El cáncer de esófago comienza cuando las células del revestimiento del esófago crecen de manera descontrolada, formando tumores que pueden diseminarse a otras partes del cuerpo.
A menudo diagnosticado en etapas avanzadas, es crucial identificar los signos de alerta temprana para mejorar las perspectivas de tratamiento.
Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, el cáncer de esófago comienza cuando las células del revestimiento del esófago sufren mutaciones en su ADN, lo que lleva a un crecimiento celular descontrolado.
Este crecimiento anómalo forma tumores que, con el tiempo, pueden diseminarse a otros órganos del cuerpo. Aunque su diagnóstico ocurre frecuentemente en etapas avanzadas, existen síntomas tempranos que pueden ayudar a detectar la enfermedad antes de que sea demasiado tarde.
El diagnóstico temprano es clave para mejorar las tasas de supervivencia del cáncer de esófago. La Clínica Mayo identifica algunos de los síntomas iniciales más comunes que deben ser motivo de consulta médica inmediata:
Dificultad para tragar: Este es uno de los síntomas más comunes, y suele empeorar con el tiempo. Si usted tiene que modificar sus hábitos alimenticios debido al dolor o la incomodidad al tragar, es fundamental buscar atención médica.
Pérdida de peso inexplicable: Aproximadamente el 50% de los pacientes con cáncer de esófago experimentan una pérdida de peso sin explicación aparente, relacionada generalmente con la dificultad para tragar o la pérdida del apetito, como explica el hospital Johns Hopkins.
Dolor en el pecho: El dolor torácico puede ocurrir inmediatamente después de tragar alimentos o líquidos, o cuando estos llegan al área afectada por el tumor en el esófago, advierte el instituto médico.
Ronquera y tos persistente: Estos síntomas pueden ser causados por la extensión del cáncer a los nervios de la laringe, lo que afecta la voz y la capacidad de tragar.
Es importante recordar que, en muchos casos, los síntomas del cáncer de esófago no se presentan hasta que la enfermedad está en una fase avanzada, lo que puede dificultar su tratamiento.
Aunque no se comprende completamente la causa exacta del cáncer de esófago, hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad, según Johns Hopkins:
Fumar: El consumo de tabaco es uno de los factores de riesgo más conocidos para el cáncer de esófago.
Consumo excesivo de alcohol: El abuso de alcohol puede dañar el revestimiento del esófago y contribuir al desarrollo de tumores.
Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE): Las personas con reflujo ácido frecuente tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de esófago.
Esófago de Barrett: Esta afección, que causa cambios en el revestimiento del esófago, aumenta el riesgo de cáncer esofágico.
Acalasia: Trastorno en el que el esófago pierde la capacidad de mover los alimentos hacia el estómago, lo que puede contribuir al desarrollo de cáncer.
La dificultad para detectar el cáncer de esófago en sus etapas iniciales hace que este tipo de cáncer sea especialmente peligroso.
A menudo, los pacientes solo buscan ayuda médica una vez que los síntomas se vuelven más evidentes y graves. Por esta razón, los médicos insisten en la importancia de estar atentos a los signos de alerta, especialmente en personas con factores de riesgo.
El cáncer de esófago es una enfermedad seria que, aunque a menudo se diagnostica en etapas avanzadas, tiene un mayor pronóstico de éxito cuando se detecta temprano. Reconocer los síntomas iniciales y comprender los factores de riesgo puede ser clave para salvar vidas.
Si presenta cualquiera de los síntomas mencionados o tiene antecedentes de los factores de riesgo, es fundamental consultar a un médico para una evaluación y diagnóstico adecuado.
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