Aproximadamente el 94% de las partículas microplásticas se liberan durante los primeros ocho minutos de masticación.
Una investigación realizada por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha demostrado que el simple acto de masticar chicle puede liberar hasta 637 partículas microplásticas por cada gramo de producto.
El estudio, presentado en la reunión de primavera de 2025 de la Sociedad Química Estadounidense, analizó tanto chicles convencionales como versiones naturales, encontrando que ambos tipos liberan cantidades similares de estas diminutas partículas plásticas.
El equipo de investigación, liderado por Lisa Lowe y el profesor Sanjay Mohanty del departamento de ingeniería de UCLA, diseñó un innovador método para cuantificar los microplásticos liberados durante la masticación.
Utilizando microscopía infrarroja por transformada de Fourier junto con una técnica adaptada para teléfonos inteligentes, analizaron muestras de saliva recolectadas mientras un participante masticaba diez tipos diferentes de chicle durante periodos que variaban entre 2 y 20 minutos.
Los resultados mostraron un patrón claro: aproximadamente el 94% de las partículas microplásticas se liberan durante los primeros ocho minutos e masticación. Este hallazgo es particularmente relevante considerando que muchas personas mantienen el chicle en la boca durante periodos prolongados.
En las muestras analizadas se identificaron cuatro tipos principales de polímeros plásticos, siendo las poliolefinas las más frecuentemente detectadas.
Un aspecto sorprendente del estudio fue descubrir que los chicles etiquetados como "naturales" o a base de ingredientes vegetales liberaban cantidades comparables de microplásticos a sus equivalentes sintéticos.
Esto sugiere que incluso productos comercializados como alternativas más saludables podrían contribuir a la ingesta de estas partículas.
Los investigadores enfatizan que estos son resultados preliminares y que se necesitan más estudios para comprender plenamente las implicaciones para la salud humana. "Nuestro objetivo no es alarmar a nadie", aclaró el profesor Mohanty.
"Los científicos aún no saben con certeza si los microplásticos representan un peligro para la salud humana, ya que no se han realizado ensayos clínicos en personas. Sin embargo, este estudio ayuda a cuantificar una fuente potencial de exposición que hasta ahora no había sido medida".
Los autores hablan sobre investigaciones adicionales que exploren los posibles efectos de esta exposición acumulativa, así como el desarrollo de métodos más precisos para medir la liberación de microplásticos de diversos productos de consumo.
Mientras la comunidad científica continúa investigando los potenciales riesgos de los microplásticos para la salud humana, este estudio plantea preguntas importantes sobre nuestros hábitos de consumo y abre nuevas líneas de investigación sobre la exposición ambiental a estas partículas.
Los hallazgos completos serán sometidos a revisión por pares para su publicación en una revista científica especializada.