Alteraciones en la producción de células sanguíneas: Síndromes mielodisplásicos

En personas con síndromes mielodisplásicos, las células madre de la médula ósea se convierten en células anormales, lo que afecta la producción y funcionalidad de las células sanguíneas, resultando en una disminución de su número.

Katherine Ardila

    Alteraciones en la producción de células sanguíneas: Síndromes mielodisplásicos

    Los síndromes mielodisplásicos (MDS) son un grupo de trastornos que afectan la médula ósea, la parte interna de los huesos encargada de producir células sanguíneas esenciales para el organismo.

    En condiciones normales, la médula ósea contiene células madre que generan glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Estos tres tipos de células tienen funciones vitales, por ejemplo, los glóbulos rojos transportan oxígeno desde los pulmones al cuerpo y devuelven el dióxido de carbono a los pulmones; los glóbulos blancos, defienden el organismo contra infecciones y las plaquetas ayudan a coagular la sangre, evitando hemorragias. 

    En personas con MDS, las células madre de la médula ósea sufren alteraciones que las convierten en células anormales o displásicas, y el proceso de producción de células sanguíneas saludables se ve afectado, llevando a una disminución en el número y la funcionalidad de estas células.

    Alteraciones en la producción de células sanguíneas

    Los glóbulos rojos, al verse reducidos, provocan una condición conocida como anemia, que se manifiesta con síntomas como cansancio, debilidad, palidez y, en casos severos, dificultad para respirar. 

    Por su parte, la reducción en el número de glóbulos blancos, en especial los neutrófilos, lleva a un estado llamado neutropenia, que aumenta el riesgo de infecciones graves. 

    Las plaquetas, al disminuir, causan una condición llamada trombocitopenia, la cual eleva el riesgo de sangrado anormal y moretones debido a la incapacidad de la sangre para coagular adecuadamente. 

    Estos problemas en la producción y el funcionamiento de las células sanguíneas son comunes en los síndromes mielodisplásicos y pueden presentarse en distintos grados de severidad, dependiendo de cuántos y cuáles tipos de células sanguíneas están afectados.

    ¿Cómo se clasifican los síndromes mielodisplásicos?

    En cuanto al diagnóstico de los MDS, este se realiza evaluando la médula ósea y los niveles de células sanguíneas. Allí, dependiendo de cuáles y cuántas células se ven afectadas, son clasificados y se les asigna un tratamiento. 

    Actualmente, se está utilizando un sistema de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para su clasificación, que consiste en seis tipos principales de MDS, en donde se diferencian según la apariencia de las células en la médula ósea y otros factores. Estos son:

    MDS con displasia multilinaje (MDS-MLD): Afecta a dos o más tipos de células sanguíneas y es el tipo más común.

    MDS con displasia unilinaje (MDS-SLD): Afecta a un solo tipo de célula y tiene menos probabilidades de progresar a leucemia.

    MDS con sideroblastos en anillo (MDS-RS): Se caracteriza por la presencia de glóbulos rojos anormales y tiene un pronóstico generalmente favorable.

    MDS con exceso de blastos (MDS-EB): Presenta un número elevado de células inmaduras (blastos), lo que aumenta el riesgo de progresión a leucemia.

    MDS con del(5q) aislada: Se debe a la falta de una parte del cromosoma 5, y es más común en mujeres mayores, con un buen pronóstico.

    MDS no clasificable (MDS-U): No encaja en las otras categorías y tiene características poco comunes.

    También se pueden clasificar según su causa. Cuando no se identifica, se considera MDS primario; si se relaciona con tratamientos previos o enfermedades de la médula ósea, se clasifica como MDS secundario. Esta clasificación generalmente suele ser importante durante el diagnóstico, pues, estos últimos particularmente responden menos a los tratamientos.

    Tratamientos disponibles para los síndromes mielodisplásicos

    Así como sus múltiples clasificaciones, el tratamiento también varía según la gravedad de la enfermedad y el riesgo de progresión hacia la leucemia. 

    Las opciones de tratamiento de primera línea incluyen transfusiones de sangre para aliviar los síntomas de la anemia, medicamentos para estimular la producción de células sanguíneas y, en casos más graves o avanzados, el trasplante de médula ósea como medida para reemplazar las células madre afectadas y restaurar la producción normal de células sanguíneas.

    Fuentes consultadas aquí y aquí.  

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