La comunidad científica y médica aún ignora datos fundamentales sobre el nuevo coronavirus que son esenciales para estimar qué va a suceder en los próximos meses y hasta cuándo serán necesarias las medidas de reclusión.
Una de las más importantes es si una persona puede contagiarse dos veces. Aparte de casos dudosos descritos en la prensa, se conocen cuatro personas posiblemente reinfectadas cuyos casos se han publicado en revistas científicas. Son cuatro trabajadores sanitarios de Wuhan que enfermaron de Covid-19 con síntomas leves. Entre una y dos semanas después de haber pasado la dolencia y haber dado negativo en las pruebas de PCR volvieron a dar positivo. Tres de ellos hicieron cuarentena en casa con sus familias, pero no les contagiaron.
Los autores de esta investigación, de la Universidad de Wuhan, admiten que puede tratarse de un falso positivo, pues la PCR falla a veces, aunque repitieron la prueba varias veces. Si este tipo de casos fuesen comunes, los planes de contención del virus deben ser planteados desde 0.
En este punto es importante entender dos datos que explica Eduardo Fernández Cruz, jefe de inmunología del hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Es posible que una persona pueda transmitir el virus a partir de 24 horas después de infectarse, aunque no muestre ningún síntoma”, explica. “Sin embargo, el sistema inmune tarda en torno a un mes en aprender a desarrollar memoria inmune ante el virus”. Es posible que esos dobles positivos se deban a que aún no habían desarrollado una respuesta inmune completa.
Lo que no se sabe aún es cuánto dura la inmunidad ante el virus. Pueden ser años o tan solo meses. Lo habitual es tener inmunidad prolongada después de haber pasado la infección, pero con algunos virus, incluidos algunos coronavirus, no es así.
En 2012, el MERS —un coronavirus más letal que el actual que también provoca neumonía— saltó de camellos a humanos y ocasionó una epidemia que hasta el momento ha matado a 858 personas. El virus sigue circulando y en parte se puede deber a que la inmunidad que desarrollan los humanos dura menos de un año, explica Sola. Es posible que lo mismo suceda con el SARS-CoV-2, aunque es demasiado pronto para saberlo, pues apenas han pasado dos meses y medio desde que se detectaron los primeros casos de Covid-19 en China.
Si el virus es capaz de reinfectar, probablemente lo hará con mucha menos intensidad. explica el virólogo español Alfredo García-Sastre, que trabaja en el hospital Monte Sinaí de Nueva York. “El virus respiratorio sincitial [que causa infecciones en los pulmones y en las vías respiratorias], muy común sobre todo en niños, necesita infectar una media de tres veces durante la infancia para que se adquiera suficiente inmunidad, por ejemplo. Pero, incluso si esto es posible con el nuevo coronavirus, lo más probable es que las reinfecciones causen síntomas más leves y que los reinfectados sean menos contagiosos”, explica.
Según un estudio publicado esta semana por científicos del Imperial College de Londres, que colaboran con la ONU en modelización de enfermedades, esa segunda ola en octubre será prácticamente inevitable una vez se levanten las medidas de aislamiento. Los investigadores advierten además de que cuanto mayores hayan sido las medidas de distanciamiento social, mayor puede ser el impacto de esta segunda oleada, pues habrá más gente que no ha estado expuesta al virus.
Otra gran incógnita es si la epidemia amainará en verano. Por regla general los coronavirus sobreviven más tiempo al aire libre en temperaturas bajas que altas. Más allá de los 37 grados, cada 24 horas la concentración de virus en una superficie se hace 10 veces menor .
Desde un punto de vista evolutivo los virus más exitosos no son los más letales, sino los más contagiosos. Los virus solo pueden cambiar mutando. Cada vez que una partícula viral invade una de nuestras células el patógeno empieza a hacer decenas de miles de copias de sí mismo.
Este es un proceso imperfecto y en ocasiones se producen errores de copia. La mayoría de ellos no tendrán ningún efecto, pero hay algunos que sí pueden darle una ventaja. El proceso de evolución natural favorece las mutaciones que hacen al virus más contagioso y menos letal. Por desgracia, los coronavirus mutan muy poco, pues codifican una proteína que actúa como un revisor de textos y corrige los errores. De hecho, este tipo de virus acumula 10 veces menos errores que otros virus de su familia y por tanto son mucho menos cambiantes, para bien o para mal.
Esto lleva a otra de las incógnitas del virus: a cuánta gente está matando realmente.
La forma de saberlo es realizar un sondeo serológico, un análisis de sangre a grandes grupos de población expuestos a la epidemia para buscar anticuerpos. Si los tienen, es que han estado infectados. Este tipo de trabajos serán los únicos que desvelen las verdaderas dimensiones de la pandemia. Probablemente estos estudios bajen sustancialmente la letalidad actual del coronavirus.
En EE.UU., que tiene casi 10.000 casos, hasta el 40% de los hospitalizados tiene entre 20 y 54 años, mucho más jóvenes que en otros países, aunque el riesgo de muerte es mucho mayor entre personas más mayores y con patologías previas.