Es una enfermedad que provoca la acumulación de moco espeso y pegajoso en los pulmones, el tubo digestivo y otras áreas del cuerpo.
Un estudio liderado por la Universidad Técnica de Múnich (TUM), en colaboración con un equipo internacional de investigadores, ha revelado que la fibrosis quística afecta el sistema inmunitario desde las primeras etapas de la vida, incluso en recién nacidos.
Esta alteración inmunológica contribuye a procesos inflamatorios crónicos que no pueden ser corregidos con las terapias actuales dirigidas a mejorar la producción y función de la proteína CFTR.
Los hallazgos han sido publicados recientemente en la revista Science Translational Medicine y podrían tener implicaciones significativas para el manejo y tratamiento de la enfermedad.
La fibrosis quística es un trastorno genético hereditario causado por mutaciones en el gen que codifica la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR).
Esta proteína es crucial para el transporte de iones en las superficies epiteliales, y su disfunción genera una mucosidad espesa que obstruye las vías respiratorias y favorece la colonización bacteriana, lo que resulta en infecciones recurrentes y daño pulmonar progresivo.
Si bien las terapias moduladoras de CFTR han logrado mejorar la función de esta proteína, los pacientes continúan experimentando inflamación crónica de las vías respiratorias.
Para comprender mejor esta paradoja, el equipo de investigación analizó muestras de sangre de niños con fibrosis quística y modelos animales de la enfermedad, descubriendo que ciertas células del sistema inmunitario innato presentan un estado inmaduro desde etapas muy tempranas.
"Nuestros resultados indican que el sistema inmunitario en los pacientes con fibrosis quística presenta alteraciones desde el nacimiento. Estas células inmunitarias inmaduras tienen una capacidad reducida para combatir infecciones, lo que podría estar contribuyendo al ciclo de inflamación crónica característico de la enfermedad", explicó el profesor Nikolai Klymiuk, de la Universidad Técnica de Múnich.
El estudio incluyó análisis de muestras biológicas de cerdos modificados genéticamente para portar la mutación responsable de la fibrosis quística en humanos.
Los investigadores observaron que estos animales presentaban un mayor número y una composición alterada de células inmunitarias en los pulmones al momento del nacimiento, sugiriendo que la disfunción inmunitaria no es consecuencia de las infecciones recurrentes, sino un defecto intrínseco de la enfermedad.
"Esto sugiere que los cambios en el sistema inmunitario no son un efecto secundario de las infecciones frecuentes, sino que forman parte del fenotipo primario de la fibrosis quística. Es posible que el organismo active una especie de 'programa de emergencia' para compensar la disfunción de CFTR, lo que lleva a la producción acelerada de células inmunitarias inmaduras y menos eficaces", detalló Klymiuk.
Las terapias moduladoras de CFTR han logrado avances en la calidad de vida de los pacientes con fibrosis quística, pero estos nuevos hallazgos podrían explicar por qué la inflamación crónica persiste a pesar de la mejora en la producción y transporte de moco.
"Las células inmunitarias, en su mayoría, expresan muy bajos niveles de CFTR, lo que indica que la enfermedad podría estar afectando el sistema inmunológico de manera indirecta. Esto podría explicar por qué los defectos inmunitarios persisten a pesar de la modulación de la proteína CFTR", señaló Klymiuk.
Este descubrimiento sugiere que para lograr un control efectivo de la enfermedad, podría ser necesario un enfoque terapéutico más amplio que incluya estrategias dirigidas a corregir la disfunción inmunitaria, además de los tratamientos existentes para mejorar la función de CFTR.
Los investigadores mencionan que aún deben seguir explorando los mecanismos inmunológicos implicados en la fibrosis quística para desarrollar nuevos tratamientos que puedan abordar la enfermedad desde múltiples frentes.
"Si queremos que los pacientes con fibrosis quística vivan sin síntomas, debemos tratar la enfermedad a varios niveles. Esperamos que este estudio nos ayude a comprender mejor las causas de la disfunción inmunitaria y nos acerque al desarrollo de terapias dirigidas a corregirla", concluyó Klymiuk.
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