Descubren que el insomnio en adultos mayores podría ser signo temprano de delirium y otras complicaciones

Durante el Congreso Anual de la Asociación Jalisciense de Médicos Internistas, se advirtió que el insomnio persistente en adultos mayores no solo afecta la calidad del sueño y la salud general, sino que puede ser un signo temprano de delirium.

Laura Guio

    Descubren que el insomnio en adultos mayores podría ser signo temprano de delirium y otras complicaciones


    La detección oportuna y el tratamiento adecuado son esenciales para prevenir consecuencias graves como deterioro cognitivo y complicaciones hospitalarias.

    El insomnio es una queja frecuente en la población general, pero alcanza niveles especialmente preocupantes entre los adultos mayores.

     "Hasta 30 % de las personas manifiestan problemas para dormir, aunque solo un 6 % cumple con los criterios clínicos del DSM-5", se señaló en la conferencia Insomnio y delirium en el adulto mayor. En este segmento etario, las mujeres están más afectadas: hasta el 48 % reporta dificultades significativas para conciliar o mantener el sueño.

    Lo preocupante, explicaron los especialistas, es que este trastorno del sueño no debe verse como un síntoma aislado o una consecuencia "natural" del envejecimiento, sino como un posible indicador de enfermedades médicas o neurológicas subyacentes.

    Factores de riesgo múltiples y acumulativos

    Los expertos indicaron que los factores de riesgo para el insomnio en personas mayores son diversos. Incluyen desde condiciones ambientales (como el ruido, la temperatura o el tipo de cama), hasta aspectos sociales (como la falta de rutinas o el aislamiento) y médicos (como la apnea del sueño o el uso de medicamentos que alteran el patrón de sueño). Además, se destacan causas psiquiátricas como la ansiedad o la depresión, cuya relación con el insomnio es bidireccional.

    "El insomnio puede alterar el estado de ánimo, y a su vez, un trastorno emocional puede empeorar el sueño. Esta retroalimentación perpetúa el problema y deteriora el bienestar integral del paciente", se explicó.

    También se mencionó el Modelo de Spielman, que describe cómo el insomnio se mantiene en el tiempo por factores predisponentes (genéticos, psicológicos), precipitantes (como eventos estresantes) y perpetuantes (como actitudes y pensamientos disfuncionales sobre el sueño).

    Del insomnio al delirium: Una progresión silenciosa

    Uno de los datos más relevantes de la jornada fue la fuerte conexión entre el insomnio y el delirium, un trastorno agudo y grave del estado mental. Se estima que entre 10 % y 20 % de las hospitalizaciones en adultos mayores se relacionan con delirium, y hasta 50 % de los pacientes posquirúrgicos mayores de 65 años pueden desarrollarlo.

    "El delirium tiene implicaciones graves: incrementa hasta 20 veces el riesgo de demencia, y está asociado con mayor morbilidad y mortalidad hospitalaria", se advirtió. También se alertó que condiciones premórbidas, como insomnio no tratado o trastornos cognitivos leves, pueden predisponer a los pacientes a desarrollar delirium en el contexto quirúrgico, especialmente en cirugías cardiovasculares o traumatológicas como las de cadera.

    Diagnóstico clínico y tratamiento integral

    Los especialistas enfatizaron que una evaluación detallada del patrón de sueño es fundamental. Esta debe incluir preguntas sobre horarios de sueño, nivel de estrés, enfermedades crónicas, medicamentos actuales y síntomas emocionales.

    Respecto al tratamiento, la primera línea de manejo recomendada es la terapia cognitivo-conductual, una intervención no farmacológica con evidencia sólida.

     En casos donde esta no esté disponible o no funcione, se puede recurrir a medicamentos, pero con extrema precaución. El uso de benzodiacepinas, por ejemplo, debe ser limitado a no más de cuatro semanas debido al riesgo de caídas, fracturas y delirium.

    Durante la sesión, se planteó qué hacer cuando un adulto mayor con insomnio y ansiedad es evaluado para una cirugía. La recomendación fue clara: si hay síntomas cognitivos o emocionales previos, lo ideal es estabilizarlos antes de la intervención. 


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