"Acompañar pacientes en sus momentos más difíciles es una responsabilidad, pero también es un privilegio"

En una emotiva conversación con Revista MSP, el Dr. Lemuel Martínez, infectólogo, compartió los momentos clave que forjaron su vocación médica. Desde sus días como niño, hasta convertirse en especialista.

Katherine Ardila

    Acompañar pacientes en sus momentos más difíciles es una responsabilidad, pero también es un privilegio

    Desde muy pequeño, el Dr. Lemuel Martínez, experimentó de cerca el mundo de la medicina, pero no como un observador distante, sino como un paciente recurrente. Sus frecuentes crisis de asma lo llevaron a pasar largas horas en consultorios y hospitales, donde los médicos se convirtieron en figuras familiares. 

    "Yo fui un niño bastante enfermizo, tuve unos episodios donde el asma me atacaba y era bien difícil para mi familia... ese contacto usual en esas exacerbaciones con muchos médicos fue algo en esencia positivo... comencé a ver a estas personas que se dedican todo el tiempo a ayudar."

    Pero no fue solo su propia salud la que lo acercó a la medicina. Un incidente traumático en su familia terminó por consolidar su respeto por la profesión. Cuando tenía alrededor de ocho años, su madre fue impactada por una bala perdida, sufriendo una grave lesión. 

    "El personal de salud, enfermeros, médicos, cirujanos, todos fueron bien proactivos manejando a mi madre y salvándole la vida", relata. "Eso me marcó mucho, ver cómo ellos pueden salvar a un ser querido".  

    Entre la ingeniería y el llamado de la medicina  

    Aunque su inclinación por la medicina estaba presente desde la infancia, al llegar a la adolescencia, el Dr. Lemuel comenzó a dudar. Sus habilidades en matemáticas lo llevaron a considerar otras carreras, como la ingeniería industrial, que prometían estabilidad económica sin el mismo nivel de sacrificio. De hecho, fue admitido en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez para estudiar esa disciplina.  

    Pero un encuentro casual en la iglesia cambió su perspectiva, pues mientras conversaba con un familiar sobre su experiencia como ingeniero, este le confesó algo inesperado: "Si él pudiese ir para atrás, hubiera estudiado música". 

    Esa confesión, resonó profundamente en el joven Lemuel. "No por el hecho de la música, sino como él hablaba de ese tema con mucha pasión", explica. "Ese momento me marcó grandemente porque comprendí que la persona, aunque económicamente estaba bien, siempre se le quedó esa espinita", menciona que gracias a es conversación, tomó una decisión:

    "Fue un momento donde yo abrí los ojos y dije: yo tengo que estudiar medicina porque realmente esto es lo que a mí me llama".

    De las ciencias naturales a la biología humana

    El experto comenta a la Revista MSP, qué, al ingresar a la universidad, inicialmente optó por ciencias naturales, pero pronto sintió que algo faltaba. "Cuando cogía botánica o zoología, sentía cierto vacío", confiesa. Fue entonces cuando descubrió el bachillerato en Biología Humana en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Bayamón, un programa más alineado con sus intereses médicos

    "Ese fue el segundo gran paso en mi vida", afirma. Aunque las clases eran más difíciles, la motivación era distinta: "Era lo que yo estaba buscando, lo que me interesaba estudiar".  

    El encuentro con la infectología: Un desafío

    Durante su formación en la Universidad Central del Caribe, el Dr. Lemuel notó que ciertos temas, como los antibióticos y la microbiología, le resultaban especialmente complejos. En lugar de evitarlos, decidió enfrentarlos. "Cuando empecé a estudiar la parte de antibióticos, sentía que no los dominaba... Eso me llevó a buscar más información, libros de microbiología, y cada vez me interesaba más.

    Esa curiosidad lo condujo hacia la infectología, un campo en el que hoy es experto.  

    Ciertamente, el doctor reconoce que la profesión médica es exigente y emocionalmente desgastante, pero también un privilegio. "Acompañar a los pacientes en sus momentos más difíciles es una responsabilidad, pero es un privilegio grande", dice. "El estar al lado de los pacientes que tienen alguna afección, un sufrimiento, significa no solamente ser el médico, ser el psicólogo, ser el amigo, ser la persona que le explica lo que está pasando, lo que va a pasar".

    El infectólogo menciona que "uno siempre lleva a los pacientes en la mente para todos lados", por lo que para mantener el equilibrio entre su vida personal y su trabajo, prioriza el apoyo familiar, la meditación y el ejercicio. "Para poder seguir ayudando por muchos años, parte de mi responsabilidad es cuidarme, tanto en la salud emocional como en la física... sin el apoyo familiar, uno no puede", reflexiona.  

    Un mensaje para los futuros médicos

    Finalmente, para los jóvenes que hoy se debaten entre seguir el camino de la medicina o elegir otras profesiones, el Dr. Lemuel aconseja desde una perspectiva humana, nacida de su propia experiencia. Reconoce que en la actualidad, los estudiantes enfrentan presiones únicas: "Estamos en unos tiempos que yo creo que para la juventud es bien retante, porque la vida cada vez siento que es más rápida".

    "Cada cual tiene unas habilidades, cada cual tiene unas fortalezas... cuando uno está inclinado en la ciencia y la medicina, uno puede ver el camino largo y tedioso y asustarse, y eso es normal". Sin embargo, "si ese es el llamado y la semilla que uno tiene en su corazón, debe seguirla", concluye.



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