El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune sistémica que debuta con síntomas bastante sutiles, como lesiones cutáneas y fotosensibilidad
Se trata de una enfermedad autoinmune sistémica que debuta con síntomas bastante sutiles
El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune sistémica que debuta con síntomas bastante sutiles, como lesiones cutáneas y fotosensibilidad, y dolor articular de tipo inflamatorio en cualquier articulación. Se estima que en España aproximadamente 75.000 personas podrían sufrir esta patología crónica, según los resultados del estudio prevalencia de las enfermedades reumáticas en la población adulta en España (EPISER 2016), una investigación de la Sociedad Española de Reumatología (SER), que ha sido presentada recientemente.
«Los primeros síntomas pueden ser muy variables, pero en la mayoría de casos las manifestaciones predominantes son las musculoesqueléticas (dolor o inflamación articular) y las cutáneas(eritema/rojeces en mejillas, escote o en otras áreas del cuerpo), combinado o no con alteraciones analíticas (anticuerpos antinucleares y anti-DNA) y del estado general (fiebre, fatiga intensa de nueva aparición, entre otras)», explica el doctor Vicenç Torrente, reumatólogo del Hospital Comarcal de Vilafranca del Penadés.
En concreto, en el 70-80% de los casos, la enfermedad debuta con síntomas bastante sutiles, como lesiones cutáneas y fotosensibilidad, y dolor articular de tipo inflamatorio en cualquier articulación, aunque generalmente se afectan más las articulaciones de las manos. En el resto, el debut puede ser más alarmante, con afectaciones graves a nivel de diferentes órganos y sistemas, como el sistema renal, neurológico o cardiopulmonar.
«La mayoría de pacientes son diagnosticados por reumatólogos ya que pertenecemos a la especialidad con mayor conocimiento en cuanto a la evaluación clínica musculo-esquelético y conocemos los signos de alerta y lesiones asociadas típicas de esta enfermedad», sostiene el doctor. Torrente.
A su juicio, «una vez que la enfermedad ha aparecido, es difícil prevenir manifestaciones porque las diferentes afecciones orgánicas o sistémicas estarán más o menos determinadas por el perfil de la propia enfermedad en cada paciente». Si bien, es cierto que un tratamiento oportuno y precoz mediante inmunosupresores o inmunomoduladores puede evitar males mayores futuros. Por ejemplo, existen estudios clínicos en los que se aprecia una menor incidencia de afectación renal en aquellos pacientes que reciben antimaláricos durante largos periodos de tiempo. Asimismo, evitar la exposición solar puede ser una buena medida de prevención de brotes.