La prueba de VPH, que puede realizarse cada cinco años, permite detectar infecciones de alto riesgo con mayor sensibilidad que la citología cervical.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF) ha presentado un borrador de recomendaciones que podría cambiar la manera en que se realiza la detección del cáncer de cuello uterino.
Según este nuevo enfoque, la prueba de detección del virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo se establece como la estrategia principal para mujeres de entre 30 y 65 años, dejando a un lado la citología cervical (conocida como Papanicolaou) como única opción.
Este cambio se fundamenta en la mayor efectividad de la prueba de VPH para identificar infecciones vinculadas al desarrollo de cáncer, lo que permite prevenir o detectar la enfermedad en etapas tempranas.
El VPH es responsable de la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino. Este virus se transmite principalmente por contacto sexual y cuenta con más de 150 cepas identificadas, de las cuales algunas son consideradas de alto riesgo debido a su asociación con cánceres de cuello uterino, ano, pene y orofaringe.
Aunque en muchos casos las infecciones por VPH desaparecen por sí solas, aquellas que persisten pueden provocar alteraciones celulares que, si no se detectan y tratan a tiempo, evolucionan a cáncer.
La prueba de VPH, que puede realizarse cada cinco años, permite detectar infecciones de alto riesgo con mayor sensibilidad que la citología cervical. Este método analiza una muestra de células recolectadas del cuello uterino para identificar el material genético del virus, proporcionando un enfoque más preciso en la prevención.
Por primera vez, la nueva propuesta introduce la opción de auto-recolección de muestras vaginales para la prueba de VPH. Este método permite que las mujeres recolecten sus propias muestras en entornos de atención médica como consultorios, clínicas móviles o centros de urgencias.
Según el Dr. Esa Davis, miembro del USPSTF, esta opción tiene el potencial de eliminar barreras significativas para aquellas mujeres que antes evitaban las pruebas por incomodidad, falta de acceso o miedo al procedimiento tradicional.
"La auto-recolección podría atraer a mujeres que no se han realizado pruebas anteriormente, ampliando las oportunidades de prevención y detección temprana del cáncer de cuello uterino", afirmó Davis.
Aunque la auto-recolección debe realizarse bajo supervisión médica, esta innovación deja ver un paso importante hacia la equidad en la salud, al facilitar que más mujeres se sometan a pruebas de detección de manera cómoda y accesible.
La propuesta también incluye ajustes en las recomendaciones para los diferentes rangos de edad. Para mujeres de entre 21 y 29 años, se mantiene la citología cervical como el método estándar, con pruebas cada tres años.
Sin embargo, para mujeres de 30 a 65 años, la prueba de VPH se posiciona como la estrategia preferida debido a su capacidad para ofrecer un equilibrio superior entre beneficios y posibles daños.
Además, las directrices continúan recomendando que las mujeres mayores de 65 años que hayan tenido resultados normales en pruebas previas y no presenten factores de riesgo adicionales, dejen de realizarse pruebas de detección.
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