En Puerto Rico, 5 de cada 10 habitantes enfrenta trastornos emocionales como depresión o ansiedad, con una prevalencia que supera la de Estados Unidos, según el Departamento de Salud.
El suicidio se ha convertido en un problema alarmante en Puerto Rico, siendo la tercera causa principal de muerte, según un informe reciente del Departamento de Salud. Esta realidad pone de relieve la urgencia de abordar la salud mental como una prioridad de salud pública.
En Puerto Rico, los problemas de salud mental más comunes en la actualidad incluyen la depresión mayor, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de estrés postraumático, confirmó Anelis Marcial, estudiante doctoral en psicología para la Revista Medicina y Salud Pública.
Marcial destacó que esto se debe a varios factores, entre ellos los desastres naturales y las crisis socioeconómicas. La experta añadió que estos eventos, incluida la pandemia, han despertado la ansiedad en muchas personas.
"Esta incertidumbre de no saber si podrán costear ciertas cosas en su vida, como alimentos y gasolina, genera un sentimiento de ansiedad muy fuerte. Especialmente cuando hablamos del trastorno de estrés postraumático (PTSD), se nota cuando comienzan los avisos de huracanes y las noticias sobre posibles fenómenos naturales. En esos momentos, se puede observar que el pueblo puertorriqueño se preocupa mucho", resaltó Marcial.
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A pesar de que, tras estos eventos traumáticos, el Departamento de Salud reportó un aumento en la demanda de servicios de salud mental, las barreras siguen presentes, según confirmó Anelis Marcial.
Entre estas se encuentra la cuestión económica: "Como bien sabemos, los servicios psicológicos no son muy accesibles para muchas personas, y no todos tienen la estabilidad económica necesaria para costearlos. Aunque el gobierno ofrece planes médicos, no todos cubren los gastos de los tratamientos", añadió Marcial.
La falta de especialistas es otra de las barreras que enfrenta la isla. La escasez de psicólogos, trabajadores sociales y psiquiatras está afectando significativamente el acceso de las personas a alcanzar el bienestar y una buena salud mental.
"El personal que tenemos actualmente en la isla está muy sobrecargado. Conseguir una cita se ha vuelto complicado, especialmente cuando se trata de agendar con un psiquiatra, ya que las citas están programadas con mucha anticipación", señaló Marcial.
Aunque, en la actualidad se habla más sobre salud mental y la importancia de buscar ayuda profesional, sigue siendo un tema tabú en la comunidad, destacó la experta. "Sí ha habido mejoras, pero todavía es un asunto en el que muchas personas enfrentan discriminación al buscar servicios psicológicos, incluso a veces por parte de sus propios familiares, quienes pueden juzgarlos y señalarlos", añadió.
Marcial subrayó que otra barrera importante es la accesibilidad para quienes viven en áreas rurales. No todas las personas tienen acceso cercano a un psicólogo o profesional de salud mental, lo que dificulta que quienes residen en zonas alejadas puedan recibir la atención necesaria.
La forma en que se maneja la salud mental en Puerto Rico difiere significativamente de otros lugares del mundo, lo cual está vinculado principalmente a la cultura y la infraestructura, señaló Marcial. Añadió que en países como el Reino Unido y en Europa, la salud mental está bien integrada en los programas de salud pública, lo que facilita el acceso a psicólogos y consejeros.
En contraste, en Puerto Rico hay varias limitaciones, tanto en infraestructura como en estigmatización. Aunque existen recursos como la Línea Paz y hospitales especializados, el estigma sigue siendo una barrera significativa para muchas personas, destacó la experta.
"Necesitamos más especialistas en el área de salud mental que se queden en Puerto Rico y que puedan brindarnos la ayuda que necesitamos para ayudar al pueblo. Es fundamental psicoeducar a la comunidad", recalcó Anelis Marcial.
La experta añadió que la psicoeducación en salud mental es fundamental para reducir el estigma y mejorar el acceso a los servicios psicológicos en Puerto Rico. Aunque ha habido avances en este tema, muchas personas aún desconocen qué son los trastornos mentales y cuándo deben buscar ayuda.
La falta de información impacta negativamente a las comunidades, especialmente en áreas rurales y entre grupos vulnerables, como los adultos mayores, resaltó Marcial. Además, comentó que muchos líderes religiosos en la isla, que juegan un papel importante en la vida de muchos, a menudo carecen de las herramientas necesarias para orientar a sus congregaciones sobre salud mental.
Promover la educación en escuelas, lugares de trabajo y espacios religiosos es esencial para combatir malentendidos y facilitar el acceso a un cuidado integral. Como señaló Anelis Marcial, experta en salud mental: "La psicoeducación no solo reduce el estigma, sino que permite a las personas comprender mejor su bienestar emocional y saber cuándo buscar ayuda, creando un impacto positivo en la comunidad."
En un contexto donde la salud mental sigue siendo un desafío, educar a la población es un paso crucial para construir una sociedad más consciente y resiliente.
