El cortisol y la adrenalina mantenidos en niveles elevados deterioran progresivamente el endotelio vascular, creando un terreno fértil para la formación de coágulos y placas arteriales.
En el imaginario colectivo persiste la peligrosa noción de que los problemas cardiovasculares son exclusividad de adultos mayores, creencia que ha llevado a generaciones de hombres jóvenes a descuidar su salud cardíaca.
Sin embargo, la realidad epidemiológica pinta un panorama muy diferente, donde factores modernos como el estrés crónico, el sedentarismo tecnológico y los hábitos alimenticios poco saludables están adelantando la aparición de condiciones cardiovasculares.
"En la salud cardiovascular es importante estar atentos, porque todos estamos expuestos a sufrir complicaciones cardiovasculares como infartos cerebrales o infartos al corazón", advierte el doctor José Román, cardiólogo invasivo, reconociendo la universalidad del riesgo.
Su advertencia se basa en cómo los patrones de enfermedad han evolucionado en las últimas décadas, mostrando un preocupante incremento en eventos cardiovasculares en poblaciones cada vez más jóvenes.
Mientras que la conciencia sobre factores como hipertensión, diabetes y tabaquismo está relativamente extendida, existen otros elementos igualmente peligrosos que suelen pasar desapercibidos en la población masculina joven.
El experto explica: "Normalmente asociamos el fumar, la diabetes o la hipertensión, con complicaciones cardiovasculares. Sin embargo, cuando somos jóvenes nosotros pensamos como que a mí no me va a pasar nada".
Esta falsa sensación de seguridad la aumenta la naturaleza silenciosa de muchos de estos nuevos factores de riesgo, que van minando progresivamente la salud cardiovascular sin manifestar síntomas evidentes hasta que ocurre un evento grave.
"Tenemos el sedentarismo, tenemos la baja testosterona que va ocurriendo ya cuando llegas a los 50, 60 años y el estrés que es una de las condiciones que nosotros no tomamos en consideración".
En la era de la hiperconectividad y las exigencias laborales crecientes, el estrés ha dejado de ser una respuesta puntual para convertirse en un estado permanente para muchos jóvenes.
"Cuando hablamos del estrés nos referimos al estrés del trabajo, el estrés de la familia, el estrés de hacer las actividades de diario para cumplir con los tiempos", detalla el especialista al describir este fenómeno.
Lo que muchos no comprenden es que esta condición mantenida desencadena una cascada fisiológica importante: "crea una cadena de activación de hormonas que lo que hace es que la famosa adrenalina aumenta los procesos de inflamación, de disfunción del endotelio, el endotelio es lo que cubre esas arterias del corazón".
Este daño endotelial progresivo sienta las bases para eventos agudos como infartos, incluso en ausencia de otros factores de riesgo tradicionales.
La revolución digital ha traído consigo un estilo de vida radicalmente más sedentario, cuyas consecuencias cardiovasculares apenas comenzamos a comprender en toda su magnitud. El experto alerta sobre este fenómeno:
"En muchas ocasiones nosotros hablamos sobre la obesidad y el sedentarismo y es importante movernos, porque el sedentarismo está llegando como un 70 % de la población igual que la obesidad".
Lo más preocupante es que este riesgo existe independientemente del peso corporal, como explica el médico: "sin embargo porque uno no esté obeso, no significa que no tengas un aumento de riesgo cardiovascular, hay que mirar esa parte de la actividad física".
La recomendación es clara y alcanzable: "La recomendación es que nosotros tenemos que hacer actividad física al menos 30 minutos, 5 días la semana y un esfuerzo moderado", siendo este último concepto definido técnicamente como "un esfuerzo donde el corazón vaya con una rapidez, se vaya agitando para tratar de capturar esa actividad que tú estás haciendo, a un 60 % o un 80 % de un esfuerzo que uno puede predecir".
Ahora bien, el declive hormonal masculino, tradicionalmente asociado sólo con aspectos sexuales, muestra una conexión evidente con la salud cardiovascular. "La disminución de la testosterona en el cuerpo masculino puede influir en tener un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares", explica el especialista.
Sin embargo, aclara que "la testosterona baja no está científicamente comprobada de que sea la causante principal del problema cardiovascular, pero sí que influye y añade mayor riesgo para tener estas complicaciones".
Esto es importante para entender que si bien la terapia de reemplazo hormonal puede ayudar en algunos casos ("el poder reemplazar a unos niveles normales, ya bajo una recomendación de un especialista, que es el endocrinólogo, pues puede disminuir este proceso de complicaciones"), el ejercicio sigue siendo la clave para la prevención, ya que "ayuda a revertir ese proceso o hormonal de la testosterona".
Los trastornos del sueño, particularmente la apnea obstructiva, es otro factor cardiovascular subdiagnosticado en hombres jóvenes. El especialista describe el escenario típico: "En ocasiones nosotros recibimos la queja de que la esposa se dice que mira mi marido, se pasa roncando, se duerme en todos lados, que está siempre bien cansado, puede tener problemas de disfunción eréctil, entre otras cosas".
El mecanismo fisiopatológico es claro:, pues en palabras del experto "La apnea del sueño es una condición en la que el nivel de oxígeno disminuye cuando estás durmiendo, por lo tanto no descansas bien y aumenta el riesgo cardiovascular".
Las consecuencias son graves y multifacéticas: "aumenta el riesgo de fibrilación atrial, aumenta el riesgo de tener alta presión, entre otras cosas como también aumentar los niveles de estrés y de inflamación que promueve futuramente, podemos decir, hipertensión pulmonar o infarto al corazón".
"Yo entiendo que la educación es clave y debemos estar repasando ciertas condiciones para crear conciencia entre los hombres, tenemos que cuidarnos, tenemos que valorarnos", asegura.
"Nosotros queremos tener una mejor calidad de vida para poder dar mejor servicio a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestra esposa, en nuestro trabajo, dar lo mejor de nosotros, pero sin salud, nosotros no podemos lograr eso", concluye el cardiólogo.