Las partículas del polvo del Sahara pueden tener un tamaño desde menos de 5 micrones hasta 40 micrones, lo que les permite penetrar profundamente en el sistema respiratorio, afectando bronquios y alvéolos.
Una densa nube de polvo proveniente del desierto del Sahara ha cruzado el Atlántico, alcanzando gran parte del Caribe, Centroamérica y el norte de Sudamérica, incluyendo a Venezuela y zonas del territorio colombiano.
Este fenómeno ha sido especialmente notorio desde hace algunos días, con una intensidad que ha generado incremento en la sensación térmica y síntomas como tos o estornudos incluso en personas sin antecedentes de afecciones respiratorias.
Aunque su presencia resulta llamativa, no se trata de un evento sin precedentes. "Hemos tenido nubes peores que esta y de más larga duración de lo que va a ser esta. La más famosa, que se le llama Godzilla, por su enormidad, por su magnitud, fue en junio del 2020 y estuvo a una intensidad muy alta. La calidad del aire fue insalubre y estuvo una semana Puerto Rico cubierto de polvo del Sahara", explicó el Dr. Benjamín Bolaños Rosero, catedrático asociado del Departamento de Microbiología del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
Estos días de polvo en el ambiente ya tenían un precedente: en 2020, la nube conocida como Godzilla cubrió durante días gran parte del Caribe con una densidad sin precedentes. Aunque hemos tenido nubes más extensas y duraderas, la actual se distingue por su intensidad.
Estas tormentas se originan en el Sahara y el Sahel, donde tormentas eléctricas elevan partículas de arena hasta seis kilómetros sobre la superficie. Según la dirección del viento, estas masas pueden dirigirse hacia Sudamérica durante el invierno —abonando la Amazonía— o, como ocurre en verano, ser arrastradas por los vientos alisios hacia el Caribe e incluso Norteamérica.
"Es un evento que puede ocurrir en cualquier momento del año, pero la mayor cantidad de incursiones se da durante el verano en el Caribe. Estas masas de polvo, originadas por tormentas eléctricas en África, pueden recorrer miles de kilómetros y afectar la calidad del aire en toda la región. En años como 2020 vimos cómo el fenómeno tuvo un impacto ambiental y sanitario significativo", explicó.
El especialista aclaró que, aunque no trabaja directamente con el polvo del Sahara, su labor está relacionada con el estudio de alérgenos. Sin embargo, destacó que el aumento de la desertificación en África incrementa la cantidad de arena suspendida en la atmósfera, que puede desplazarse miles de kilómetros —4.000 o 5.000 kilómetros— hasta llegar a lugares como Florida.
Se trata de un fenómeno de gran magnitud, con una enorme cantidad de energía y partículas que cubren amplias áreas del planeta. El desierto del Sahara es, de hecho, la mayor fuente de polvo en el mundo.
"Cuando llega el polvo del Sahara, baja la humedad ambiental, lo que genera una atmósfera seca y reduce la liberación de esporas de hongos en Puerto Rico. Por ejemplo, hoy tenemos entre 2.000 y 3.000 esporas en el aire, cuando el promedio es de 35.000. Esto significa una disminución significativa de los niveles de esporas. Se creía que el polvo traía hongos, pero hemos demostrado que no es así; al contrario, los niveles disminuyen", añade.
También señaló que el polvo ayuda a prevenir huracanes al enfriar el océano y limitar su formación.
Además, el experto enfatizó la importancia de limitar las actividades al aire libre durante estos episodios. Aunque la bruma causada por el polvo puede no ser evidente para la mayoría, está compuesta por partículas muy pequeñas, que van desde menos de 5 micrones hasta 40 micrones, que permanecen suspendidas en el aire. Algunas de estas partículas, debido a su tamaño, pueden afectar el sistema respiratorio, llegando hasta los bronquios e incluso los alvéolos.
"Por eso, el polvo del Sahara es uno de los principales detonantes del asma en Puerto Rico. Durante estos episodios, se observa un aumento en las visitas al hospital y a los médicos por problemas respiratorios relacionados con el asma. La inhalación de estas partículas finas puede causar inflamación y complicaciones en personas susceptibles", agregó.
Sin embargo, mayo de 2025 ha sido atípico, pues, a pesar de las lluvias y las vaguadas que provocaron inundaciones y pérdidas económicas, también se presentaron incursiones de polvo del Sahara junto con niveles elevados de esporas de hongos, una combinación inesperada para esta época del año. Esto ocurre porque mayo es una temporada corta y menos intensa de esporas, en contraste con los meses de septiembre a noviembre, cuando los niveles son mucho más altos.
El especialista explicó que los hongos tienen potencial alergénico, ya que son organismos vivos que producen alérgenos, como proteasas, que causan inflamación. En cambio, el polvo del Sahara es un material particulado no biológico que también puede irritar y generar inflamación, contribuyendo al asma. Aunque diferentes, ambos afectan el sistema respiratorio.
"Desde 2016, la contaminación ambiental incluye no solo contaminantes químicos antropogénicos como ozono o dióxido de carbono, sino también partículas naturales biológicas, como esporas de hongos y polen, y partículas naturales no viables, como el polvo del Sahara. Estos elementos afectan la calidad del aire," explicó el experto.
Actualmente, la calidad del aire es insalubre por la alta concentración de partículas. El Dr. Bolaños señaló que los mapas satelitales muestran una mayor densidad de polvo sobre Puerto Rico, reflejada en tonos más oscuros, en comparación con el Atlántico, donde los colores son más claros y dispersos.
El experto advirtió que, desafortunadamente, este polvo fino entra fácilmente a los hogares a través de la ventilación natural, como ventanas abiertas, por lo que quedarse en casa no representa una protección efectiva contra el polvo del Sahara. Por ello, recomendó el uso de purificadores de aire con filtro HEPA para eliminar estas partículas y reducir la exposición, especialmente si es necesario salir.
Asimismo, señaló que el polvo, junto con esporas de hongos y polen, puede ingresar incluso cuando se utiliza aire acondicionado con ventanas cerradas. Por esta razón, el uso de purificadores de aire en interiores es fundamental para disminuir la concentración de estos contaminantes.
En cuanto a la protección al aire libre, el experto sugirió el uso de mascarillas como medida adecuada para estas condiciones. "Aunque pueda resultar incómodo con el calor, usar mascarilla es preferible a exponerse directamente a estas partículas, que sin duda causan irritación pulmonar", concluyó.