Test de sangre identifica síntomas de alzhéimer 20 años antes del desarrollo de la enfermedad

Un test de sangre ha demostrado ser capaz de identificar cambios cerebrales en las fases más tempranas del alzhéimer en aquellas personas que lo presentan. La prueba además puede detectar esta enfermedad hasta 20 años antes de que la persona desarrolle las primeras señales de la misma, lo que hace mucho más factible la posibilidad de diagnosticar y prevenir esta patología a tiempo.

Medicina y Salud Pública

    Test de sangre identifica síntomas de alzhéimer 20 años antes del desarrollo de la enfermedad

    Un test de sangre ha demostrado ser capaz de identificar cambios cerebrales en las fases más tempranas del alzhéimer en aquellas personas que lo presentan. La prueba además puede detectar esta enfermedad hasta 20 años antes de que la persona desarrolle las primeras señales de la misma, lo que hace mucho más factible la posibilidad de diagnosticar y prevenir esta patología a tiempo.

    Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) publican hoy en «Neurology» un estudio que vislumbra la existencia de un test capaz de evaluar los niveles de la proteína beta amiloide en sangre y vislumbrar si dichos niveles predicen si la proteína se ha acumulado en el cerebro. La prueba tiene una precisión del 94% en aquellas personas que presenten cambios cerebrales en las fases más tempranas del alzhéimer, justo cuando los niveles de amiloide en sangre se combinan con otros dos factores principales de riesgo de la enfermedad y la presencia de la variante genética APOE4.

    Los hallazgos representan otro paso más en la obtención de un análisis de sangre capaz de identificar a las personas en una fase muy precoz de alzhéimer, mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas.

    La prueba puede ser incluso más efectiva que la actual “estándar de oro”, que es un escáner cerebral PET, para detectar el comienzo de la deposición de amiloide en el cerebro.

    Los investigadores pronostican que este test estará disponible dentro de unos pocos años y esperan que sus beneficios sean mucho mayores una vez existan  tratamientos capaces de detener el proceso de la enfermedad.

    Por otro lado cabe resaltar que los ensayos clínicos de candidatos a medicamentos preventivos han sido obstaculizados precisamente por la dificultad de identificar a los participantes que presentan alteraciones cerebrales, características del alzhéimer. Precisamente este test se muestra entonces como la vía más efectiva para detectar a aquellas personas con signos tempranos de enfermedad y de esta manera permitirles participar en ensayos clínicos que evalúen si los medicamentos efectivamente pueden prevenir la demencia.

    La edad es el mayor factor de riesgo conocido; a partir de los 65 años, la probabilidad de desarrollar la enfermedad se duplica cada cinco años, y la variante genética APOE4 aumenta el riesgo de desarrollar alzhéimer de tres a cinco veces.

    «Actualmente examinamos a las personas con escáneres cerebrales, lo que lleva mucho tiempo y es costoso», explica el autor principal, Randall J. Bateman. «Pero con un análisis de sangre, podríamos examinar a miles de personas cada mes. Eso significa que podemos identificar a los participantes de manera más eficiente en ensayos clínicos, lo que nos ayudará a encontrar tratamientos de una forma más rápida; además, podría tener un enorme impacto en el coste de la enfermedad, pero también en el sufrimiento humano que acompaña a la demencia».

    La técnica de la prueba es llamada espectrometría de masas, y se utiliza para medir con precisión las cantidades de dos formas de beta amiloide en la sangre: beta 42 amiloide y beta 40 amiloide. La relación de las dos disminuye a medida que aumenta la cantidad de depósitos beta amiloides en el cerebro.

    En el estudio actual participaron 158 adultos mayores de 50 años. Todos, menos 10, eran cognitivamente normales, y cada uno proporcionó al menos una muestra de sangre y se sometió a un escáner cerebral PET. Los investigadores clasificaron cada muestra de sangre y exploración PET como amiloide positivo o negativo, y encontraron que el análisis de sangre de cada participante estuvo de acuerdo con su exploración PET el 88% de los casos, lo cual era muy prometedor, pero no lo suficientemente preciso para diseñar una prueba de diagnóstico clínico.

    Existe un consenso cada vez mayor entre los neurólogos de que el tratamiento del alzhéimer debe comenzar lo antes posible, antes de que aparezcan los primeros síntomas cognitivos

    Con el ánimo de mejorar la precisión de dicho test, los investigadores incorporaron varios factores de riesgo importantes para el alzhéimer: edad, la presencia de la variante genética APOE4 y el género. La edad es el mayor factor de riesgo conocido; a partir de los 65 años la probabilidad de desarrollar la enfermedad se duplica cada cinco años, la variante genética APOE4 aumenta el riesgo de desarrollar alzhéimer de tres a cinco veces y el género también desempeña un importante papel: dos de cada tres pacientes con alzhéimer son mujeres.

    Al incluir estos tres factores de riesgo en el análisis, descubrieron que la edad y el estado APOE4 aumentaban la precisión del análisis de sangre al 94%. El sexo no afectó significativamente el análisis.

    «El sexo afectó a la relación beta amiloide, pero no lo suficiente como para cambiar si las personas se clasificaron como amiloides positivas o amiloides negativas, por lo que su inclusión no mejoró la precisión del análisis», señala la primera autora del estudio, Suzanne Schindler.

    Inicialmente algunos análisis se consideraron falsos positivos porque el test fue positivo para beta amiloide, pero el escáner cerebral negativo, sin embargo algunas personas con resultados desiguales dieron positivo en los escáneres cerebrales posteriores tomados cuatro años más tarde. El hallazgo sugiere que, lejos de estar equivocado, los análisis de sangre iniciales habían señalado los primeros signos de enfermedad omitidos por el escáner cerebral.

    Lo que sí es cierto es que entre los neurólogos hay un consenso cada vez mayor respecto a que el tratamiento para el alzhéimer debe comenzar lo antes posible, mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas cognitivos. Puesto que cuando las personas se vuelven olvidadizas, sus cerebros están dañados a tal punto que es poco probable que la terapia pueda revertir el daño por completo. No obstante, para aprobar los tratamientos preventivos es necesarios examinar a miles de personas sanas para encontrar una población de estudio de personas con acumulación de amiloide y sin problemas cognitivos y esto sería un proceso lento y costoso.

    Dentro del estudio realizado los investigadores analizaron el proceso de inscripción de un importante ensayo clínico de prevención de la enfermedad de Alzheimer llamado estudio A4 que utilizó escáneres PET para confirmar la presencia de cambios cerebrales precoces de la enfermedad de Alzheimer en los posibles participantes y llegaron a la conclusión de que la detección previa con un análisis de sangre seguido de una exploración PET para confirmar habría reducido la cantidad de exploraciones PET necesarias en dos tercios. A diferencia de los análisis de sangre, que cuestan unos cientos de dólares, cada exploración PET cuesta más de 4.000 $ (3.600 euros).

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