Conoce las pruebas para diagnosticar el Mieloma Múltiple

Si los síntomas sugieren que una persona puede tener Mieloma Múltiple, se hacen pruebas adicionales.

Luisa Ochoa

    Conoce las pruebas para diagnosticar el Mieloma Múltiple

    Para llegar al diagnóstico de esta enfermedad se realizan diferentes pruebas en el paciente sospechoso o que presenta síntomas. Según estudios, el Mieloma múltiple es más común en hombres de mediana edad, es decir, de 60 años en adelante. 

    De acuerdo con el Dr. Joel López, Hematólogo Oncólogo del Hospital Auxilio Mutuo, para el discernimiento de la patología se efectúan exámenes enfocados en detectar si la proteína monoclonal está presente en las células, si está en la sangre u orina. “Adicional a eso, se hace un conteo de sangre, se revisa si el paciente tiene anemia, o algún órgano envuelto. También es importante analizar la función renal y el calcio que tiene el paciente”.

    Asimismo, hay que conocer los factores de riesgo frente a esta enfermedad. El Dr. Alexis Cruz Chacón, Hematólogo Oncólogo y Director del Programa de Trasplante de Médula Ósea y Terapia Celular del Hospital Auxilio Mutuo, indicó que, “hay factores de riesgo como la exposición a químicos inorgánicos o la exposición a radiación, eso podría provocar las mutaciones y si el organismo no es capaz de reparar esas mutaciones, esa célula no se puede transformar”. 

    Pruebas de laboratorio

    Recuentos sanguíneos

    El hemograma completo es una prueba que mide los niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la sangre. Si existen demasiadas células de mieloma en la médula ósea, los niveles de algunas de estas células sanguíneas pueden estar bajos. El hallazgo más frecuente es un recuento bajo de glóbulos rojos (anemia).

    Pruebas bioquímicas de la sangre

    Se verifican los niveles de creatinina, albúmina, calcio y otros electrolitos.

    Los niveles de creatinina indican qué tan bien funcionan sus riñones. Los niveles elevados significan que los riñones no funcionan bien. Esto es común en las personas con mieloma.

    La albúmina es una proteína que se encuentra en la sangre. En las personas con mieloma, se pueden presentar niveles bajos de albúmina.

    Asimismo, las personas con mieloma avanzado pueden presentar niveles elevados de calcio. Los niveles elevados de calcio (hipercalcemia) pueden causar síntomas de cansancio, debilidad y confusión.

    También se debe hacer una prueba sanguínea para medir los niveles de deshidrogenasa láctica LDH. Esto puede ser un indicador útil del pronóstico del paciente. Los altos niveles indican que la enfermedad es más avanzada y que pueden tener un peor pronóstico.

    Pruebas de orina

    Normalmente, se obtiene una muestra de orina de rutina para identificar proteína del mieloma que se haya filtrado a través del riñón. Probablemente, también se pide una muestra de orina obtenida durante un período de 24 horas para que se pueda  medir cuánta proteína del mieloma está presente. Estas pruebas se llaman electroforesis de proteínas en orina (UPEP)  e inmunofijación en orina. 

    Inmunoglobulinas cuantitativas

    Esta prueba mide los niveles sanguíneos de los diferentes anticuerpos (también conocidas como inmunoglobulinas). Existen varios tipos distintos de anticuerpos en la sangre: IgA, IgD, IgE, IgG, e IgM. Se miden los niveles de estas inmunoglobulinas para determinar si cualquiera está anormalmente alta o baja. En el mieloma múltiple, el nivel de un tipo puede estar alto, mientras que los otros están bajos.

    Electroforesis

    El anticuerpo producido por las células del mieloma es anormal, ya que es monoclonal (exactamente el mismo). Una prueba, llamada electroforesis de proteínas en suero (SPEP), mide la cantidad de anticuerpos en la sangre y puede detectar un anticuerpo monoclonal. Entonces, se usa otra prueba, como la inmunofijación o la inmunoelectroforesis, para determinar el tipo exacto de anticuerpo anormal (IgG, IgA o algún otro tipo). El primer paso para hacer un diagnóstico de mieloma múltiple puede ser encontrar un anticuerpo monoclonal en la sangre. Esta proteína anormal se conoce por varios nombres diferentes, entre los que se incluyen inmunoglobulina monoclonal, proteína monoclonal (proteína M), Pico M o paraproteína.

    Los anticuerpos se componen de cadenas de proteína: dos cadenas largas (pesadas) y dos cadenas más cortas (ligeras). A veces los fragmentos de la proteína anormal del mieloma se filtran a través del riñón en la orina. Esta proteína en la orina, conocida como proteína Bence-Jones, es la parte del anticuerpo llamada cadena ligera. Las pruebas empleadas para encontrar un anticuerpo monoclonal en la orina se llaman electroforesis de proteínas en orina (UPEP) e inmunofijación en orina. Con más frecuencia, estas pruebas se hacen en orina recolectada por más de 24 horas, no solo en una muestra de rutina.

    Cadenas ligeras libres en suero

    Esta prueba de sangre puede medir los niveles de cadenas ligeras en la sangre, y se realiza para detectar mieloma o amiloidosis de cadenas ligeras.

    Esta es más útil en los casos poco comunes de mieloma en los que no se encuentra proteína M mediante la SPEP. Debido a que la SPEP mide los niveles de anticuerpos intactos (total), no puede medir solamente la cantidad de cadenas libres.

    Esta prueba también calcula el índice de cadenas ligeras libres, el cual se utiliza para saber si hay un tipo de cadena ligera más que el otro. Existen dos clases de cadenas ligeras: kappa y lambda. Normalmente, están presentes en cantidades iguales en la sangre, dando un índice de 1 a 1. Si hay más de un tipo de cadena ligera que de otro, el índice será diferente, lo que puede ser un signo de mieloma.

    Microglobulina beta-2

    La microglobulina beta-2 es otra proteína producida por las células del mieloma. Aunque esta proteína por sí sola no causa problemas, puede ser un indicador útil del pronóstico del paciente. Los altos niveles indican que la enfermedad es más avanzada y que pueden tener un peor pronóstico.

    Tipos de biopsias

    Biopsia de la médula ósea

    Las personas con mieloma múltiple tienen demasiadas células plasmáticas en sus médulas óseas. El procedimiento para examinar la médula ósea se llama biopsia y aspirado de médula ósea, la cual se puede realizar en el consultorio médico o en un hospital.

    Para el aspirado de médula ósea, se adormece con anestesia local la parte de atrás del hueso pélvico. Luego se inserta una aguja en el hueso y se usa una jeringa para remover una pequeña cantidad de médula ósea líquida. Esto causa un breve dolor agudo. Para la biopsia, se utiliza una aguja para extraer un pequeño fragmento de hueso y médula. Los pacientes pueden sentir algo de presión durante la biopsia. Cuando pasa el efecto del medicamento que insensibiliza el área donde se efectuó la biopsia, se siente cierta molestia. La mayoría de los pacientes pueden regresar inmediatamente a sus casas después del procedimiento.

    El tejido de la médula ósea se examina en el laboratorio para  observar la apariencia, el tamaño y la forma de las células, así como la forma en que las células están agrupadas y determinar si existen células del mieloma en la médula ósea, y, si existen, en qué cantidad. Al aspirado (la parte líquida de la médula ósea) también se le pueden hacer otras pruebas, incluyendo inmunohistoquímica y citometría de flujo, y análisis cromosómico, incluyendo cariotipo e hibridación in situ con fluorescencia (también conocida como FISH).

    Inmunohistoquímica: una parte de la muestra de biopsia se trata con proteínas especiales que causan cambios de color y ayudan a identificar células de mieloma.

    Citometría de flujo: una muestra de médula ósea se trata con proteínas especiales que solo se adhieren a ciertas células. Esto puede ayudar a determinar si esas células son anormales y si son células de mieloma, células de linfoma, algún otro cáncer o una enfermedad no cancerosa.

    Citogenética: una prueba que evalúa a los cromosomas (hebras largas de ADN) en células normales de la médula ósea y células de mieloma. Algunas células de mieloma pueden tener demasiados cromosomas, muy pocos cromosomas, u otras anomalías cromosómicas (tales como translocaciones y deleciones). En algunos casos, encontrar estos cambios puede ayudar a predecir el pronóstico de una persona. Los resultados de las pruebas citogenéticas generalmente tardan alrededor de 2 a 3 semanas.

    Hibridación in situ con fluorescencia (FISH): Utiliza tintes fluorescentes especiales que solo se adhieren a ciertas partes de los cromosomas. La prueba FISH puede encontrar la mayoría de los cambios cromosómicos (como translocaciones y deleciones) que son visibles en las pruebas citogenéticas convencionales que se hacen en el laboratorio, así como algunos cambios que son muy pequeños para verlos con la prueba citogenética usual. Esta prueba es muy precisa y los resultados están a menudo disponibles en un par de días.

    Biopsia por aspiración con aguja fina

    La biopsia por aspiración con aguja fina (fine needle aspiration, FNA) usa una aguja muy fina y una jeringa para extraer una pequeña cantidad de tejido de un tumor o ganglio linfático. El médico puede dirigir la aguja mientras palpa un ganglio linfático agrandado cerca de la superficie del cuerpo. Si el área anormal (tumor) está localizada en un sitio profundo del cuerpo, se puede guiar la aguja mientras se observa en una tomografía computarizada (CT scan; los estudios por imágenes se describen más adelante en esta sección). La principal ventaja de la FNA es que no requiere cirugía. Por otro lado, la desventaja es que en algunos casos esta aguja fina no puede extraer tejido suficiente para un diagnóstico definitivo.

    Biopsia por punción con aguja gruesa

    Esta prueba es similar a la FNA, aunque se usa una aguja más grande y se extrae una muestra de tejido mayor.

    Si un área se ve anormal en una radiografía, se puede necesitar una biopsia para confirmar que se trata de un plasmocitoma . Con más frecuencia, se lleva a cabo una biopsia con aguja (aguja fina o por punción con aguja gruesa).

    Estudios por imágenes

    Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Los estudios por imágenes se pueden realizar por varias  razones, incluyendo:

    Para encontrar áreas que causan sospecha y que podrían ser cancerosas

    Saber cuán lejos se ha propagado el cáncer

    Ayudar a determinar si el tratamiento es eficaz

    Radiografías de los huesos

    La destrucción de los huesos causada por las células del mieloma puede detectarse con radiografías. A menudo, los médicos ordenarán una serie de radiografías que incluyen la mayoría de los huesos, lo que se llama estudio radiográfico de los huesos o estudio radiográfico del esqueleto.

    Tomografía computarizada

    En este estudio, conocido en inglés como CT) se emplean rayos X desde diferentes ángulos que son combinados por una computadora para obtener imágenes detalladas de los órganos. Algunas veces, este estudio puede ayudar a indicar si sus huesos han sido afectados por el mieloma. También se puede usar para guiar la aguja de una biopsia hacia una región que requiera de más atención.

    Imágenes por resonancia magnética

    Al igual que la CT, las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) muestran imágenes detalladas de los tejidos blandos del cuerpo. Sin embargo, las MRI utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. Para mostrar mejor los detalles, es posible que un material de contraste, llamado gadolinio, se inyecte en una vena antes de realizar el estudio.

    Las imágenes por resonancia magnética son muy útiles para examinar los huesos, el cerebro y la médula espinal. Debido a que los estudios de MRI pueden encontrar los plasmocitomas que no se pueden ver en las radiografías comunes, estos pueden ser útiles si el paciente presenta dolor en un hueso, pero no se observa nada anormal en la radiografía. Además, el MRI se puede usar para examinar la médula ósea en pacientes con mieloma múltiple.

    Tomografía por emisión de positrones

    en este estudio, conocido en inglés como PET, se introduce una forma de azúcar radiactivo en una vena y pasa por todo el cuerpo. Las células cancerosas absorben altas cantidades de esta azúcar. Luego, una cámara especial toma imágenes que muestran las áreas donde el azúcar se acumuló en todo el cuerpo. Una PET se combina a menudo con una CT (conocido como un estudio PET/CT).

    Cuando parece que un paciente tiene un plasmocitoma  solitario, se puede usar un explorador PET para determinar si hay otros plasmocitomas. Al igual que los estudios de MRI, la PET puede encontrar los plasmocitomas que no se pueden ver en las radiografías comunes, de modo que son útiles si el paciente presenta dolor en un hueso, pero el resultado de la radiografía es negativo.

    Ecocardiografía (ECHO)

    La amiloidosis a menudo afecta el corazón.  Por lo tanto, se puede realizar una ecocardiografía si su médico diagnostica o sospecha que usted tiene este trastorno. Esta prueba es básicamente un ultrasonido del corazón que utiliza ondas sonoras para observar el músculo del corazón y evaluar su funcionamiento. La ecocardiografía puede indicar si el tamaño del corazón es normal y si está bombeando con normalidad. También es especialmente útil si se sospecha amiloide, ya que la amiloide en el músculo del corazón se ve diferente que en el músculo del corazón normal.

    Fuente consultada aquí.


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