Las guías recientes recomiendan un cambio de actitud en la política del ayuno desde el enfoque habitual a políticas más flexibles que permiten un período de ingesta restringida de líquido hasta algunas horas antes de la intervención quirúrgica.
Rosmery Cernadas
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El ayuno antes de la anestesia general intenta reducir el volumen y la acidez del contenido estomacal durante la cirugía, al mismo tiempo que reduce el riesgo de regurgitación/aspiración. Sin embargo, las guías recientes recomiendan un cambio de actitud en la política del ayuno desde el enfoque habitual a políticas más flexibles que permiten un período de ingesta restringida de líquido hasta algunas horas antes de la intervención quirúrgica.
En el marco del XXXIII Congreso Colombiano de Anestesiología y Reanimación realizado del 21 al 24 de agosto del presente año, la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) realizó una entrevista al doctor Carlos Andrés Luna Montufar, anestesiólogo y epidemiólogo colombiano. En el marco de este evento el galeno impartió dos conferencias relacionadas a la anestesia pediátrica, una de ellas titulada: “No más niños en ayunas”.
“Generalmente los profesionales en la materia se guiaban mediante la literatura americana, la cual dice que los niños deben entrar en ayunas de líquidos claros como jugos sin pulpa, bebidas carbonatadas, té, entre otras hasta dos horas antes de cirugía”,
comentó el doctor a MSP.
En la actualidad es usual, según refirió el doctor, que los doctores soliciten a los padres que los niños no ingieran alimentos después de la medianoche del día anterior a la operación. “Entonces, los niños suelen llegar con ayunos de aproximadamente 8 a 10 horas”.
Por ende, es usual que algunos de estos niños, generalmente los más pequeños “en los cuales el ayuno puede determinar que vengan deshidratados, con aumento a la resistencia de insulina, con alteraciones metabólicas y sobre todo con mucho estrés y mucho disconfort”, aseguró Luna.
Y es que a pesar de que estudios no tan recientes que datan de hace más de cuarenta años han encontrado que los líquidos claros tienen un tiempo muy limitado en el estómago (aproximadamente 15 minutos) se siguen teniendo en cuenta los parámetros que planteaba la literatura anteriormente.
Esto se debe a los principales temores en cuanto a la sedación, como la broncoaspiración o el vómito. Sin embargo, “el riesgo de neumonía o neumonitis por aspiración de líquidos claros por un ayuno de dos horas prácticamente no existe”, aseveró a MSP.
En resonancia magnética hay estudios al respecto. Recientemente el uso de la ecografía gástrica evidencia lo mismo: los líquidos claros no soportan más allá de 15 o 30 minutos en el estómago, incluso en todos los rangos de edad que involucra la población pediátrica. Por lo tanto, es seguro administrar líquidos”,
afirmó el galeno.
Por otro lado, el pasado año se publicó una guía europea relacionada con este aspecto que convoca no solamente a la Unión Europea, sino también a la asociación francesa e inglesa. Además, refiere que hace poco se añadió la sociedad canadiense: “Todos ellos soportan que se puede dar ayuno de líquidos claros solamente una hora antes de la cirugía”.
En este sentido, ya son varias las clínicas y hospitales que aceptan la ingesta de líquidos claros hasta una hora antes de cirugía. Sin embargo, no es una práctica generalizada. En algunas clínicas, comentó el doctor, se maneja de la siguiente manera:
“Si hay niños programados en la tarde o que cuya cirugía tenga que ser a temprana hora y se esté prolongando a horas de la tarde, en ese caso se les da líquidos claros”.
No obstante, aún se necesita un trabajo de seguimiento y de inspección de las instituciones.
“Hay una experiencia muy bonita que está haciendo Reino Unido en algunos hospitales pero que todavía no ha trascendido a literatura y es que les dan paletas de agua a los niños. Incluso, entran comiendo esas paletas de agua al quirófano. Eso también se consideraría ayuno de líquido claro”,
comentó el entrevistado a MSP.
“Existen hospitales pediátricos en el Reino Unido que tienen estacionamientos de hidratación. Se aseguran que el niño vaya con el ayuno optimizado; por lo menos que vaya con dos horas de anticipación de líquidos claros. Y en otras instituciones de Alemania, por ejemplo, en el hospital de Hannover, los niños entran tomando líquidos. Hasta cero horas de líquidos. Es un tema de educación, sobre todo para socializar en personal anestesiólogo en instituciones”.
“Puede ser un jugo de frutas, por ejemplo de manzana; sueros de rehidratación oral que vienen de sabores; o lo más fácil de conseguir, una bebida energizante como Gatorade. Estas bebidas se pueden dar de acuerdo al peso y edad del niño o paciente adulto”,
comentó a la revista.
El consumo de estos líquidos se ha convertido en una medida de calidad. No solamente permite que los niños permanezcan con menos hambre y menos sed, “sino que metabólicamente respondan mejor a los analgésicos y que sean menos irritables egresando de la unidad. Y que queden los papás más satisfechos”, dijo el doctor.
Por otro lado, resalta el galeno que la visita preanestésica es necesaria, tanto para exponer al niño como para los padres acerca de cómo será el proceso. “Hay que darles esa oportunidad a los padres para que pregunten y resuelvan dudas. Eso se basa en el concepto de la humanización y el servicio que se le ofrece al paciente”.
Afirmó el doctor que estas medidas de los líquidos claros necesitan ser indicaciones muy claras y darse por escrito con el fin de que los padres entiendan y capten bien la información. “Es mejor no dejar ningún cabo suelto sino garantizar que la indicación que se da sea comprendida por el padre”, finalizó.