La dieta estaría afectando el impacto de los síntomas en las enfermedades reumáticas

Algunos medicamentos pueden interactuar con ciertos alimentos o afectar el apetito y la digestión. Una dieta controlada puede ayudar a gestionar estos efectos y asegurar que los medicamentos funcionen de manera más efectiva.

Katherine Ardila

    La dieta estaría afectando el impacto de los síntomas en las enfermedades reumáticas

    La Licenciada Wanda González, nutricionista dietista, enfatiza la importancia de un control nutricional adecuado para manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes con condiciones reumáticas. En su práctica, la experta se enfoca en la relación entre nutrición y salud articular, destacando cómo una dieta apropiada puede influir positivamente en el manejo de estas enfermedades autoinmunes.

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    Para la Lcda. González, la clave está en una alimentación antiinflamatoria, siendo la dieta mediterránea una de las más recomendadas. "Son estos alimentos lo que les va a ayudar a prevenir ya sea el progreso de la condición o a tratar los síntomas que se pueden exacerbar por alimentos que se están consumiendo de manera incorrecta" explica.

    Dieta mediterránea

    Esta dieta es conocida por sus múltiples beneficios para la salud y se centra en el consumo de alimentos frescos y naturales, ricos en nutrientes y antioxidantes. Los alimentos que la Lcda. González sugiere añadir a la dieta son "todos los cereales íntegros como el pan integral, pasta integral y arroz integral. Cereales que preservan todo su valor nutricional y su fibra dietaria." mencionó. Asimismo, comentó que se debe tener en cuenta un alto consumo de frutas y vegetales  "Es importante un alto consumo de frutas y vegetales, ya que estos son ricos en antioxidantes. Los antioxidantes son esos componentes naturales que están presentes en los alimentos y nos ayudan a contrarrestar el estrés oxidativo y cualquier efecto que pueda impactar lo que son las articulaciones, ligamentos y tejidos celular". 

    En cuanto a las proteínas, sugiere tanto de origen animal como vegetal, prefiriendo las proteínas magras bajas en grasa y los pescados grasos como el salmón. Además, los aceites vegetales, nueces y semillas deben ser incorporados como parte de una alimentación integral. Las legumbres (lentejas, garbanzos, alubias) y los frutos secos (almendras, nueces) son fuentes importantes de proteínas vegetales, fibra y grasas saludables. Estos alimentos ayudan a mantener la saciedad y aportan nutrientes esenciales.

    Sin embargo, cabe recalcar que la dieta mediterránea no solo se enfoca en los alimentos, sino también en el estilo de vida. Comer con moderación, disfrutar de las comidas y mantener un estilo de vida activo son componentes esenciales. "Inicialmente se piensa que son muchos los cambios los que hay que hacer, pero dentro de lo que se esté haciendo bien diariamente, como ir sustituyendo comidas o complementando con el consumo de vegetales en la comida, ya se van viendo los cambios" argumenta la Lcda.

    ¿Qué alimentos evitar?

    La nutricionista también hace hincapié en ciertos alimentos y bebidas a evitar. "Es importante reducir significativamente el consumo de azúcares, postres, bebidas azucaradas y harinas refinadas," advierte. Además, recomienda evitar los embutidos, alimentos fritos altos en grasa y el alcohol, ya que estos son proinflamatorios y pueden agravar los síntomas del paciente.

    Cada enfermedad y cada paciente son únicos. Una dieta controlada y personalizada puede adaptarse a las necesidades específicas del individuo, considerando factores como la severidad de la enfermedad, las comorbilidades y las preferencias personales.

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