Los inhibidores de la colinesterasa, podrían ralentizar el deterioro cognitivo durante un periodo de cinco años. Además, se asoció con un menor riesgo de mortalidad durante el primer año tras el diagnóstico.
Un estudio del Instituto Karolinska de Suecia, publicado en la revista Alzheimer's & Dementia, ha revelado que los inhibidores de la colinesterasa (ChEI), un fármaco comúnmente utilizado en el tratamiento del alzhéimer, podrían ofrecer un beneficio significativo al ralentizar el deterioro cognitivo en pacientes con demencia con cuerpos de Lewy (DCL).
Esta forma de demencia, aunque menos conocida, comparte características con el alzhéimer y el párkinson, y se presenta con síntomas que incluyen alteraciones del sueño, cambios en el comportamiento, dificultades cognitivas, problemas de movimiento, y desregulación de funciones corporales automáticas.
La demencia con cuerpos de Lewy afecta entre un 10 y un 15 por ciento de los casos de demencia, lo que la convierte en una de las formas más comunes después del alzhéimer y la demencia vascular.
En este tipo de demencia, los problemas cognitivos, como dificultades para pensar, suelen ser uno de los primeros síntomas, similares a los que se observan en la enfermedad de Alzheimer. Con el tiempo, además de las dificultades cognitivas, los pacientes pueden desarrollar otros síntomas como problemas de movimiento, alucinaciones visuales y trastornos del sueño.
A diferencia del alzhéimer, la demencia con cuerpos de Lewy tiende a afectar más las actividades mentales que la memoria.
Sin embargo, los estudios sobre tratamientos a largo plazo para la DCL han sido limitados, lo que ha dificultado el desarrollo de terapias específicas para esta condición. Actualmente, no existe un tratamiento aprobado específicamente para la DCL, lo que obliga a los médicos a recurrir a medicamentos diseñados para otras formas de demencia, como los inhibidores de la colinesterasa y la memantina.
Hong Xu, profesor adjunto del Departamento de Neurobiología, Ciencias de la Atención y Sociedad del Instituto Karolinska y primer autor del estudio, destacó la importancia de investigar opciones terapéuticas para la DCL. "Los inhibidores de la colinesterasa y la memantina se utilizan comúnmente en la práctica clínica para tratar los síntomas de la DCL, aunque su eficacia a largo plazo no ha sido bien establecida debido a la heterogeneidad en los resultados de los ensayos clínicos y la falta de datos a largo plazo", explicó Xu.
Esta investigación, que abarca un periodo de hasta diez años y analiza a 1,095 pacientes con DCL, es un esfuerzo significativo por comprender mejor los efectos de estos tratamientos en esta población.
El estudio comparó los efectos de los ChEI y la memantina con la ausencia de tratamiento y encontró que los ChEI podrían ralentizar el deterioro cognitivo durante un periodo de cinco años. Además, el uso de inhibidores de la colinesterasa se asoció con un menor riesgo de mortalidad durante el primer año tras el diagnóstico, lo que sugiere un beneficio adicional de estos fármacos en los pacientes con DCL.
Maria Eriksdotter, profesora del Departamento de Neurobiología, Ciencias de la Atención y Sociedad del Instituto Karolinska y última autora del artículo, subrayó la relevancia de estos hallazgos para la comunidad médica. "Nuestros resultados sugieren que los inhibidores de la colinesterasa podrían tener un papel importante en el manejo de la DCL, lo que podría llevar a una actualización de las guías de tratamiento existentes", afirmó Eriksdotter.
Sin embargo, también advirtió sobre las limitaciones del estudio, destacando que su naturaleza observacional no permite establecer una relación causal definitiva entre el tratamiento con ChEI y los beneficios observados. Además, el estudio no incluyó datos sobre variables importantes como los hábitos de vida, la fragilidad, la presión arterial y la copatología de la enfermedad de Alzheimer, que podrían haber influido en los resultados.
Otra limitación mencionada por los investigadores es la dificultad en el diagnóstico preciso de la DCL. A pesar de los avances en las técnicas de diagnóstico, diferenciar la DCL de otras formas de demencia sigue siendo un desafío para los profesionales de la salud, lo que complica la evaluación y tratamiento adecuados de los pacientes.
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