Se ha desarrollado una red neuronal artificial que analiza los patrones de respiración de los bebés mientras duermen, lo que permite un diagnóstico no invasivo.
La Inteligencia Artificial (IA) está demostrando ser una herramienta poderosa en el diagnóstico y manejo de enfermedades respiratorias en bebés y niños, según dos nuevos estudios presentados en el Congreso 2024 de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS).
Los avances tecnológicos están permitiendo a los médicos evaluar de manera más rápida y precisa estas condiciones, con la IA mostrando un potencial incluso mayor que los médicos en formación en algunas áreas.
Un equipo de investigadores en Suiza, liderado por el Dr. Edgard Delgado-Eckert, profesor adjunto del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Basilea, ha desarrollado una red neuronal artificial (RNA) capaz de predecir enfermedades pulmonares en bebés prematuros, como la displasia broncopulmonar (DBP).
Esta red analiza los patrones de respiración de los bebés mientras duermen, ofreciendo un diagnóstico no invasivo y preciso. “Nuestra prueba no invasiva es menos estresante para el bebé y sus padres, lo que significa que pueden acceder al tratamiento más rápidamente y también puede ser relevante para su pronóstico a largo plazo”, explicó Delgado-Eckert.
Este avance en el diagnóstico de la DBP representa un salto significativo, ya que tradicionalmente, evaluar la función pulmonar en bebés ha sido extremadamente complicado. Gracias a esta tecnología, los médicos pueden detectar signos de la enfermedad en etapas tempranas, mejorando las posibilidades de intervención oportuna.
Otro estudio, esta vez realizado por investigadores de la Universidad de Edimburgo, comparó la precisión de los chatbots como ChatGPT, Bard y Bing con la de médicos en formación en escenarios clínicos de enfermedades respiratorias pediátricas.
Los resultados fueron sorprendentes: ChatGPT obtuvo una puntuación media de 7 sobre 9, superando a los médicos en formación en varios aspectos clave, como la coherencia y la utilidad de las respuestas. Bard también fue más coherente que los médicos, mientras que Bing y los médicos en formación obtuvieron puntuaciones similares.
A pesar del entusiasmo generado por estos avances, existen preocupaciones sobre el uso de la IA en la práctica clínica cotidiana.
Hilary Pinnock, presidenta del consejo de educación de la ERS y profesora de medicina respiratoria de atención primaria en la Universidad de Edimburgo, advirtió sobre los riesgos de errores generados por la IA, como la creación de información falsa o la interpretación incorrecta de datos, especialmente si los modelos no están entrenados con información representativa de la población general.
“Sin duda, esto señala el camino hacia un nuevo y valiente mundo de atención asistida por inteligencia artificial”, señaló Pinnock. “Sin embargo, antes de comenzar a utilizar la IA en la práctica clínica habitual, debemos estar seguros de que no creará errores”.
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