La linfadenitis tuberculosa cervical, también conocida como escrófula, es la forma más común de tuberculosis extrapulmonar y suele ser causada por Mycobacterium tuberculosis.
Un hombre de 26 años, previamente sano, presentó inflamación en el cuello derecho desde hace un mes.
La inflamación aumentó progresivamente durante una semana, volviéndose roja y dolorosa, sin presentar disfagia ni odinofagia. El paciente negó fiebre reciente, infecciones de las vías respiratorias altas, síntomas B (pérdida de peso, sudoración nocturna, fiebre) o síntomas constitucionales.
Tampoco refirió contacto reciente con personas enfermas, viajes, mascotas ni contacto con animales. Además, niega comportamientos de alto riesgo y no es fumador.
A pesar de haber visitado múltiples clínicas en el mes anterior y de haber completado dos cursos de antibióticos, la inflamación del cuello persiste.
En la exploración, el paciente se encontraba afebril, sin signos de sepsis y cómodo en ambiente normal. Se observó una tumefacción supraclavicular derecha de 5×6 cm, fluctuante, sin punctum visible, sensible y de aspecto eritematoso.
Además, se palparon múltiples ganglios linfáticos mate, firmes y no sensibles en el nivel II del lado derecho del cuello. No se palpaban otros ganglios linfáticos ni signos de hepatomegalia o esplenomegalia. La auscultación pulmonar fue clara y simétrica.
Los análisis sanguíneos no presentaron hallazgos significativos, pero la velocidad de sedimentación globular (VSG) estaba elevada a 53 mm/hora.
La aspiración con aguja fina bajo analgesia local produjo pus franco, que fue enviado para cultivo y sensibilidad, así como para la búsqueda de bacilos acidorresistentes (BFA). En el pus se observaron bacilos ácido-alcohol resistentes (BSA), lo que permitió establecer el diagnóstico de linfadenitis tuberculosa cervical.
La prueba de Mantoux fue positiva, con una induración de 17 mm, y la radiografía de tórax no mostró hallazgos anormales. Además, se encontraron BSA en esputo.
Estos hallazgos confirmaron la sospecha clínica de tuberculosis extrapulmonar, específicamente linfadenitis tuberculosa.
El paciente fue referido al servicio de neumología para completar el estudio de la tuberculosis (TB) y comenzar el tratamiento antituberculoso. Se inició un régimen de quimioterapia combinado con rifampicina, isoniazida, pirazinamida y etambutol, durante un período de 6 meses.
Antes de iniciar la quimioterapia, se realizaron estudios complementarios, incluyendo un hemograma completo, perfil renal, pruebas de función hepática, cribado viral, frotis de BSA en esputo, prueba de Mantoux y radiografía de tórax, para evaluar el estado general del paciente y confirmar la ausencia de afectación pulmonar.
La linfadenitis tuberculosa cervical, también conocida como escrófula, es la forma más común de tuberculosis extrapulmonar y suele ser causada por Mycobacterium tuberculosis, aunque también se han descrito casos producidos por micobacterias atípicas como Mycobacterium avium y Mycobacterium kansasii, especialmente en niños.
Esta condición generalmente se presenta sin síntomas sistémicos, como ocurrió en este caso (Karleen C, Saniasiaya J. BMJ Case Rep 2021), y la tumefacción en el cuello es la manifestación más frecuente.
El diagnóstico definitivo se realiza a través de la tinción de Ziehl-Neelsen para la identificación de bacilos ácido-alcohol resistentes (BFA) y cultivo para micobacterias, herramientas diagnósticas cruciales.
En algunos casos, como en este paciente, la aspiración con aguja fina (FNAC) es útil para obtener material diagnóstico con alta sensibilidad y especificidad. Sin embargo, si la tinción de Ziehl-Neelsen es negativa, el cultivo puede aún detectar micobacterias, lo que podría requerir una segunda muestra o una biopsia tisular.
El diagnóstico diferencial de linfadenitis cervical incluye diversas condiciones, que van desde etiologías benignas hasta malignas. Algunas de las más relevantes son:
- Linfadenopatía bacteriana, que suele ir acompañada de síntomas sistémicos como fiebre, malestar y pérdida de peso, y responde a antibióticos.
- Linfoma, en el que los pacientes presentan síntomas B y adenopatías más generalizadas.
- Carcinoma metastásico de cabeza y cuello asociado con lesiones cutáneas o síntomas otorrinolaringológicos.
- Enfermedad de Kikuchi (linfadenitis necrotizante histiocítica), que presenta una linfadenopatía cervical indolora y es una enfermedad autolimitada, especialmente en mujeres jóvenes.
El pronóstico de la linfadenitis tuberculosa cervical es favorable si se sigue el tratamiento adecuado y se mantiene un seguimiento regular.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que, después de completar el tratamiento, puede haber ganglios linfáticos residuales en un 15-30% de los pacientes.
Estos ganglios no indican necesariamente un fracaso del tratamiento y pueden estar relacionados con una reacción paradójica. Por lo tanto, es crucial realizar un seguimiento estrecho de estos ganglios, considerando la posibilidad de repetir pruebas microbiológicas en caso de persistir o aumentar su tamaño.
Además, el creciente problema de la resistencia a los medicamentos antituberculosos resalta la importancia de un diagnóstico temprano y un manejo adecuado para evitar complicaciones graves.