El mosquito Aedes aegypti, principal vector del dengue, también puede transmitir la fiebre amarilla en contextos urbanos, aunque en Colombia no se han confirmado casos de transmisión urbana hasta la fecha.
Desde noviembre de 2024, Colombia ha registrado un aumento significativo en los casos de fiebre amarilla. Lo más preocupante ha sido la aparición de contagios en zonas donde esta enfermedad no es endémica, como los departamentos de Tolima y Huila. Durante 2025, la situación se agravó progresivamente, lo que llevó al Ministerio de Salud a declarar la emergencia sanitaria en abril.
Aunque se conocen regiones del país donde la fiebre amarilla es endémica, el comportamiento reciente encendió las alarmas. "El Ministerio de Salud, en abril de 2025, hace la declaratoria de emergencia sanitaria", explicó el Dr. Fernando Rosso, infectólogo de la Fundación Valle del Lili.
Asimismo, el especialista indicó que la fiebre amarilla suele encontrarse en zonas selváticas, donde el virus circula entre primates no humanos y mosquitos infectados. En ese entorno, la transmisión al ser humano es eventual y afecta principalmente a quienes ingresan a esas áreas. Esta dinámica justifica que ciertas regiones sean consideradas endémicas y que, por tanto, tanto residentes como visitantes deban estar vacunados contra la enfermedad.
"La nueva situación ahora es que empezaron a presentarse casos distantes de esas zonas en donde ocurre el ciclo selvático", añade. Este fenómeno abre la posibilidad de que el virus se traslade a contextos urbanos a través de vectores comunes en las ciudades.
El experto también destacó que el mosquito responsable de la transmisión de la fiebre amarilla en contextos urbanos es el Aedes aegypti, el mismo vector del dengue. Esta posibilidad ha encendido las alertas, aunque hasta la fecha no se ha confirmado ningún caso de transmisión urbana en el país. No hay evidencia de que el virus esté circulando activamente en ciudades colombianas, pero el riesgo latente motivó la declaratoria de emergencia sanitaria.
"Ante el potencial riesgo de que pueda ocurrir un ciclo urbano de transmisión de fiebre amarilla, el Ministerio toma la decisión de la declaratoria de emergencia, lo que facilita que se tenga más cuidado en las zonas de alto riesgo para evitar que los casos lleguen a las ciudades", explicó el Dr. Fernando Rosso.
Como parte de las acciones de contención, el Ministerio de Salud ha delimitado zonas de alto riesgo, donde se adelantan labores intensivas de búsqueda activa de casos, se han impuesto restricciones de ingreso y se ha hecho obligatoria la vacunación de todas las personas que permanezcan o transiten por estos territorios.
Por ahora, las principales ciudades del país no se encuentran dentro del mapa de riesgo, ya que el Aedes aegypti suele habitar en zonas por debajo de los 1.100 metros sobre el nivel del mar. En ese sentido, las regiones ubicadas por encima de esta altitud son consideradas de bajo riesgo por la ausencia del vector.
El Dr. Rosso también recalcó la importancia de mantener medidas preventivas en las zonas vulnerables. "La vacunación sigue siendo una de las estrategias más importantes para prevenir tanto la transmisión del virus como la enfermedad grave. En las zonas de alto riesgo, esta inmunización debe ser casi obligatoria, tanto para los residentes como para los turistas, ya que el biológico ha demostrado ser altamente efectivo para reducir la propagación del virus y las complicaciones graves de la fiebre amarilla", afirmó.
Respecto a la posibilidad de un ciclo urbano de transmisión, el infectólogo relató que, aunque los últimos casos de fiebre amarilla por transmisión urbana ocurrieron en 1929, la probabilidad sigue siendo baja, pero no nula.
"En años recientes, en Brasil, por ejemplo, en 2017 y 2018 hubo transmisión en zonas urbanas. En las regiones rurales de Brasil, particularmente en la zona de la Amazonía, los casos llegaron hasta las cercanías de São Paulo y Río de Janeiro", detalló.
A pesar de que la probabilidad es baja, el experto subrayó que de ocurrir, el impacto sería grave. Por ello, la declaratoria de emergencia sanitaria busca, entre otras cosas, sensibilizar a las alcaldías y gobernaciones para que implementen medidas de prevención y promoción.
"Una de las medidas de la declaratoria es sensibilizar a las alcaldías y gobernaciones para poder hacer todas las actividades de promoción, prevención, vigilancia epidemiológica, y fomentar la vacunación", comentó, añadiendo que es esencial llevar a cabo una vigilancia exhaustiva de los mosquitos, los primates no humanos y los casos humanos en las zonas de riesgo.
Además, el galeno resaltó que la vacuna contra la fiebre amarilla ya está incluida en el Plan Nacional de Vacunación, dentro del Programa Ampliado de Inmunización para los niños. "La vacuna contra la fiebre amarilla se administra como parte del calendario de vacunación normal, y la mayoría de las personas en Colombia deberían estar vacunadas", explicó.
En este contexto, el especialista mencionó que algunos grupos, como aquellos que viajan internacionalmente a países como Panamá, Brasil o Centroamérica, también suelen recibir la vacuna antes de sus viajes. Sin embargo, puntualizó que existen excepciones, especialmente en niños muy pequeños y adultos mayores, o en personas con ciertas condiciones de salud.
"Los niños menores de seis meses, debido a su sistema inmune inmaduro, no deben recibir la vacuna, al igual que las personas mayores o aquellos con enfermedades subyacentes que comprometen su sistema inmunológico", indicó el infectólogo.
A pesar de ser una de las vacunas más antiguas de la medicina moderna, altamente efectiva y segura, el Dr. Rosso destacó que la vacuna contra la fiebre amarilla contiene un virus vivo, lo que implica ciertos riesgos.
"Las vacunas de virus vivo requieren precauciones, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados, ya sea por enfermedades o por medicamentos inmunosupresores", aclaró.
El experto añadió que, independientemente del estado de salud o la edad de los pacientes, existen algunas restricciones para la vacunación, especialmente en personas alérgicas a la proteína del huevo, ya que la vacuna contiene componentes derivados de este.
"En general, la vacunación en adultos mayores está restringida, ya que las enfermedades en este grupo son más frecuentes y su sistema inmunológico más vulnerable", explicó.
Efectos secundarios: poco frecuentes y manejables
Respecto a los posibles efectos secundarios de la vacuna contra la fiebre amarilla, el infectólogo explicó que son muy poco frecuentes y suelen presentarse principalmente en los extremos de la edad. Por esta razón, no se recomienda su aplicación en menores de seis meses o adultos mayores, salvo que, tras una evaluación médica, se determine que el riesgo de infección por vivir en una zona de alto riesgo supera los posibles efectos adversos.
"La vacuna tiene el virus vivo atenuado, es decir, adormilado, pero eventualmente ese virus se pudiera despertar y producir infección. Por eso, en casos excepcionales, puede afectar el hígado o el sistema nervioso central, especialmente en personas muy mayores o en bebés", añade.
En contraste, en adultos jóvenes y de mediana edad, la vacuna ha demostrado ser altamente segura. Generalmente, no produce síntomas relevantes, la inyección no es dolorosa y los efectos secundarios más serios son extremadamente raros.
El virus de la fiebre amarilla produce una hepatitis severa, lo que explica el nombre de la enfermedad: los pacientes desarrollan ictericia, es decir, se tornan amarillos debido a un daño hepático grave. Se trata de una infección aguda, de evolución rápida, cuyos síntomas suelen durar pocos días. No todas las personas que contraen el virus presentan manifestaciones graves; sin embargo, quienes desarrollan ictericia tienen un mayor riesgo de complicaciones severas.
"La enfermedad comienza con malestar general, fiebre y dolor abdominal durante los primeros tres días. Algunos pacientes pueden presentar una leve mejoría entre el tercer y quinto día, pero aquellos que progresan hacia la forma grave de la enfermedad empiezan a tornarse amarillos después del cuarto o quinto día y desarrollan hepatitis severa", concluyó el infectólogo.
A diferencia de las hepatitis virales crónicas como la hepatitis B o C, la fiebre amarilla tiene un inicio abrupto y un curso clínico más corto, lo que permite clasificarla como una infección aguda.