El impacto de los disturbios emocionales en la rehabilitación de sobrevivientes de ACV en Puerto Rico

La investigación revela que los trastornos de ansiedad y depresión afectan significativamente a los pacientes post-ACV en Puerto Rico, con un 71.67% mostrando sintomatología al ingreso.

Katherine Ardila

    El impacto de los disturbios emocionales en la rehabilitación de sobrevivientes de ACV en Puerto Rico

    En el ámbito de la salud pública, los disturbios emocionales han sido reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema que afecta la calidad de vida de las poblaciones. 

    Particularmente, en el caso de los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares (ACV), estas condiciones adquieren una relevancia aún mayor debido a su impacto en el proceso de rehabilitación. 

    Como bien señala María Quiñones en su investigación, "los disturbios emocionales son conocidos por la Organización Mundial de la Salud como un problema de salud pública donde los más comunes son la ansiedad y la depresión".  

    La ansiedad, caracterizada por "un miedo o una preocupación excesiva que puede provocar una discapacidad funcional", y la depresión, definida como "un estado de ánimo con sentimientos relacionados a tristeza por un periodo constante de al menos dos semanas", son dos de los principales desafíos en la recuperación de estos pacientes. 

    En Puerto Rico, esta problemática se ha agudizado en años recientes. Según datos del Departamento de Salud, "luego de la pandemia del COVID hubo un aumento con respecto a la ansiedad de un 26% y con respecto a la depresión con un 28%", cifras que reflejan la magnitud de este fenómeno en la isla.  

    El contexto de los ACV y su relación con la salud mental  

    Para comprender cabalmente esta problemática, es necesario contextualizar lo que representan los accidentes cerebrovasculares:

    Estos pueden ocurrir "por un bloqueo del flujo sanguíneo en las arterias del cerebro, específicamente este se conoce como el ACV isquémico y si ocurre un rompimiento de esas arterias o hay un sangrado en el cerebro se conoce como un ACV hemorrágico". 

    Según indica la investigación, "los ACV o los CBA son la tercera causa de muerte en Estados Unidos y es la principal causa de invalidez, mientras que en Puerto Rico es la sexta causa de muerte y la primera causa de discapacidad", lo que los convierte en un asunto prioritario para el sistema de salud.  

    Las unidades de rehabilitación, conocidas como Inpatient Rehabilitation Facilities, juegan un papel fundamental en la recuperación de estos pacientes. 

    Estas son "hospitales o unidades que cuentan con programas de rehabilitación intensos donde los pacientes que están admitidos deben de tolerar al menos tres horas de servicios terapéuticos de forma diaria". 

    Sin embargo, como revela el estudio, existe una preocupante conexión entre los disturbios emocionales y los resultados de la rehabilitación, ya que "a estos pacientes se les dificulta abordar angustias emocionales y que eso está asociado con hospitalizaciones más prolongadas, resultados pobres a nivel funcional y una mortalidad más alta". 

    Metodología y hallazgos principales del estudio  

    La investigación, aprobada por el IRB de la Escuela de Medicina San Juan Bautista, se desarrolló como un estudio cohorte prospectivo que analizó a pacientes en tres unidades de rehabilitación puertorriqueñas. Como explica la autora, "la mediana de edad fue de 68.5, la media del grupo femenino fue de 69.06 años, el grupo masculino fue de 65.32", lo que muestra un perfil demográfico claramente definido.  

    Entre los hallazgos más relevantes se destaca que "el 71.67% de los pacientes de la muestra tienen un nivel alto del apoyo social, solamente el 6.67 mostró un apoyo social bajo", dato que resulta fundamental para entender los factores protectores en estos casos. 

    Factores protectores y de riesgo identificados  

    El análisis de los datos reveló patrones interesantes en cuanto a los factores que influyen en la recuperación emocional de los pacientes. Por un lado, se encontró que "el apoyo social en ambos momentos con un negativo 0.33 y negativo 0.36, eso nos quiere decir que a mayor percepción de apoyo social, menores niveles de ansiedad y depresión", lo que confirma la importancia crucial de las redes de apoyo en el proceso de rehabilitación.  

    Por otro lado, un hallazgo sorprendente fue que "la participación en intervenciones no tradicionales se asoció a mayor severidad emocional", lo que sugiere que estos pacientes podrían estar presentando "una mayor carga emocional al inicio" de su tratamiento. 

    Como explica la estudiante, "quienes tenían síntomas en la admisión tendieron a mantenernos al momento del alta", indicando la persistencia de estos problemas a lo largo del proceso.  

    Recomendaciones y conclusiones  

    Los hallazgos del estudio tienen importantes consecuencias para el manejo de pacientes post-ACV. Como se recomienda: "la salud emocional debe evaluarse sistemáticamente en este tipo de programas". 

    Además, se deja en evidencia la necesidad de "continuar fomentando las redes de apoyo", ya que los datos demuestran claramente su efecto positivo. La investigación concluye con un llamado a implementar "enfoques holísticos para poder cubrir necesidades físicas y emocionales", integrando todos los aspectos del bienestar en los programas de rehabilitación.



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