Sensores, escáneres faciales y big data: Los avances de IA en la detección y tratamiento del párkinson

Aunque el parkinson sigue siendo una enfermedad sin cura, el desarrollo de herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial y los sensores de movimiento están revolucionando su diagnóstico y tratamiento.

Laura Guio

    Sensores, escáneres faciales y big data: Los avances de IA en la detección y tratamiento del párkinson

    El párkinson afecta a más de 10 millones de personas en el mundo, por lo cual, el diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en el pronóstico de la enfermedad. La ciencia sigue avanzando en búsqueda de mejores herramientas para detectar, tratar y manejar esta enfermedad.

    Por lo mismo, en una entrevista exclusiva del programa Expertos en Salud, el Dr. Gabriel Arango, y la Dra. Claudia Moreno, ambos neurólogos y especialistas en trastornos del movimiento, abordan la enfermedad del Parkinson y el rol de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial en el abordaje integral de esta condición.

    Una enfermedad sin cura, pero con posibilidades de tratamiento personalizado

    "El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa", explicó la Dra. Claudia Moreno. "Esto quiere decir que las personas con párkinson vienen predispuestas a que en algún momento de su vida van a empezar a afectarse las neuronas dopaminérgicas antes que las otras".

    Esta pérdida de dopamina produce los síntomas característicos de la enfermedad, como la bradicinesia, la rigidez muscular o el temblor en reposo. "No todos los pacientes con párkinson tiemblan", aclara la neuróloga. "Solamente un 70%, y hay un 30% que es más rígido a kinetico".

    Aunque actualmente no existe cura para la enfermedad, los especialistas destacan la importancia de un diagnóstico oportuno para retrasar su progresión y mejorar la calidad de vida. 

    "Es una enfermedad progresiva que va a tener diferentes etapas a lo largo del tiempo. Tenemos que estar evolucionando y vigilando para ir haciendo los diferentes tratamientos", puntualizó la Dra. Moreno.

    El diagnóstico sigue siendo clínico

    "El diagnóstico de la enfermedad hoy en día es clínico", explicó el Dr. Gabriel. "Depende del examen físico y de la historia clínica que uno genere".

    Esta dependencia de la observación subjetiva representa un gran reto, ya que la enfermedad suele empezar de forma asimétrica y con síntomas sutiles. 

    "Generalmente lo hacemos comparando ambas manos del paciente para ver que una está más lenta que la otra", dijo el Dr. Arango, quien enfatiza que "si tuviéramos herramientas como detectores de movimiento e inteligencia artificial, podríamos detectar esa lentificación un poco más temprano".

    Además, el especialista advirtió que los síntomas motores pueden tardar años en aparecer. "Probablemente lleve en el cerebro dando vueltas por lo menos unos 10 o 20 años previos a que se pueda diagnosticar clínicamente", dijo.

    Vea programa completo aquí:

    Inteligencia artificial y sensores: Avances que ya son una realidad

    En ese contexto, las nuevas tecnologías ofrecen un horizonte esperanzador. La inteligencia artificial y los sensores de movimiento ya están siendo utilizados para detectar cambios sutiles en la movilidad de los pacientes.

    "Hay dispositivos que se colocan en las manos y que empiezan a medir la velocidad del movimiento, comparando un lado con el otro", explicó la Dra. Moreno. También mencionó el uso de "escáneres faciales que ayudan a mirar la hipomimia y la rigidez facial", lo que permite observar de manera objetiva la evolución del paciente.

    Uno de los desarrollos más útiles en etapas avanzadas de la enfermedad son los detectores de fluctuaciones motoras. "Cuando la levodopa ya no dura tanto tiempo, los pacientes empiezan a tener movimientos involuntarios conocidos como disquinesias. Con estos sensores podemos saber cuántas horas el paciente estuvo en 'on' (con efecto del medicamento), cuántas en 'off', y si tuvo caídas", explicó la Dra. Claudia.

    Este tipo de información, generada por dispositivos portátiles, permite a los médicos ajustar con precisión el tratamiento. "Ya no necesitamos que el paciente nos diga ´me pasó esto´, sino que el sensor nos dice: ´su paciente tuvo este perfil de fluctuaciones durante tantas horas´", añadió.

    Medicina personalizada

    Otro ámbito en el que la tecnología está aportando grandes avances es el del big data y los estudios genéticos. "Hay muchos estudios corriendo ahora de mapas genéticos de la enfermedad en diferentes regiones del mundo", señaló la Dra. Claudia.

    Esta información, combinada con datos sobre la respuesta de los pacientes a los medicamentos, "puede ayudar en un futuro a tomar decisiones más personalizadas para el paciente", destacó. "Yo creo que es hacia donde se mueve la medicina en general: hacia una medicina más personalizada".




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