Hace varios años descubrieron su relación con el metabolismo y con varios tipos de cáncer.
A través de una investigación en donde los Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas crearon un ratón modificado con el objetivo de simular la cirrosis hepática en donde conocieron los mecanismos moleculares para comprender el proceso de esta condición.
La investigadora Nabil Djouder, lideró desde el Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) e indicó que el estudio busca conocer los mecanismos moleculares ayudará a entender cómo la cirrosis hepática progresa a cáncer de hígado.
Lo expuesto por los investigadores refiere que la cirrosis en el hígado se endurece y se vuelve fibrótico, como tejido cicatrizado. Esto se debe a la activación de los fibroblastos.
“El nuevo trabajo explica cómo estas células entran en juego: cuando los hepatocitos no producen una proteína llamada MCRS1, los ácidos biliares se acumulan en el hígado y activan los fibroblastos, que acaban produciendo la fibrosis”, señala la publicación realizada en Journal of Patology.
Este primer modelo animal que recapitula la cirrosis hepática humana se obtuvo de forma no buscada. El grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO lleva casi una década estudiando la proteína MCRS1.
De acuerdo a estudios previos, hace algunos años descubrieron la relación del metabolismo y con varios tipos de cáncer. Dado que el principal órgano responsable del metabolismo es el hígado, quisieron también analizar el papel de MCRS1 en las células hepáticas
Las investigadoras Amanda Garrido y Eunjeong Kim, primeras firmantes del trabajo publicado, crearon un ratón modificado genéticamente de forma que sus hepatocitos no expresaran MCRS1, y observaron que desarrollaba alteraciones equivalentes a la cirrosis hepática humana.
"Fue una sorpresa -explica Djouder-, que abrió una oportunidad para estudiar los mecanismos moleculares de la cirrosis y su progresión a cáncer de hígado, e intentar así revertir la enfermedad".
"En efecto, entender por qué la falta de MCRS1 en los hepatocitos genera cirrosis ha supuesto desvelar un proceso hasta ahora desconocido como origen de la enfermedad, y abre la puerta al desarrollo de nuevas estrategias farmacológicas", afirma Garrido.
Hasta ahora se sabía que la fibrosis hepática implica la transformación de las células estrelladas hepáticas en fibroblastos, que sintetizan la sustancia que forma el tejido cicatrizado o la fibrosis. Sin embargo, se desconocían los mecanismos desencadenantes de esta transformación y la consiguiente activación de los fibroblastos.
La falta de MCRS1 en los hepatocitos altera el flujo de los ácidos biliares, y estos ácidos activan en los fibroblastos un receptor molecular, llamado FXR, que actúa como el interruptor que pone en marcha el proceso de la cirrosis.
"Esta cadena de eventos es central y universal en el desarrollo de la cirrosis hepática. Actuar sobre esta vía tendría implicaciones importantes para el tratamiento de la cirrosis", comenta Djouder.
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