Juan Marqués Lespier, gastroenterólogo en entrevista con Medicina y Salud Pública, por primera vez en 2024 las guías recomiendan el uso de biomarcadores como herramienta diagnóstica y de seguimiento.

     "Estos biomarcadores, indicadores medibles en laboratorio, permiten evaluar la respuesta del paciente a una terapia sin recurrir necesariamente a estudios invasivos como la colonoscopia o las imágenes diagnósticas", precisó.

    Intervención temprana y evaluación no invasiva

    Asimismo, el especialista explicó que los biomarcadores representan una herramienta útil para anticiparse a la aparición de síntomas clínicos evidentes. Este enfoque permite intervenir antes de que el paciente experimente dolor abdominal, sangrado o pérdida de peso, lo que marca un cambio significativo en el seguimiento terapéutico.

    "También nos ayuda a poder ver si un paciente está desarrollando síntomas de inflamación sin tener que llegar a los síntomas clásicos de dolor abdominal, sangrado, pérdida de peso. Así que es una revolución en el manejo, porque ya tenemos una forma objetiva, no invasiva, de poder darle seguimiento a la terapia", afirmó.

    Complementariedad con métodos tradicionales

    No obstante, aclaró que el uso de biomarcadores no reemplaza por completo los métodos tradicionales. La colonoscopia, subrayó, sigue siendo una herramienta central en la evaluación clínica, aunque ahora su uso puede optimizarse en función de los resultados de laboratorio.

    "No, no va a sustituirlo. Nos va a ayudar al manejo, siempre la colonoscopía va a ser sumamente importante en la evaluación del paciente, y como vamos a ver en las últimas guías, los biomarcadores nos van a ayudar a, uno, evitar hacer las colonoscopías si no están indicadas, pero sí nos van a ayudar a poder hacer colonoscopía antes de que el paciente tenga unos síntomas de severidad", señaló.

    Nuevos marcadores y delimitación de su uso

    De acuerdo con las nuevas recomendaciones, este enfoque incluye el uso de calprotectina fecal y proteína C reactiva (CRP), dos marcadores comúnmente empleados en la práctica clínica para el seguimiento de pacientes con enfermedad de Crohn. La lactoferrina, que anteriormente era utilizada en estos casos, ha demostrado mayor efectividad en pacientes con colitis ulcerosa, lo que delimita su uso actual.

    Formalización del uso de biomarcadores en las guías

    Además, el especialista resaltó que, aunque el uso de biomarcadores no es nuevo en la práctica clínica, por primera vez se incorpora de manera formal en las guías internacionales como herramienta central para el seguimiento de los pacientes. Destacó que su implementación ha sido parte del quehacer médico desde hace años, pero sin un respaldo explícito por parte de las grandes organizaciones científicas.

    "Esto se lleva a la práctica desde que yo tengo uso de razón. Por ejemplo, cuando yo era fellow, ya utilizábamos el CRP y la calprotectina fecal, que es lo que menciona la guía. Hace más de diez años lo venimos usando, pero por primera vez se establece en una guía de una de las grandes organizaciones de gastroenterología como uso continuo para el manejo y monitoreo de este tipo de condiciones", indicó.

    Correlación entre clínica y hallazgos objetivos

    Por otra parte, al referirse al papel específico de estos biomarcadores en la evaluación de la actividad inflamatoria, explicó que tanto la calprotectina fecal como la proteína C reactiva (PCR) permiten correlacionar la percepción clínica del paciente con hallazgos objetivos. Esta información facilita el seguimiento y la toma de decisiones terapéuticas en etapas tempranas, incluso cuando no hay síntomas aparentes.

    En relación con la importancia clínica de los biomarcadores, el gastroenterólogo explicó que estos permiten tomar decisiones terapéuticas más precisas, incluso cuando los síntomas del paciente son mínimos o están ausentes. Su uso facilita identificar si una terapia ha dejado de ser efectiva y actuar antes de que aparezcan complicaciones mayores.

    "Nos ayudan grandemente. Por ejemplo, un paciente que no tiene síntomas por muchos años y luego presenta síntomas leves, podemos hacer este tipo de estudios. Si ha habido un aumento en los biomarcadores, podemos cambiar o ajustar la terapia sin tener que hacer una intervención endoscópica", indicó.

    Además, señaló que los biomarcadores también son útiles para descartar actividad inflamatoria cuando los síntomas del paciente no se relacionan con la enfermedad de Crohn. En estos casos, su estabilidad puede guiar al equipo médico a considerar otras posibles causas y evitar tratamientos innecesarios.

    Desafíos actuales en la aplicación de biomarcadores

    A su vez, el Dr. Marqués se refirió a los retos actuales en la aplicación de biomarcadores para el seguimiento de la enfermedad de Crohn. Subrayó que, si bien representan un avance importante, su interpretación requiere criterio clínico y debe adaptarse a las características individuales de cada paciente.

    "Los desafíos en este momento son que, aunque las terapias y este tipo de marcadores nos ayudan, no van a sustituir una colonoscopia. Además, dependen mucho de la interpretación del laboratorio y del médico. Cada paciente hay que individualizarlo. Aunque existen estándares para asumir que los valores están alterados, no todo paciente con síntomas o con valores fuera de rango necesariamente tiene enfermedad activa", explicó.

    Adicionalmente, destacó que la medicina sigue avanzando hacia métodos menos invasivos, y es probable que en el futuro se desarrollen herramientas más sofisticadas para evaluar este tipo de patologías.

    Avances terapéuticos en colitis ulcerativa

    En cuanto a los avances terapéuticos en colitis ulcerativa, el especialista destacó el notable crecimiento en las opciones de tratamiento disponibles en los últimos años, lo que permite una mayor personalización según las necesidades de cada paciente.

    "Desde 2005 hemos tenido más de once terapias nuevas. Eso es excelente, porque antes no teníamos opciones. Para que se tenga una idea, en 1998 se aprobó la primera terapia para la enfermedad de Crohn por parte de la FDA. No fue sino hasta 2005 que se aprobó esa misma terapia, el infliximab, para colitis ulcerativa. Y recién en 2014 comenzamos con vedolizumab, que cambió completamente el panorama terapéutico", explicó.

    Actualmente, es posible elegir tratamientos de acuerdo con el estilo de vida del paciente y la localización específica de la inflamación. Este enfoque representa un avance significativo frente a la limitada disponibilidad de fármacos en décadas pasadas.

    Enfoque personalizado como eje del tratamiento

    Finalmente, el especialista subrayó la necesidad de mantener una visión individualizada en el abordaje clínico, reconociendo que cada paciente representa un universo particular de necesidades, contextos y condiciones de base. Esta perspectiva, según explicó, debe guiar las decisiones terapéuticas desde las etapas iniciales del tratamiento.

    "Lo más importante es que cada paciente es un mundo. Cada uno tiene su propia gama de condiciones, tanto físicas como emocionales y sociales. Por eso, debemos entender qué necesita el paciente y aplicar la terapia más conveniente dentro de sus capacidades. Nuestro objetivo como gastroenterólogos es lograr una remisión temprana, no esperar a escalar tratamientos. Y eso es un desafío, porque no todos los pacientes presentan igual, ni responden igual a las terapias", concluyó.

    Este enfoque personalizado, además de optimizar la efectividad del tratamiento, permite adaptar las opciones según la forma de administración —oral, subcutánea o intravenosa— y otras condiciones médicas que puedan incidir en la viabilidad de ciertas terapias.



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