Epigenética masculina: ¿Cómo los hábitos y la edad afectan la salud de la descendencia?

El esperma masculino no solo transmite ADN, sino también marcas epigenéticas que pueden activarse o silenciarse según el estilo de vida del hombre, afectando directamente la salud física y neurológica de sus hijos.

Mariana Mestizo Hernández

    Epigenética masculina: ¿Cómo los hábitos y la edad afectan la salud de la descendencia?

    La epigenética masculina se refiere a los cambios en la expresión génica que se producen en el esperma como consecuencia del entorno, el estilo de vida o incluso la edad del padre. Aunque no modifican la secuencia del ADN, estos cambios pueden alterar la función del espermatozoide y, en algunos casos, influir en la salud de la descendencia.

    Para entender mejor este concepto, el Dr. Ignacio Zarante, director del servicio de Genética del Hospital Universitario San Ignacio, propone una analogía que permite aterrizar la idea.

    "Digamos, inicialmente hagamos una analogía. Pensemos en un libro, en donde el libro tiene varios capítulos. La genética sería el orden de las letras del libro, y eso es lo que hacemos nosotros hoy en día en genética, que es secuenciar, esa es la palabra técnica, en donde sabemos cuál es el orden de las letras. Y esa es la información genética que nosotros transmitimos".

    Desde esta perspectiva, cobra especial relevancia el rol del padre antes de la concepción, pues factores como el estrés, la alimentación o la exposición a sustancias pueden dejar una marca que va más allá del ADN y tener efectos en la vida futura del hijo o la hija.

    "Cuando yo leo un libro, puedo hacerlo con diferentes entonaciones. Una misma frase, si la leo emocionado o triste, cambia completamente su sentido. Eso sería la epigenética, porque aunque son las mismas letras, el tono y el contexto pueden modificar el significado de lo que se transmite. En biología ocurre algo similar: el orden de las letras es la genética, y la epigenética son modificaciones químicas que hacen que los genes se prendan o se apaguen", añade.

    ¿Cómo los hábitos paternos pueden marcar la herencia?

    Estas alteraciones en la expresión génica pueden estar determinadas por elementos del entorno como el consumo de alcohol, el tabaquismo o la exposición a sustancias tóxicas. A partir de allí, señala el experto, el cuerpo puede producir más o menos proteína, lo que repercute directamente en su funcionamiento y, potencialmente, en la salud de la descendencia.

    Por otra parte, el especialista destaca que ya existen pruebas sólidas que vinculan ciertos hábitos con alteraciones en los mecanismos epigenéticos. La dieta, el consumo de alcohol o tabaco, así como el estrés sostenido, pueden influir directamente en la programación de los genes del esperma. Estas modificaciones no solo afectan al individuo, sino que pueden ser heredadas por la descendencia.

    Al respecto, señala que "en el hombre, ese hábito del tabaquismo o el estrés crónico, por ejemplo, hombres que viven muy estresados por su trabajo o por las condiciones en las que viven, puede cambiar entonces esa programación epigenética de los genes, y eso podría transmitirse a sus hijos".

    Un ejemplo citado con frecuencia es el de la hambruna en los Países Bajos en 1944, un evento que permitió observar cómo los cambios epigenéticos generados por condiciones extremas en los padres se manifestaron en las generaciones siguientes. 

    De manera similar, estudios recientes sugieren que el consumo de alcohol por parte del padre también puede alterar los patrones epigenéticos, con posibles consecuencias en la expresión génica de los hijos. 

    La edad paterna como factor de riesgo

    A su vez, el Dr. Zarante enfatiza que la edad también juega un papel clave en la transmisión epigenética. Si bien las condiciones sociales y culturales han llevado a muchas personas a retrasar la paternidad y la maternidad, diversas investigaciones advierten sobre los posibles riesgos de concebir a edades avanzadas.

    "Hoy en día lo que proponemos es que los humanos tengamos hijos lo más temprano posible, pero a veces, por diferentes razones sociales y culturales, se pospone esa maternidad y esa paternidad. Hay mucha discusión en la literatura sobre cuáles serían los límites de edad, pero en general podemos pensar que por encima de los sesenta años, y en otros trabajos por encima de los sesenta y cinco, empieza a haber un riesgo mayor de que ese padre pueda transmitir problemas tanto genéticos como epigenéticos".

    Ese tipo de alteraciones, que se originan en los espermatozoides del padre, han sido asociadas con un mayor riesgo de ciertas enfermedades en la descendencia. Si bien no existe un límite único, el consenso más amplio en la literatura científica establece un punto de corte alrededor de los 65 años.

    Una ventana para cambiar el futuro: la plasticidad epigenética

    En ese mismo sentido, el especialista señala que los hombres, a diferencia de las mujeres, tienen una ventaja biológica importante: la posibilidad de modificar las marcas epigenéticas a través de cambios en el estilo de vida, incluso antes de concebir. Mientras que las mujeres nacen con una cantidad limitada de óvulos, los hombres producen espermatozoides de manera continua durante gran parte de su vida reproductiva.

    "Las mujeres nacen con sus óvulos ya listos, ya contados, y esos óvulos se acaban. Es muy diferente a los hombres, porque los hombres producimos espermatozoides en general de forma infinita durante toda la vida. Entonces, si un hombre tiene una dieta inadecuada o, por ejemplo, un estrés muy importante y cambia ese hábito, los espermatozoides que se van a producir en el futuro podrían tener marcas epigenéticas ya normales".

    Preparación consciente

    De acuerdo con el especialista, conductas como la práctica regular de ejercicio, la pérdida de peso o una alimentación balanceada pueden contribuir a normalizar esas marcas epigenéticas. En ese sentido, adoptar hábitos saludables no solo representa una inversión en bienestar individual, sino también en la salud futura de las generaciones por venir.

    Asimismo, el experto enfatiza la importancia de anticipar las decisiones reproductivas con suficiente tiempo. Recomienda que las parejas interesadas en concebir empiecen a preparar su cuerpo y su entorno con al menos un año de antelación, ya que algunos de los cambios necesarios, como dejar el alcohol, el tabaco o modificar la dieta, requieren un proceso gradual.

    "Nosotros en general siempre recomendamos a las parejas que nos consultan antes de tener hijos que esas decisiones se tomen por lo menos un año antes de quedar en embarazo, porque seguramente en la pareja van a tener que cambiar muchas cosas. Estos cambios de los que estamos hablando, como consumo de alcohol, consumo de tabaco, de dieta, se recomienda que se hagan por lo menos seis meses antes de quedar en embarazo".

    Metilaciones y "switches": ¿Cómo se activan o silencian los genes?

    En cuanto a los mecanismos epigenéticos involucrados en la transmisión paterna, el doctor explica que no se trata de alteraciones en la secuencia del ADN, sino de procesos químicos que regulan su expresión. 

    Entre ellos, menciona las metilaciones y las modificaciones de histonas, que funcionan como interruptores biológicos que activan o silencian genes específicos. Estas sustancias químicas se fijan directamente sobre el ADN y pueden aumentar o disminuir la producción de ciertas proteínas, lo que a su vez influye en funciones corporales y en el riesgo de desarrollar enfermedades.

    Enfermedades asociadas con alteraciones epigenéticas paternas

    Por ello, cuando se trata de enfermedades o condiciones relacionadas con alteraciones epigenéticas heredadas del padre, ya sea durante la infancia o en etapas posteriores de la vida del hijo, el panorama empieza a ser cada vez más claro desde la investigación genética.

    "Hay enfermedades con evidencias muy robustas que se producen por desórdenes epigenéticos. Una de las más conocidas es el síndrome de Beckwith-Wiedemann, en el que los niños nacen con sobrepeso y problemas en genes de crecimiento. También está el síndrome de Angelman, donde los genes que se prenden o apagan provienen del padre y pueden generar retardo mental y otras características", explica.

    Además de estos casos específicos, existen otras condiciones para las cuales no se ha comprobado una relación causal, pero sí se han identificado asociaciones relevantes. El aumento de la edad paterna y hábitos como el tabaquismo, el consumo de alcohol o una dieta inadecuada se han relacionado con un mayor riesgo de trastornos del espectro autista, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. 

    Aunque la evidencia aún se está consolidando, cada vez hay mayor consenso en torno a la influencia del estado de salud del padre sobre la salud de sus futuros hijos.

    Más allá del ADN: el esperma como mensajero epigenético

    Además, el especialista resaltó el papel que cumple el esperma como portador de información epigenética, más allá del ADN como tal. En contraste con la idea clásica de que los genes se heredan al azar, como se enseña en la genética mendeliana, la epigenética ha demostrado que el origen parental sí importa.

    "En biología nos enseñaban que no importaba de qué padre venían los genes, pero con la epigenética hemos aprendido que sí importa si vienen del padre o de la madre. Por ser hombre, tengo un patrón de metilación específico, que prende y apaga ciertos genes de forma distinta a como lo hace una mujer".

    Este patrón masculino puede verse alterado por factores como el consumo de alcohol, una dieta rica en grasas o el estrés crónico. Cuando estos hábitos afectan la programación epigenética del esperma, aumentan las probabilidades de que la descendencia herede ciertas condiciones de salud previamente vinculadas con estos cambios.

    Como reflexión final, el doctor Zarante insistió en la importancia de la planificación reproductiva como una herramienta clave para prevenir riesgos en la salud de los hijos, incluso antes de la concepción.

    "Lo primero que les recomendamos a todas las personas, tanto a los padres como a las madres, es: piensen y planeen el embarazo. Quedar en embarazo inadvertidamente hace que no podamos prevenir muchas enfermedades, no solo genéticas o congénitas, sino también otras muy frecuentes. Por eso, lo ideal es que cuando una pareja quiera tener un hijo, se prepare: que consulte al médico, revise su peso, sus hábitos de dieta y el consumo de sustancias como el alcohol o el tabaco".



    Más noticias de Genética