La industria plantea cambios estructurales, incluyendo la creación de un verdadero mercado farmacéutico europeo unificado, el fortalecimiento de las protecciones de propiedad intelectual y la modernización del marco regulatorio.
El panorama para la industria farmacéutica europea parece complicarse. Según los últimos análisis sectoriales, los nuevos aranceles estadounidenses y las desventajas competitivas de la Unión Europea, podrían vaciar de inversiones el continente.
Las cifras hablan por sí solas: hasta 164.800 millones de euros en proyectos farmacéuticos podrían abandonar Europa en los próximos cinco años.
Según un reciente informe de Efpia, la patronal que agrupa a las principales empresas del sector, la industria contempla cada vez más, trasladar sus operaciones a Estados Unidos
La reciente amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a productos farmacéuticos ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchas empresas.
Sin embargo, los expertos señalan que este es solo el último elemento de un problema más profundo. Desde hace años, Europa viene perdiendo terreno frente a Estados Unidos en aspectos clave como la protección de patentes, los tiempos de aprobación de medicamentos o los incentivos fiscales para la innovación.
"Estados Unidos ahora lidera a Europa en todos los indicadores de inversión, desde la disponibilidad de capital, la propiedad intelectual y la rapidez de aprobación hasta las recompensas por la innovación. Además de la incertidumbre generada por la amenaza de los aranceles, existen escasos incentivos para invertir en la UE y existen importantes motivos para trasladarse a EEUU", explica Nathalie Moll, directora general de Efpia.
Ahora bien, según Redacción Médica, un estudio interno entre 18 compañías farmacéuticas internacionales, manifiesta la magnitud del problema: Las estimaciones muestran que el 85% de las inversiones previstas en infraestructuras productivas (unos 50.600 millones de euros) y la mitad del gasto en investigación y desarrollo (52.600 millones) podrían reubicarse fuera de Europa.
Estos movimientos afectarían a países como Alemania, Francia e Irlanda, tradicionales hubs farmacéuticos del continente.
La patronal del sector no duda en lanzar una advertencia contundente: "A menos que Europa implemente un cambio de política rápido y radical, es cada vez más probable que la investigación, el desarrollo y la fabricación farmacéutica se dirijan a Estados Unidos".
Ante esta situación, las farmacéuticas europeas plantean una hoja de ruta basada en cuatro ejes fundamentales. En primer lugar, exigen la creación de un mercado único farmacéutico realmente operativo que elimine las barreras entre estados miembros. Paralelamente, reclaman un fortalecimiento del sistema de patentes europeo que iguale las garantías que ofrece el sistema estadounidense.
El tercer pilar pasa por modernizar la regulación para acelerar los procesos de aprobación sin comprometer la seguridad. Finalmente, las empresas insisten en coordinar las políticas industriales y medioambientales para no ahogar la competitividad del sector.
"Donde la innovación importa para los pacientes, para los sistemas sanitarios, para la economía y la seguridad europeas", menciona el informe de Efpia, "Europa debe comprometerse seriamente a invertir en un ecosistema farmacéutico de primer nivel”.