La mala alimentación, aislamiento y depresión: Aumentan el riesgo de deterioro cognitivo, según experto

Experta explicó que el deterioro cognitivo no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, sino el resultado de múltiples factores acumulados a lo largo de la vida que, en su mayoría, pueden prevenirse.

Laura Guio

    La mala alimentación, aislamiento y depresión: Aumentan el riesgo de deterioro cognitivo, según experto

    El deterioro cognitivo se refiere a la disminución de las funciones mentales, como la memoria, el pensamiento y el razonamiento, que afecta la capacidad de una persona para realizar tareas cotidianas.

    En una entrevista exclusiva del programa Expertos en Salud, el Dr. Oscar Soto, reumatólogo y moderador, aborda junto con la Dra. Ana Carolina Gama, médica geriatra y jefa de la Unidad Hospitalaria de memoria y cognición Intellectus, abordaron los factores de riesgo, la prevención y los tratamientos actuales para el deterioro cognitivo.

    "Los factores de riesgo para el deterioro cognitivo se cosechan durante toda la vida", afirmó la especialista. Explicó que hay elementos que se originan desde la niñez, como "los bajos recursos económicos, que se asocian con dificultades en la alimentación o el acceso limitado a la educación". Estas condiciones pueden influir negativamente en la salud cognitiva en la adultez mayor.

    También resaltó que en la juventud otros factores entran en juego, como "el trauma craneoencefálico, la violencia, la ingesta de sustancias tóxicas como el alcohol, el cigarrillo y las drogas", así como los trastornos emocionales. 

    Más adelante, en la vejez, la pérdida auditiva, visual, el aislamiento y la soledad también son determinantes. "Eso lo vimos durante la pandemia, cuando, después del aislamiento, muchas personas empezaron a demostrar alteraciones cognitivas que antes no eran tan evidentes", apuntó.

    Factores modificables y prevención a lo largo del ciclo vital

    Uno de los mensajes más contundentes de la entrevista fue que la mayoría de los factores de riesgo son prevenibles y modificables.

     "Por supuesto, si uno tiene una alteración genética específica, eso no se puede tratar. Pero todo lo que hemos hablado relacionado con el ciclo vital, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad o la dislipidemia, también son factores prevenibles", explicó la doctora.

    Desde una perspectiva de salud pública, insistió en que la prevención debe comenzar desde edades tempranas y abarcar aspectos sociales y estructurales. 

    "Los gobiernos deberían estar pendientes de esto y asegurarse de que los niños tengan buena educación, estén bien alimentados, que los jóvenes no estén expuestos a violencia ni al uso de sustancias", sostuvo.

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    Ejercicio, propósito y vínculos sociales: pilares protectores

    Además de evitar riesgos, la Dra. Gama subrayó el poder de los hábitos saludables: "El ejercicio es el único tratamiento para todo. Sirve para la depresión, la ansiedad, el peso, el colesterol, la hipertensión y la memoria".

     Recomendó también mantener una dieta saludable, una vida social activa, redes de apoyo sólidas y realizar actividades nuevas que estimulen el cerebro.

    En ese contexto, también habló del rol del propósito en la vida, especialmente en la vejez: "Mantener un propósito en la vida es una de las líneas de trabajo de esta década, la del envejecimiento saludable promovida por la OMS. Se trata de dar a las personas mayores un propósito y un enganche a la vida".

    Tratamientos actuales: mantener la funcionalidad

    Finalmente, la Dra. Gama abordó las opciones terapéuticas disponibles hoy. "Sí, hay tratamiento. Dependiendo de la causa, puede existir algún medicamento que ayude a mantener o ralentizar el deterioro", dijo, y añadió que cada vez existen más medicamentos modificadores de enfermedad.

    Destacó también los programas de estimulación y rehabilitación cognitiva como los que se realizan en el Centro Intellectus: "Combinan varias técnicas adaptadas a cada persona según diagnóstico, escolaridad e intereses. Hacemos intervenciones individuales y grupales".

    Según explicó, con este enfoque se ha comprobado que, tras un año de terapia, los pacientes logran mantener su funcionalidad, lo cual es el principal objetivo.




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