La medicina corre en la sangre del doctor Edmundo Jordán desde que nació, pero la semilla por servir a los demás a través de los servicios médicos germinó con el pasar de los años
Giovanny Vega De Lleguas
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
La medicina corre en la sangre del doctor Edmundo Jordán desde que nació, pero la semilla por servir a los demás a través de los servicios médicos germinó con el pasar de los años y sus experiencias de niño.
Fue mientras veía a sus tíos Oscar y Tomás ejercer como médicos y a su abuelo realizar servicios misioneros y pastorales a mediados del siglo pasado, cuando el galeno supo que su futuro iría rodeado de la medicina y salud.
El deseo por emular algo de su abuelo lo llevó a debatirse entre ser médico o pastor, pero con la certeza que podía crear una mezcla interesante de ambas, pensó que no debía descartar ninguna. Hoy por hoy, el médico asegura que atiende los aspectos físicos y del alma en cada paciente que atiende.
“Mi pasión por la medicina comenzó a los 5 o 6 años cuando veía a mis tíos trabajar en sus oficinas y en el hospital. Esa pasión creció en mi corazón hasta dedicarme durante toda mi vida a ofrecer salud a los pacientes de forma integral”, expresó Jordán, quien se formó como médico en Guadalajara, México.
La pasión que demostraba desde pequeño y el deseo por elevar la calidad de vida en todos los ámbitos de los pacientes sigue intacta luego de 20 años ejerciendo su profesión, de los cuales 13 han sido en su clínica privada en Santurce, Puerto Rico.
La clave de un buen servicio, de acuerdo con Jordán, es que su profesión debe ir más allá de recetar medicamentos y ordenar estudios. Comprende, sin embargo, un tratamiento integral que abarque ámbitos del alma, espíritu, cuerpo y mente.
“Si se trata al paciente de esa forma, vamos a obtener unos resultados totalmente diferentes cuando comparas con colegas que tratan con solamente una píldora. Siempre es importante ese trato integral, porque el paciente tiene emociones y unas creencias”, continuó diciendo especialista en cardiología.
“No existe mayor satisfacción cuando un paciente te dice que lo que uno hizo le ayudó a vivir mejor, que los consejos que les di fueron fundamentales para cambiar su estado de salud. No tiene precio”, reconoció Jordán.
Los estragos que dejó el huracán María en su paso por Puerto Rico supusieron un reto mayor y pusieron a prueba su compromiso. Fue entonces, junto a un nutrido grupo de médicos de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, cuando visitó pueblos de la montaña para llevar medicamentos, clínicas y consejos.
“María dejó una huella por siempre en nuestro País, pero lo bonito y la mejor huella es hacer la diferencia en medio de la crisis”, afirmó el también vicepresidente de la Sociedad.
Ante ese complicado panorama, el galeno abrió las puertas de su clínica a los pacientes de sus colegas para recetar medicamentos y poner en práctica lo que en todo momento ha sido su propósito de vida: aportar a los pacientes en todos los aspectos.
“Esas experiencias sembradas en mí cuando niño creo que han sido la clave fundamental para tener un trato humanitario con el paciente. Independientemente lo que sea, me gusta proveerles salud integral”, explicó Jordán.
Hay profesiones con las que se nace y el doctor Jordán es un reflejo de ello. Una copia exacta de que “el que lo hereda, no lo hurta”.