Los efectos secundarios del "viagra femenino"

Medicina y Salud Pública

    Los efectos secundarios del viagra femenino

    Fuente: El Espectador

    Como todo medicamento, el Vyleesi tiene efectos secundarios: aumenta la presión arterial, provoca náuseas y dolor de cabeza, y posiblemente cause oscurecimiento de las encías y la piel.

    A finales de la semana pasada se popularizó una noticia en medios de comunicación. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas inglés) aprobó un nuevo tratamiento que los titulares llamaron “el nuevo viagra femenino”. La venta del Vyleesi, como lo bautizó la compañía que lo produce, fue autorizada para una indicación más precisa: el trastorno del deseo sexual hipoactivo generalizado adquirido o HSDD, como es conocido en el mundo médico. 

    El anuncio de la FDA venía acompañado de una explicación de Hylton V. Joffe, director del centro de evaluación de medicamentos e investigación del área de productos reproductivos y urológicos. “Hay mujeres que, sin ninguna razón conocida, tienen un deseo sexual reducido que les genera angustia y pueden beneficiarse de un tratamiento farmacológico seguro y eficaz. La aprobación de hoy brinda a las mujeres otra opción de tratamiento para esta afección. Continuaremos apoyando el desarrollo de tratamientos seguros y efectivos para la disfunción sexual femenina”. 

    Joffe se refería a que desde hace varios años esa agencia, que hace las veces del Invima colombiano, ha intentado entender esa patología que para algunos no resulta del todo clara. En 2012, la FDA la clasificó como una “enfermedad” de alta prioridad y a lo largo de esta década ha llevado a cabo reuniones con pacientes y con la industria para definirla con más precisión y encontrar un camino para resolverla.

    De hecho, esa agencia aprobó en 2015 la primera medicina contra esa indicación (Addyi la llamaron), pero su comercialización no prosperó por los efectos adversos (no debía tomarse con alcohol o podía provocar desmayos). En los primeros 15 días en el mercado, apenas fue prescrita 227 veces. El Viagra vendió medio millón de pastillas en su primer mes en las farmacias.

    AMAG Pharmaceuticals, la compañía que comercializará el Vyleesi en Estados Unidos, ha intentado que este nuevo “viagra femenino” se sobreponga a la mala fama de su antecesor. Y aunque sus efectos secundarios no se asimilan a la anterior píldora, hay una larga lista de posibles consecuencias.

    Como lo dice la página de la FDA, el Vyleesi, que mejora el deseo sexual mas no el rendimiento sexual, puede tener serias complicaciones si lo usan mujeres con enfermedades cardiovasculares. Es un grupo poblacional que puede estar en alto riesgo, debido a que el medicamento aumenta la presión arterial.

    Quienes consuman Vyleesi es posible que también tengan náuseas, vómito y dolores de cabeza. “El 40 % de las personas que participaron en el ensayo clínico experimentaron náuseas y el 13 % necesitó medicamentos para el tratamiento de esas náuseas”, se lee en la publicación de la FDA.

    Además, dice en otro apartado, el 1 % de las pacientes aseguraron que, tras consumir el fármaco, presentaron oscurecimiento en sus encías y algunas partes de la piel, entre las que estaban los senos y la cara. Las mujeres que tenían piel oscura eran las más propensas a desarrollar ese efecto.

    “Aconseje a los pacientes que suspendan el Vyleesi si hay sospecha de un embarazo”, reitera AMAG Pharmaceuticals en su página web. Allí mismo recomienda no tomarlo en caso de que esté en un tratamiento con naltrexona, un popular medicamento para tratar la adicción de opiáceos, un serio problema de salud pública que Estados Unidos no ha podido contener.

    Otro riesgo más que deben enfrentar quienes consuman Vyleesi es uno obvio: como debe inyectarse en el abdomen o en el muslo 45 minutos antes de tener sexo, puede haber enrojecimiento en el lugar del pinchazo.

    Hasta el momento aún se desconoce cuál será el precio al que lo venderán. Mientras lo decide la compañía, deberá enfrentarse a otra crítica usual a la hora de hablar del trastorno del deseo sexual hipoactivo. ¿Es realmente una enfermedad? En 2015, Antonie Meixel, Elena Yanchar, Adriane Fugh-Berman, de la Universidad de California y del Departamento de Farmacología y Fisiología de la Universidad de Georgetown, intentaron despejar esa duda en un artículo publicado en el British Medical Journal. En él concluían que no había evidencia de que el trastorno del deseo sexual hipoactivo fuese una condición médica. Además advertían algo usual en el mundo farmacéutico: hay técnicas de mercadotecnia en la cuales las compañías desarrollan condiciones al mismo tiempo que desarrollan drogas.

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