La nutrición es clave en el manejo de la dermatitis atópica, una enfermedad influenciada por factores genéticos, inmunológicos, disfunción de la barrera cutánea y elementos ambientales como clima, polución y estilo de vida.
La dermatitis atópica, una enfermedad cutánea inflamatoria crónica, afecta a una proporción considerable de la población, "con una prevalencia estimada de un 10% y 12% en niños en Estados Unidos y del 7 al 10% en adultos estadounidenses", según indicó Angélica Vélez, nutricionista dietista y una de las expertas invitadas a la campaña de concientización ´dermatitis atópica: El impacto de una acción proactiva´.
Esta campaña, promovida por la Alianza de Apoyo al Paciente de Dermatitis Atópica en colaboración con la Revista MSP, resaltó el impacto positivo de una acción informada en el manejo de esta condición.
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Este trastorno se caracteriza por piel seca, inflamación y picazón severa, y frecuentemente está asociado con otras condiciones como asma, rinitis alérgica y alergias alimentarias.
La nutrición es algo fundamental en la gestión de esta enfermedad, ya que es una condición que involucra varios factores, como predisposición genética, disfunción de la barrera cutánea, desregulación inmunológica, factores ambientales como el clima, la polución y los rayos ultravioleta y el estilo de vida.
De hecho, la dermatóloga explica que "el intestino influencia significativamente las condiciones de la piel. Es decir, que aquello que estamos consumiendo, sí tiene una relación con nuestra parte cutánea. Un desbalance en la microbiota intestinal, puede afectar los niveles de inmunidad sistémica, inflamación y gravedad de la dermatitis atópica".
En cuanto a la nutrición, la experta en la materia mencionó que "una dieta que carece de nutrientes esenciales puede provocar daños en la función de la barrera de la piel, mayor susceptibilidad a infecciones y exacerbación de los síntomas de la dermatitis atópica".
Sin embargo, "el consumo de algunos alimentos puede desencadenar una respuesta inmune en individuos predispuestos", comentó.
Según menciona, los alérgenos más comunes en los alimentos son la leche de vaca, el maní, la soya, el trigo, las nueces y el pescado.
Cuando estos alimentos son consumidos por individuos con dermatitis atópica, el cuerpo los reconoce como sustancias extrañas, desencadenando una respuesta inmune que libera mediadores inflamatorios, como las histaminas, que contribuyen a la exacerbación de la enfermedad.
Sin embargo, la nutricionista aclaró que "no se recomienda eliminar alimentos sin antes haber confirmado las alergias por medio de pruebas y por el personal de salud especializado", ya que una dieta restrictiva sin supervisión puede llevar a deficiencias nutricionales.
La Dra. Vélez recomendó el consumo de los ácidos grasos, en particular los Omega 3 y Omega 6, en la gestión de la dermatitis atópica. Estos tienen propiedades antiinflamatorias y ayudan a reducir niveles de compuestos proinflamatorios elevados en esta enfermedad.
En palabras de la experta, "los ácidos grasos tienen propiedades antiinflamatorias y reducen las citoquinas y los eicosanoides que típicamente están elevados en la dermatitis atópica".
Los Omega 3, presentes en alimentos como el atún, las semillas de chía y las almendras, son beneficiosos para reducir la inflamación. Por otro lado, los Omega 6, que se encuentran en el aceite de maíz y girasol, también tienen propiedades antiinflamatorias pero deben consumirse con moderación, ya que en excesos, "promueven la inflamación".
Lo que sí es cierto, es que "el probiótico mejora la diversidad de la flora intestinal, lo cual reduce la inflamación sistémica y aumenta la funcionalidad de esa barrera cutánea", menciona la nutricionista.
Los probióticos, como los encontrados en alimentos fermentados como el yogur y el kefir, son microorganismos vivos que contribuyen a una flora intestinal balanceada.
Además, los prebióticos, presentes en alimentos como el ajo, la cebolla, las habichuelas y el guineo, promueven el crecimiento de microorganismos beneficiosos.
De igual forma, nutrientes como la vitamina D, con propiedades inmunomoduladoras, han demostrado ser efectivas en reducir la colonización de Staphylococcus aureus, un microorganismo asociado con brotes de dermatitis atópica.
Asimismo, la vitamina E actúa como un potente antiinflamatorio, mientras que las vitaminas A, C y B6 contribuyen al mantenimiento, reparación y reducción del estrés oxidativo de la piel.
Finalmente, la Dra. Vélez mencionó que es importante adoptar un enfoque holístico e interdisciplinario en el manejo de la dermatitis atópica.
Además de las intervenciones nutricionales, es necesario prestar atención a otros factores como la hidratación, la gestión del estrés, el impacto emocional, el control de los desencadenantes ambientales y en general, optar por un estilo de vida saludable.
Por eso, "es importante conocer cómo todos, de forma interdisciplinaria, podemos colaborar con esta enfermedad", concluyó la experta.