La especialista concluye que síntomas como tos persistente, silbidos en el pecho o falta de aire que duren más de tres semanas requieren atención médica inmediata para prevenir complicaciones.
En Puerto Rico, un territorio estadounidense con una población de aproximadamente 3.2 millones de habitantes, la prevalencia de asma se encuentra entre las más elevadas a nivel mundial.
De acuerdo con datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, los niños de ascendencia puertorriqueña presentan el doble de probabilidad de desarrollar asma en comparación con los niños blancos no hispanos. Pero, ¿Qué hace que esta enfermedad respiratoria sea tan prevalente en la isla?
Primeramente, el asma es una condición crónica caracterizada por la inflamación de las vías respiratorias, específicamente los bronquios. Según la doctora Daphne Delgado, neumóloga y expresidenta de la Sociedad Puertorriqueña de Neumología, esta inflamación provoca síntomas como "falta de aire, apito en el pecho, dificultad respiratoria y mucosidad".
La neumóloga advierte que "No se debe confundir con un catarro común, sobre todo porque un catarro es causado por un síndrome viral y es principalmente vía respiratoria superior y los síntomas te pueden durar dos, tres semanas, no más de ahí".
Aunque comúnmente se asocia con la niñez o la adultez temprana, la doctora Delgado aclara que el asma puede manifestarse a cualquier edad. "No es raro ver un paciente adulto que pueda desarrollar asma", especialmente si tiene antecedentes de alergias crónicas, como rinitis alérgica, pues "sabemos que las personas que tienen rinitis alérgica, tienen una incidencia de 15 a 20% de poder desarrollar asma en la adultez".
Ahora bien, las causas del asma son multifactoriales: Se incluyen factores ambientales como ácaros, hongos, cambios bruscos de temperatura (especialmente el frío), medicamentos e incluso el estrés emocional.
Entre los detonantes más frecuentes están el polvo del Sahara, infecciones virales (como COVID o influenza) y la exposición a humos contaminantes, como los de plantas eléctricas o generadores.
No obstante, también existen componentes que no pueden ser modificados, "nosotros nacimos con predisposición genética en Puerto Rico, aproximadamente 14% de nuestra población es asmática", en comparación con un 6 % en EE.UU.
El diagnóstico preciso es fundamental para un tratamiento adecuado, por eso, la espirometría, prueba que mide la capacidad pulmonar, es clave para confirmar la enfermedad.
Una vez diagnosticado, el manejo del asma se adapta a cada paciente, en palabras de la experta: "Nosotros dividimos el tratamiento de los pacientes asmáticos de acuerdo a su severidad y su control. Tenemos lo que se llaman medicamentos de rescate, que son los broncodilatadores y tenemos los medicamentos de control y mantenimiento, que usualmente son antiinflamatorios inhalados o puede ser una combinación de ambos".
También mencionó terapias innovadoras, como los agentes biológicos inyectables, "estos van a la raíz del problema, bloquean la liberación de sustancias que nos va a causar la inflamación de los bronquios, que es básicamente el mecanismo del asma".
En definitiva, las recomendaciones de la doctora son claves para prevenir y/o manejar el asma, donde los cambios en el estilo de vida juegan un papel tan crucial como el tratamiento médico: Reducir la exposición a alérgenos y mantener una alimentación balanceada con alimentos antiinflamatorios son medidas esenciales.
Además, la especialista concluye que síntomas como tos persistente, silbidos en el pecho o falta de aire que duren más de tres semanas, requieren atención médica inmediata para prevenir complicaciones.