Cada vez se le hace más difícil al ser humano mantener un equilibrio en la vida. La situación económica, tanto local como mundial, ha precipitado una miríada de asaltos, crímenes y suicidios. Los casos de descompensación emocional y sus expresiones sociales van en ascenso. Ante esa situación se hace imperativo orientar a los ciudadanos para que traten de vivir una vida balanceada. Puede que esa meta no sea fácil, pero debemos hacer un esfuerzo sobrenatural para tratar de llegar a vivir una vida balanceada.
En un libro que leí hace varios años titulado, “I Dare You” por William Danforth, el autor recomendaba vivir la vida en cuatro cuadrados. Para llevar una vida balanceada se debe manejar el tiempo y obtener un balance en cuatro áreas: la salud física y mental, la familia, la profesión o el trabajo y la espiritualidad.
Hay trastornos mentales que no podemos prevenir. Pero lo cierto es que debemos vivir de acuerdo a nuestros recursos económicos y a nuestros ingresos. Vivir más allá de lo realizable nos expone a ansiedad, insomnio, depresión y a otros trastornos mentales. Debemos evitar el consumismo y el competir con el vecino en la obtención de los mismos bienes materiales. El uso indiscriminado del crédito nos creará preocupaciones adicionales al momento de pagar la cuenta.
El tiempo que se dedica a la familia es sumamente importante y nos traerá excelente recompensas en el futuro. Si usted planifica cuándo va a procrear sus hijos, si les provee amor y cariño, si los acompaña en las actividades escolares que tienen un gran significado emocional en el hijo/a estaremos contribuyendo a la formación de ciudadanos ejemplares. Si alguno de los hijos no resulta ser un buen modelo, por lo menos no podrá argumentar que fue porque sus padres no le ofrecieron amor y tiempo durante su desarrollo. Tendrán que cargar con la responsabilidad de sus actos y no achacárselos a sus padres.
Las horas que se dedican a la profesión o a su trabajo también deberán atemperarse a las 16 horas que tiene el día para realizar un balance en la vida. El trabajo excesivo, a horas siniestras, sin el debido descanso contribuye a problemas emocionales y a conflictos con sus superiores o compañeros de trabajo. Por otro lado, el perder el empleo y la fuente de sustento de la familia es uno de los estresantes más potentes en el ser humano. En la profesión médica se ha reducido la semana de trabajo de los residentes en adiestramiento a 80 horas semanales. Aún esto es el doble de las 40 horas que trabajan los empleados no diestros. Esto con el propósito de que le dediquen más tiempo a su familia y que puedan estudiar más para que pasen los exámenes de las juntas acreditadoras correspondientes. Además, para evitar errores como resultado del cansancio y falta de dormir por un tiempo adecuado de horas.
Atender el aspecto de la espiritualidad, el cuarto componente, es muy importante. Idealmente deben asistir a la iglesia de su predilección. Algunas personas no son religiosas pero se cuestionan nuestra existencia en este planeta, por qué estamos aquí y hacia donde nos dirigimos al morir. Aunque sin mucha religión conducen sus vidas en forma ejemplar, son honestos, trabajadores y cumplidores de la ley. Los bien religiosos creen en la inmortalidad y estaremos en el cielo acompañando a nuestro Dios. Algunas personas no tienen una preocupación espiritual durante su juventud. Sin embargo, según van avanzando en edad comienzan a sentir la necesidad de acudir a la iglesia o templo de su predilección.
Los exhorto a que realicen un ejercicio de introspección para que puedan evaluar si están viviendo una vida balanceada. Son sólo cuatro cuadrados, pero muchas veces se torna muy difícil repartir el tiempo y equilibrar esas cuatro necesidades básicas. Hay que mover esas cuatro necesidades básicas hacia el frente constantemente sin que se descarrile ninguna de las cuatro, si eso ocurre tendremos que pagar las consecuencias.
En mi caso les puedo confesar que entiendo gozo de buena salud física y mental. Las condiciones de salud que padezco las controlo con medicamentos. Estoy muy orgulloso de mis seis hijos, mi mayor riqueza. Con respecto a mi profesión estoy muy satisfecho por el aprecio de mis colegas y pacientes. La espiritualidad se había quedado rezagada, he comenzado a atenderla al presente.
"Ningún éxito en la vida pública o profesional puede compensar un fracaso en el hogar” - Benjamín Disraeli 1804-1881
Enrique Vázquez Quintana, M. D.