Líquen escleroso: Prurito, ardor y dolor genital son síntomas de enfermedad crónica que afecta la vulva

La condición afecta a mujeres en los extremos de la vida y puede derivar en cáncer si no se trata a tiempo.

Laura Guio

    Líquen escleroso: Prurito, ardor y dolor genital son síntomas de enfermedad crónica que afecta la vulva

    En el universo de las enfermedades ginecológicas, existen condiciones que, a pesar de su impacto, son poco visibilizadas por ser tabú, por desconocimiento o miedo. 

    Una de ellas es el líquen escleroso, una afección crónica de la piel de la vulva que puede alterar no solo la salud física, sino también la vida sexual y emocional de quienes lo padecen.

    Por lo mismo, en una entrevista exclusiva de la revista Medicina y Salud Pública, la doctora Marcela Celis, reconocida ginecóloga y actual vicepresidenta de la Asociación Bogotana de Obstetricia y Ginecología, abordó a profundidad esta condición que requiere mayor conciencia tanto entre pacientes como entre profesionales de la salud.

    ¿Qué es el liquen escleroso y a quién afecta?

    "Es un trastorno inflamatorio crónico de la zona de la vulva que puede comprometer tanto a niñas prepúberes como a mujeres en la peri y posmenopausia", explicó la Dra. Celis

    Esta condición dermatológica muchas veces es malinterpretada o minimizada, y puede pasar desapercibida en sus fases iniciales, especialmente en mujeres adultas. Aunque también puede presentarse en hombres, en esta ocasión la experta se centró en su impacto en la salud femenina.

    ¿Qué lo causa? Entre factores inmunológicos y productos irritantes

    Aunque su causa no es única ni totalmente definida, el líquen escleroso se ha relacionado con trastornos autoinmunes. Entre ellos, la Dra. Celis menciona la tiroiditis autoinmune, el lupus eritematoso sistémico, la anemia perniciosa y, sí, también la psoriasis.

    Pero hay otros elementos menos conocidos que pueden desencadenar o empeorar la son prácticas comunes que parecen inofensivas, pero que pueden tener efectos a largo plazo en la mujer.

     "El uso diario de protectores, pañitos húmedos o productos de aseo perfumados puede generar irritación crónica que predisponga al desarrollo o agravamiento del liquen", explicó. 

    ¿Cuáles son los síntomas?

    Una de las particularidades del líquen escleroso es que puede pasar desapercibido en su etapa inicial. "En la mujer adulta puede ser asintomático", advierte la experta. 

    No obstante, en otros casos, puede manifestarse con prurito (rasquiña), ardor genital, dolor durante las relaciones sexuales y molestias persistentes en la zona anogenital. También pueden afectar a la espalda, los hombros, la parte superior de los brazos y el pecho.

    En las niñas, la situación suele ser distinta: "Siempre van a ser sintomáticas. Pueden presentar petequias, pequeñas escoriaciones o sangrados, lo cual puede generar gran alarma en los cuidadores".

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    ¿Es contagioso? ¿Cuáles son sus complicaciones si no se trata a tiempo?

    Un mito frecuente en torno a esta patología es su supuesta naturaleza contagiosa. La doctora lo desmiente con claridad:

    "El liquen no es contagioso, no habría riesgo para la salud sexual de la pareja. Sin embargo, sí puede alterar la intimidad, la autoestima y la calidad de vida de la mujer, generando incluso ansiedad o depresión". Explicó la especialista.

    Ahora bien, si el liquen escleroso no se diagnostica y trata a tiempo, puede causar daños anatómicos y funcionales irreversibles en la vulva.

    "Puede haber adelgazamiento o borramiento de los labios menores, fimosis del clítoris —que queda ´enterrado´—, estrechamiento de la entrada vaginal, fisuras dolorosas e incluso compromiso de la zona perianal", explicó Celis. Todo esto repercute profundamente en la sexualidad y autoestima de la paciente.

    ¿Cómo es el diagnóstico diferencial?

    Muchas pacientes tardan en consultar. "Se automedican, usan óvulos o cremas sin fórmula, y sólo cuando no hay mejoría acuden al especialista", señala Celis.

    Por lo mismo, para el diagnóstico certero se recomienda acudir a un profesional con experiencia en tracto genital inferior. Herramientas como la vulvoscopia y, en casos de sospecha de lesiones premalignas, una biopsia son fundamentales. El motivo de esta vigilancia es de peso:

    "Existe un riesgo del 2 al 5% de que el liquen escleroso derive en un carcinoma escamocelular de la vulva", advirtió la ginecóloga.

    Tratamiento: Corticoides y seguimiento continuo

    El pilar del tratamiento es el uso de corticoides tópicos de alta potencia, aunque con precauciones estrictas.

    "No es una cura mágica. Hay que enseñarle a la paciente cuándo, cómo y cuánto aplicarse. Usarlo sin control puede generar atrofia de la piel", advierte la experta.

    El tratamiento se divide en dos fases:

    Fase de ataque: Consiste en el uso diario hasta controlar los síntomas.

    Fase de destete: Consiste en reducir gradualmente la frecuencia o potencia del corticoide, hasta llegar a una dosis mínima o suspensión, dependiendo de la respuesta.

    Sumado a eso, se recomienda una consulta anual de control o antes si se presenta recaída.

    Educación, autoexploración y consulta sin miedo

    Finalmente, la experta termina la entrevista dando un llamado a la autoobservación y a derribar los tabúes en torno a la salud genital:

    "Muchas mujeres no conocen su zona íntima. Algunas descubren el líquen por una placa blanca o un cambio en la textura que notamos durante el examen clínico. Es fundamental que las mujeres se examinen, se informen y no tengan miedo de consultar." Concluye la Dra. Celis.




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