Para el genetista pediátrico Simón Carlo Torres, uno de los tres que hay actualmente en Puerto Rico, ver el progreso de sus pacientes, muchos de ellos con necesidades especiales, es lo más hermoso de su profesión.
Para el genetista pediátrico Simón Carlo Torres, uno de los tres que hay actualmente en Puerto Rico, ver el progreso de sus pacientes, muchos de ellos con necesidades especiales, es lo más hermoso de su profesión.
Con 16 años en la práctica, desde que estaba en la Escuela de Medicina le atrajo la medicina materno infantil. Lo aceptaron en Pediatría y se especializó. Cuando estaba por terminar, dialogó con el doctor Alberto Santiago Cornier, quien lo motivó a que hiciera la especialidad en dicha rama, relató.
“No es un tipo de especialidad que deje mucho, desde el punto de vista económico. Pero desde el punto de vista de satisfacción personal, sí deja mucho, porque uno tiene mucho paciente con discapacidad, con problemas de desarrollo, con problemas de comportamiento, que mejoran muchísimo. Cuando uno los ve mejorar, eso da una gran satisfacción. También hay unos casos más severos y uno los ve fallecer. Esa es la parte más triste. Pero eso uno lo ve en todas las especialidades”, expresó el galeno.
Establecido en la zona oeste de la Isla, donde ha vivido toda su vida, cuenta con oficina en Cabo Rojo, en el Hospital San Jorge de Santurce, y en Ponce.
Graduado de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en Santo Domingo, República Dominicana. Completó su especialidad en Pediatría en el Centro Médico de Mayagüez e hizo estudios en genética en el estado de Nueva York.
El doctor también es parte de la Junta de Directores de la Revista Pediatría y Familia, de Editorial Mundo.
Carlo, hijo de un médico generalista que aún practica la Medicina, tiene varios parientes médicos y está casado con una pediatra originaria de Colombia, directora del Área de Pediatría del Centro Médico de Mayagüez, con quien acude a simposios y convenciones médicas alrededor del mundo.
Ambos son profesores en la Escuela de Medicina de Ponce.
Además de la pasión por la Medicina el matrimonio comparte el amor por sus mascotas, cuatro canes. “Son nuestros bebés”, expresó el subespecialista acerca de sus dos Labradores, su Mastiff y su German Shepherd. “Soy bien hogareño”, reveló Carlo Torres, quien es padre de tres hijos, que ya son adultos y eligieron profesiones no relacionadas a la Medicina.
En su tiempo libre, disfruta del teatro junto a su esposa y sus padres, ir a algún restaurante en Joyuda a degustar un pescado, y ambos aprovechan los viajes de desarrollo profesional para compartir y hacer turismo. El doctor también disfruta las exhibiciones de autos y recientemente fue al Museo del Porshe, en Amsterdam, relató.