El hígado se prepara para la ingesta de alimentos solamente al ver y olfatear comida

Las adaptaciones mitocondriales están mediadas por una fosforilación en una proteína mitocondrial, afectando la sensibilidad del hígado a la insulina, lo que podría tener implicaciones para el tratamiento de la diabetes tipo 2.

Katherine Ardila

    El hígado se prepara para la ingesta de alimentos solamente al ver y olfatear comida

     Un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo ha desentrañado este proceso en una investigación realizada con ratones, revelando que las adaptaciones en las mitocondrias del hígado, células vitales para el metabolismo, ocurren en cuestión de minutos.

    La clave de este fenómeno radica en la activación de un grupo de células nerviosas en el cerebro, conocidas como neuronas POMC. Estas neuronas se encienden al ver y oler la comida, enviando señales al hígado para que se prepare ante la inminente llegada de nutrientes. Lo fascinante es que estas adaptaciones mitocondriales se desencadenan incluso en ausencia de la ingesta de alimentos, simplemente con la estimulación visual y olfativa.

    Los investigadores alimentaron a ratones hambrientos que solo podían ver y oler la comida sin consumirla. Sorprendentemente, después de unos minutos, observaron cambios en las mitocondrias del hígado, con la activación de procesos normalmente asociados con la ingesta de alimentos.

    La mitocondria del hígado se prepara solo al oler o ver la comida 

    La investigación, publicada en la prestigiosa revista Science, revela que estas adaptaciones mitocondriales son mediadas por una fosforilación previamente no caracterizada en una proteína mitocondrial, una modificación crucial para regular la actividad proteica. Además, se encontró que esta fosforilación afecta la sensibilidad del hígado a la insulina, proporcionando nuevas perspectivas para el tratamiento de la diabetes tipo 2.

    La Dra. Sinika Henschke, primera autora del estudio, explica: "Nuestros hallazgos muestran cuán rápidamente se produce esta adaptación en las células hepáticas en respuesta a la estimulación visual y olfativa de la comida. Es fascinante cómo la percepción sensorial de los alimentos puede influir en los procesos metabólicos en el cuerpo humano".

    El Prof. Jens Brüning, director del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo, agrega: "Comprender estos mecanismos es crucial, especialmente considerando que la sensibilidad a la insulina está alterada en la diabetes mellitus tipo 2. Estos hallazgos abren nuevas vías para el desarrollo de terapias más efectivas para esta enfermedad".

    Células nerviosas son encargadas de esta tarea

    Las neuronas POMC (proopiomelanocortina) son un grupo de células nerviosas ubicadas en el cerebro, específicamente en una región conocida como el hipotálamo. Estas neuronas juegan un papel crucial en la regulación del apetito, el metabolismo y la ingesta de alimentos.

    Cuando vemos y olemos comida, nuestras neuronas POMC se activan rápidamente en cuestión de segundos. Esta activación es una respuesta directa a los estímulos sensoriales relacionados con la comida y es una señal clave para el cuerpo de que se aproxima la ingesta de nutrientes.

    Una vez activadas, las neuronas POMC envían señales al hígado para que se prepare ante la llegada de los nutrientes entrantes. Esta señalización al hígado es esencial para adaptar el metabolismo del cuerpo y garantizar una respuesta adecuada a la ingesta de alimentos.

    Esto sugiere que las neuronas POMC tienen un papel central en la regulación del metabolismo hepático y en la preparación del hígado para la digestión y metabolización de los nutrientes, incluso antes de que ocurra la ingesta real de alimentos.

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