¿Debemos tomar vitamina D? La ciencia aclara quién necesita un refuerzo y por qué

La necesidad de suplementación de la vitamina D, tiene que ser evaluada individualmente, considerando factores como la edad, el estado de salud, la exposición al sol y la dieta.

Katherine Ardila

    ¿Debemos tomar vitamina D? La ciencia aclara quién necesita un refuerzo y por qué

    La vitamina D, conocida como la "vitamina del sol", juega un papel crucial en la salud ósea y general. Su importancia ha sido reconocida desde hace siglos, pero las recomendaciones sobre su suplementación han evolucionado significativamente.

    La vitamina D es esencial para la absorción del calcio y el fósforo en el intestino, elementos clave para mantener la salud ósea. Sin suficiente vitamina D, el cuerpo no puede absorber adecuadamente estos minerales, lo que puede llevar a enfermedades óseas como el raquitismo en niños, caracterizado por huesos debilitados y deformaciones, y la osteomalacia en adultos, una condición similar que debilita los huesos. La vitamina D también ayuda a mantener el equilibrio del calcio en el cuerpo, lo que es crucial para la función muscular, nerviosa e inmunológica.

    Históricamente, el descubrimiento de la relación entre la exposición al sol y la prevención del raquitismo en el siglo XVIII fue un avance significativo. La luz solar estimula la producción de vitamina D en la piel, y los investigadores pronto descubrieron que la exposición adecuada al sol podía prevenir esta enfermedad ósea debilitante. Sin embargo, en el contexto moderno, las pautas sobre la suplementación de vitamina D han cambiado a medida que los investigadores han aprendido más sobre su función y efectos en el cuerpo.

    Deficiencia de vitamina D: un problema global

    Las deficiencias de vitamina D siguen siendo un problema importante en todo el mundo. La prevalencia de deficiencias varía según la región y el estilo de vida. En el Medio Oriente, donde el uso de ropa que cubre la mayor parte del cuerpo limita la exposición al sol, hasta el 30% de la población puede sufrir deficiencias graves. En contraste, en Finlandia, un país con largos y oscuros inviernos, la prevalencia de deficiencias graves es relativamente baja debido a políticas nacionales que enriquecen productos lácteos con vitamina D. En los Estados Unidos, el 6% de la población enfrenta deficiencias graves, gracias a la inclusión de vitamina D en alimentos como cereales y productos lácteos. Sin embargo, a pesar de estas medidas, algunas personas pueden estar en riesgo de deficiencia debido a factores individuales como la edad, la dieta y la exposición solar.

    Recomendaciones de dosis y fuentes naturales, según expertos 

    Las recomendaciones sobre la ingesta diaria de vitamina D varían según la edad y el estado de salud. La Academia Nacional de Medicina de EE. UU. sugiere una dosis diaria de 400 unidades internacionales (UI) para bebés menores de 1 año, 600 UI para personas hasta los 70 años y 800 UI para mayores de 70 años. Estas dosis están destinadas a mantener niveles adecuados de vitamina D en el cuerpo y prevenir deficiencias graves que pueden llevar a problemas óseos y otros problemas de salud.

    La exposición al sol es una fuente natural importante de vitamina D. Una breve exposición diaria al sol de entre cinco y diez minutos puede proporcionar la cantidad necesaria de vitamina D. Sin embargo, la exposición solar tiene sus riesgos, incluidos el cáncer de piel y el envejecimiento prematuro. La Academia Americana de Dermatología recomienda evitar la exposición solar directa y, en su lugar, obtener vitamina D a través de la dieta y suplementos. Los alimentos ricos en vitamina D incluyen pescados grasos como el salmón y la caballa, yemas de huevo, carne roja, hígado y champiñones secados al sol. Además, muchos alimentos están enriquecidos con vitamina D, como algunos productos lácteos, cereales y jugos de naranja.

    ¿Quién debería considerar la suplementación con vitamina D?

    La suplementación con vitamina D puede ser beneficiosa para ciertos grupos de personas que están en mayor riesgo de deficiencia. Los lactantes que no reciben leche de fórmula enriquecida, los adultos mayores cuya capacidad para sintetizar vitamina D disminuye con la edad, y las mujeres embarazadas pueden beneficiarse de la suplementación. Además, las personas con piel oscura, que contiene más melanina y bloquea la luz ultravioleta, también pueden necesitar suplementos para mantener niveles adecuados de vitamina D. Aquellos que viven en regiones con poca luz solar durante el invierno o que pasan la mayor parte del tiempo en interiores también pueden necesitar suplementos para prevenir deficiencias.

    A pesar de que muchos estadounidenses obtienen suficiente vitamina D a través de la dieta y la exposición al sol, algunas personas pueden estar tomando suplementos innecesariamente mientras que otras, que realmente necesitan suplementación, podrían no estar recibiendo la cantidad necesaria. Consultar con un profesional de la salud puede ayudar a determinar si se necesita un suplemento y en qué cantidad.

    Riesgos de sobredosis y eficacia de dosis altas de la vitamina D

    Aunque la vitamina D es esencial para la salud, la sobredosis puede ser peligrosa. La ingesta excesiva de vitamina D puede provocar problemas como la acumulación de calcio en la sangre, lo que puede causar náuseas, debilidad, y problemas renales. Las dosis excesivas, que pueden superar las 5,000, 10,000 o incluso 20,000 UI, pueden llevar a complicaciones graves como la calcificación de tejidos blandos y el deterioro de la salud ósea. Algunos informes indican que personas han requerido hospitalización debido a la sobredosis de suplementos de vitamina D.

    Por otro lado, algunos estudios recientes sugieren que dosis más altas de vitamina D podrían ofrecer beneficios adicionales, como la reducción del riesgo de metástasis en ciertos tipos de cáncer y la mejora de la prevención de enfermedades autoinmunes. El estudio VITAL, que examinó a casi 26,000 adultos durante cinco años, encontró que dosis de 2,000 UI diarias de vitamina D podrían reducir las probabilidades de metástasis en cánceres y la incidencia de ciertas afecciones autoinmunes. Sin embargo, estos beneficios aún no se han confirmado de manera definitiva y se requiere más investigación para establecer con certeza la eficacia de dosis altas.

    En conclusión, la vitamina D sigue siendo un componente esencial para la salud ósea y general. Sin embargo, la necesidad de suplementación debe ser evaluada individualmente, considerando factores como la edad, el estado de salud, la exposición al sol y la dieta. Mantener un equilibrio adecuado en la ingesta de vitamina D y evitar dosis excesivas es fundamental para mantener una salud óptima.

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