Los especialistas que actualmente luchan por mejorar el cálculo de la potencia del cristalino intraocular para los pacientes que se someten a cirugía de cataratas deben mirar la córnea. Pero en el futuro, los lentes ajustables post operatoriamente podrían ser el camino a seguir, señalaron los expertos en la reunión anual de la American Academy of Ophthalmology 2019.
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Los especialistas que actualmente luchan por mejorar el cálculo de la potencia del cristalino intraocular para los pacientes que se someten a cirugía de cataratas deben mirar la córnea. Pero en el futuro, los lentes ajustables post operatoriamente podrían ser el camino a seguir, señalaron los expertos en la reunión anual de la American Academy of Ophthalmology 2019.
Actualmente, solo del 70% al 80% de la cirugía de cataratas son precisas dentro de un margen de ±0.5 D de los valores predichos, explicó Douglas Koch, MD, del Baylor College of Medicine en Houston. Y las tasas para los ojos complejos son aún peores.
Pero "lo que más podemos hacer en nuestra práctica es la córnea", dijo.
En 2008, un investigador estimó que la posición efectiva del cristalino representaba el 35% de los errores, la longitud axial el 27% y la refracción el 17% (J Cataract Refract Surg. 2008;34:368-376).
Pero eso ha cambiado, apuntó Koch, porque los biométros ópticos, como la biometría óptica o de fuente de barrido, son mucho más precisos que los usados en el pasado, por lo que la longitud axial ya no es una fuente significativa de error.
La posición efectiva del cristalino y la refracción siguen siendo factores importantes, pero las superficies anterior y posterior de la córnea también entran en la mezcla, agregó.
Para comenzar a abordar los problemas de cálculo de la lente intraocular, explicó, las fórmulas deben clasificarse por mecanismo: óptica geométrica, que difiere por el número de variables que utilizan para calcular la posición efectiva de la lente; trazado de rayos; inteligencia artificial; y fórmulas de combinación.
"El objetivo común de todas estas fórmulas, de una forma u otra, es calcular o compensar la posición efectiva de la lente", dijo Koch.
En principio, el trazado de rayos debería funcionar mejor porque incorpora todas las posiciones de la córnea o del cristalino implantado, pero no ha sido así. Debido a que cada región del ojo tiene un índice único de refracción, la segmentación de las longitudes axiales puede mejorar la precisión tanto en los ojos largos como en los cortos, explicó.
La tomografía de coherencia óptica preoperatoria y postoperatoria ha demostrado que la posición efectiva del cristalino cambia de forma impredecible, con un estudio que documenta un desplazamiento de la profundidad de la cámara anterior de más de 1 mm de 1 hora a 2 meses en el 17,6% de los ojos (J Cataract Refract Surg. 2018;44:642-653).
"Es posible que lo clavemos en la mesa de operaciones, pero luego puede cambiar a medida que el paciente se recupera",
aseguró Koch.
Los ojos cortos (<22 mm) son especialmente difíciles, señaló, porque un pequeño cambio le da mucho cambio refractivo.
Los ojos después del LASIK también están "chocando" con una tasa de éxito del 70%, dijo Koch, y el queratocono plantea un desafío aún mayor. Cuanto más pronunciada es la córnea, mayor es el error hipermétrope.