Lo importante no es dejar de comer, sino saber cómo sustituir ciertos alimentos para evitar procesos inflamatorios.
Es probable que desde antes de recibir el diagnóstico de cáncer cervical o cualquier tipo de cáncer, el paciente tenga hábitos nutricionales saludables, sin embargo, a medida que la condición y el tratamiento avanza, esto puede verse afectado.
Lo cierto es que es necesario contar con un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud que puedan orientar al paciente sobre su bienestar, y en este caso, es prudente recurrir con un nutricionista que le brinde algunas recomendaciones nutricionales según su condición, peso y proceso.
Así, pues, en un espacio especial de la Revista de Medicina y Salud Pública, la Licenciada Wanda González, nutricionista dietista y fisióloga del ejercicio, mencionó que es importante realizar sustituciones de alimentos que pueden ser perjudiciales para la salud de los pacientes por sus componentes inflamatorios y otras características.
“Ir haciendo estas sustituciones nos ayuda a sentirnos bien, con fuerza y aportan en el tratamiento para que el organismo soporte dicho proceso”, dice González.
Según la experta: “el tipo de dieta que deben llevar los pacientes con cáncer cervical, consta de frutas y verduras, pero se debe aclarar que lo recomendable es de tres a cuatro veces por día, tratar de integrar los cereales integrales, si utilizamos proteínas de origen animal, procuramos que sean de cortes magros, que no cuenten con altos estándares de grasas saturadas. Los alimentos ricos en proteína vegetal como los granos”, detalla.
Énfasis en malnutrición y el tratamiento efectivo
Según la especialista, uno de los parámetros que se suelen usar en el momento del diagnóstico son: “la hemoglobina, la albúmina, la prealbúmina”, que son diferentes indicadores que van a dejar saber el estado nutricional del paciente.
Además de esto, especifica que se identifica “una pérdida de peso drástica por naturaleza de la condición, y a la vez por el mismo tratamiento. Lo que queremos prevenir es que esa pérdida de peso sea significativa”, asegura.
Aclara que: “cuando este cuadro clínico viene acompañado de pérdida de peso significativa con anemia, y otros indicadores, el paciente está más vulnerable y esto pudiese llevarle a que no pueda resistir adecuadamente ese tratamiento, ya sea la quimioterapia, la radioterapia”, dice.
En ese caso el médico se ve en la necesidad de detener el tratamiento para que el paciente pueda estar en mejor estado y tolerar el mismo: “sabemos que detener el tratamiento se debe a que puede tener un impacto en lo que es la salud y la prognosis de la condición. Por esto buscamos hacer esas modificaciones en etapas tempranas, para que una vez iniciemos el tratamiento pudiéramos tolerarlo y que sea efectivo”, sostuvo González.
Sabor y olor: Tratamiento y efectos secundarios en la alimentación
Muchas veces, dependiendo del tratamiento, el paciente pudiese experimentar diferentes síntomas que le lleven a rechazar la ingesta de alimentos, y se pueden desarrollar cambios en lo que es el sabor, o el olor de los mismos.
Recomienda la licenciada que en caso de que el sabor no se perciba como antes, “se suelen usar las especias para que estas puedan resaltar el sabor de ese alimento”. Ahora, es posible que se pueda afectar el olfato, y es que se puedan presentar náuseas, malestar estomacal al percibir el alimento: “en ese caso se recomienda no estar en el proceso o el área donde se están cocinando, para que usted no perciba esos signos y pueda alimentarse”, dice.
Sabores metálicos
Es posible que el paciente, en ciertas ocasiones experimente sabores metálicos, ante lo cual se recomienda “evitar el uso de elementos como cucharas de este compuesto o lo que usamos para cocinar, y que esté fabricado con dicho material. Trataremos de sustituirlo por otro tipo de material o utensilios de plástico”, afirma.
Además, “lo más recomendable es buscar sustitutos de estos alimentos porque en ocasiones, por el sabor metálico, el paciente deja de consumir proteínas que son vitales como los granos”, explica.
Pequeñas comidas frecuentes
Ahora, uno de los efectos secundarios que se pueden evidenciar durante el proceso del cáncer, es el hecho que el paciente experimente sensación de llenura con mínimas cantidades de comida.
La licenciada hace énfasis en que lo recomendable es hacer ingesta de pequeñas cantidades, pero en diferentes franjas horarias para “evitar la pérdida de peso y pérdida nutricional”. Es decir, explica que se trata de hacer cambios “quizás una merienda al desayuno, al almuerzo, en horas de la tarde, a la cena y frecuentes. Lo más importante es que no se puede dejar de consumir los alimentos”, comenta.
En caso que el paciente no tolere la comida, “siempre está la opción de los batidos, que en muchas ocasiones son suplementos nutricionales”, dice la licenciada. Agrega que a estos se les puede añadir: “frutas, vegetales, hojuelas de avena, nueces y quizás en esa medida tenemos la mayor aportación de nutrientes; y que nos caen bien al estómago”, dice.
Sostiene González que todo depende directamente del tipo de preparación: “quizás se podría consumir lo que es la zanahoria, en preparaciones con otros productos como lo es un guacamole, o con algún humus, que nos permite la aportación de ácidos grasos antiinflamatorios. También está el apio que se podría consumir con mantequilla de nuez; con lo cual tendríamos ese componente de ácidos grasos y proteína que son antiinflamatorios”, explica.
Alimentos que vamos a evitar
Aquellos alimentos que se tienen que evitar, están los azúcares, por su alto valor inflamatorio. Explica González que el cáncer “genera procesos de inflamación y los tratamientos que se utilizan normalmente, también generan inflamación o estrés a nivel oxidativo”. Por tanto, la recomendación es “buscar alimentos antioxidantes que nos van a ayudar a contrarrestar el efecto que pueda tener ese tratamiento en nuestra salud”, comenta.
Agrega que “el café negro aporta una gama de antioxidantes y se ha visto que tiene un rol positivo, que tiene unos beneficios en términos de prevención”. Claro está, todo depende de cómo se consuma porque al agregar azúcar o lácteos refinados puede predisponer a afectaciones inflamatorias, a sobrepeso y obesidad, lo cual puede ser un desencadenante para otras afecciones de salud, no solamente el cáncer.
Cuando hablamos de antioxidantes, sostiene la licenciada que se habla de “frutas y vegetales; que vienen a ser parte importante no sólo antes, sino durante el tratamiento”.
De igual manera se recomienda tener cuidado con el consumo de carnes rojas, que son altas en grasa, además de embutidos (ultraprocesados): “porque tienen ese rol inflamatorio que nos va afectar el estado nutricional y no va a permitir que tengamos una respuesta efectiva al tratamiento. Es importante seleccionar cortes de pescado, de aves (pechuga de pavo, pechuga de pollo) que son más reducidos en grasas y ricos en Omega 3”, agrega.
Afirma la experta que es vital “sustituir las harinas que a veces consumimos”. Hace precisión sobre lo que son: harinas blancas, pan blanco, repostería. “No solamente tienen azúcares, sino que de igual manera es una harina que está refinada, que no tiene un aporte nutricional y lo que estamos buscando es darle a nuestro cuerpo todos esos nutrientes que nos ayuden a mantenernos fortalecidos”, asegura.
Al hablar de las grasas, refiere la especialista que no se trata de no comer, sino de sustituir por alimentos que sean ricos en vitamina E. Advierte que “se tienen que evitar: las mantequillas, la mayonesa, los aderezos, las salsas que utilizamos a veces para cocinar y que son ricas en grasas saturadas, las cuales generan procesos de inflamación. Por tal motivo, es importante enfocarse en el consumo de aceites de origen vegetal, que no solo son ricos en Vitamina E, sino que cumplen un papel antiinflamatorio”, aclara.
Alimentos necesarios para el organismo durante el manejo del cáncer
El cáncer es una condición que se debe tener en constante observación y análisis de un equipo multidisciplinar, entre los cuales se encuentra el nutricionista y este a su vez, hace un barrido sobre los alimentos que pueden beneficiar al cuerpo de la persona sin que afecte los resultados efectivos al tratamiento.
Vitamina A: “la papaya, la cual no solo tiene un rol antiinflamatorio por su Vitamina A, sino que también tiene una enzima que se llama ‘papaína’, la cual ayuda en el sistema digestivo. En el caso que las utilicemos evitar añadir azúcares porque la fruta natural ya lo tiene”, asegura la especialista.
Agrega que otros alimentos ricos en esta vitamina fundamental para el cuerpo son “esos alimentos que son anaranjados o amarillos: la calabaza, la papaya, los tomates, los pimientos de colores, zanahoria, también tenemos el melón de agua que nos aporta hidratación”, aclara.
Vitamina C: “Tiene un rol antioxidante y antiinflamatorio como por ejemplo: en los productos cítricos, las fresas, la papaya, el kiwi, los pimientos de colores. Alternativas que podríamos incorporar como parte de nuestras comidas, de nuestras meriendas”, detalla.
Vitamina E: “cumple un papel importante y tiene un rol antioxidante. Lo encontramos principalmente en productos de hojas verdes de color intenso: espinaca, el brócoli, las coles de bruselas, nueces, aceites de origen vegetal”, dice.
Vitamina D: “tiene un rol no sólo antioxidante, sino también a nivel del sistema inmune y antiinflamatorio”, es decir que esta vitamina es esencial en el manejo del cáncer.
Explica la experta en ocasiones, el médico evalúa los niveles de esta vitamina y en caso de deficiencia, este especialista determina las dosis porque “son alimentos fortificados, los cuales durante su preparación le añaden la vitamina, eso lo vemos en algunos panes, cereales, y pastas”, sostiene.
Ácidos grasos y Omega 3
Siempre hablamos de los Omega 3, que los encontramos en los ground flaxseed, las semillas de linaza, en las semillas de chía, también están en los aceites de oliva extra virgen, la yema de los huevos, lo que es el salmón, aceite de bacalao.
Hidratación: vital y en ocasiones puede generar sensación de llenura
La hidratación es bien importante, hay ocasiones en las que se puede experimentar esa resequedad. Por tanto, “la recomendación es mantenerse bien hidratado (...) Claro está, a veces el consumir mucha agua o bastante líquido puede que nos dé la sensación de saciedad y simplemente evita que consumas alimentos, así es que es importante que esa hidratación no vaya a reemplazar nuestra comida”, asegura González.
Aclara que “en ocasiones se pueden experimentar náuseas o vómitos. Es importante en tal caso, no mezclar los alimentos líquidos con los sólidos”.
Recomienda que para evitar esos síntomas, se haga un intervalo de ingesta, en el que antes de comer alimentos sólidos, se beba un poco de agua con una media hora de diferencia, y lo vuelva a hacer después de media hora de haber comido: “en el caso de que sienta saciedad, evitar consumir estos alimentos juntos con los líquidos. De igual manera las temperaturas extremas: alimentos bien fríos o bien calientes, podrían presentarnos malestar estomacal, y es recomendable consumir los alimentos de manera más templada, que estén en un ambiente más natural. Todo va a depender de los síntomas que se estén presentando”, asegura.
Lácteos y derivados
Si consumimos lácteos podemos tomar yogurt, quesos derivados sin grasa, e incorporarlos como merienda. Explica la licenciada que “estos alimentos ayudan a trabajar la flora gastrointestinal y aportan Calcio y Vitamina D”, agrega que es posible que se presente intolerancia y recomienda que puede tener alternativas como “leche de nuez, de almendra, de soya”.
“Nuestra selección de alimentos tiene impacto no solo a nivel físico, sino también emocional. Mientras más antioxidantes, ácidos grasos antiinflamatorios haya en nuestra alimentación, mejor van a estar esos estados de ánimo”, concluye.
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