¿Qué le hace un mes de abuso de alcohol al cerebro? Daño neuronal, pérdida de memoria y depresión

Este estudio proporciona evidencia sólida sobre los efectos a largo plazo del alcohol en la cognición y la toma de decisiones.

Laura Guio

    ¿Qué le hace un mes de abuso de alcohol al cerebro? Daño neuronal, pérdida de memoria y depresión

    Un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopkins ha revelado que el abuso del alcohol no solo daña el cuerpo, sino que deja huellas profundas en el cerebro

    Según la investigación publicada en Science Advances, incluso tras meses de abstinencia, el consumo excesivo de alcohol puede alterar significativamente la función cerebral, afectando procesos cognitivos clave como la toma de decisiones.

    Después de un mes de abuso, el alcohol altera los neurotransmisores, afectando el equilibrio entre GABA y glutamato, lo que puede causar ansiedad, depresión e irritabilidad. 

    Deficiencias cognitivas por el consumo excesivo

    Los hallazgos indican que el consumo prolongado de alcohol puede dañar circuitos cerebrales esenciales para la toma de decisiones, lo que conduce a problemas de comportamiento a largo plazo.

     En el experimento, ratas expuestas a altas cantidades de alcohol mostraron dificultades para tomar decisiones adecuadas durante una prueba compleja, incluso después de tres meses de abstinencia. Las áreas cerebrales involucradas en el proceso de decisión experimentaron cambios funcionales drásticos en comparación con ratas sanas.

    "Ahora contamos con un nuevo modelo para los desafortunados cambios cognitivos que presentan las personas con trastorno por consumo de alcohol", explica Patricia Janak, neurocientífica de la Universidad Johns Hopkins. 

    Por otra parte, también deteriora la memoria y el aprendizaje al dañar el hipocampo, además de provocar inflamación y afectar la materia gris y blanca, reduciendo la capacidad cognitiva. 

    "Sabemos que las personas con adicción al alcohol pueden presentar deficiencias en el aprendizaje y la toma de decisiones, lo que contribuye a sus malas elecciones en relación con el consumo de alcohol". Aumenta el riesgo de trastornos del estado de ánimo y genera dependencia, haciendo que su suspensión cause síntomas de abstinencia como insomnio, irritabilidad e incluso convulsiones en casos severos.

    El experimento: pruebas en roedores

    Bajo la dirección de Yifeng Cheng, investigador en el laboratorio de Janak, se expuso a las ratas a altos niveles de alcohol durante un mes. Luego, tras un periodo de abstinencia, se les sometió a una prueba de toma de decisiones basada en recompensas.

     Para obtener una recompensa, las ratas debían elegir entre dos palancas, cuya probabilidad de éxito variaba constantemente.

    Los resultados mostraron que las ratas expuestas al alcohol tuvieron un rendimiento significativamente inferior en comparación con el grupo de control. "Nuestro experimento fue bastante desafiante, y las ratas expuestas al alcohol simplemente no pudieron adaptarse tan bien", afirma Janak.

     "Cuando la respuesta correcta cambiaba, las ratas de control reaccionaban rápidamente y de manera estratégica. En cambio, las ratas expuestas al alcohol tomaban decisiones erróneas con más frecuencia".

    Daños cerebrales prolongados

    El estudio identificó alteraciones en el cuerpo estriado dorsomedial, una región cerebral clave para la toma de decisiones. El alcohol afectó los circuitos neuronales, haciendo que las ratas procesaran la información de manera menos eficiente. Sorprendentemente, estos déficits se mantuvieron incluso tras largos períodos de abstinencia.

    "Esto podría explicar por qué las tasas de recaída en personas con adicción al alcohol son tan altas", señala Janak. "Los déficits neuronales inducidos por el alcohol pueden contribuir a la decisión de volver a beber, incluso después de la rehabilitación".

    Curiosamente, el estudio detectó alteraciones solo en ratas macho, lo que sugiere posibles diferencias de género en los efectos del alcohol sobre la función cerebral. Los investigadores esperan seguir explorando estas diferencias y determinar cómo el alcoholismo afecta otras áreas del cerebro.


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