Lipoproteína(a): generalmente es asintomática, pero puede aumentar el riesgo de infartos

La Lp(a) emerge como un enemigo silencioso en la salud cardiovascular, no presenta síntomas visibles, pero aumenta considerablemente el riesgo de enfermedades como el infarto de miocardio, aterosclerosis y estenosis de la válvula aórtica.

Katherine Ardila

    Lipoproteína(a): generalmente  es asintomática, pero puede aumentar el riesgo de infartos

    En el ámbito de la salud cardiovascular, la lipoproteína(a), también conocida como Lp(a), se ha posicionado como un factor de riesgo relevante, aunque en gran medida subestimado, para su reconocimiento en enfermedades del corazón recurrentes. 

    Durante una sesión titulada "Lp(a): El enemigo silencioso del corazón", liderada por el Dr. Florian Kronenberg, se resaltaron varios aspectos sobre la Lp(a) en la salud cardíaca y cómo su medición puede redefinir la estimación del riesgo cardiovascular.

    ¿Qué es la Lipoproteína(a)? 

    Se describió la Lp(a) como una partícula lipídica similar a la lipoproteína de baja densidad (LDL). Sin embargo, lo que distingue a la Lp(a) es la presencia de una apolipoproteína adicional llamada apolipoproteína(a), que contiene un número variable de repeticiones kringle IV, elementos estructurales que influyen en su comportamiento. 

    Esta partícula también se asocia a fosfolípidos oxidados, que juegan un rol en el riesgo cardiovascular al promover inflamación y aterogénesis.

    ¿En qué consiste una concentración elevada de Lp(a)?

    La Dra. Pia Kamstrup, jefa del Departamento de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de Copenhague, explicó que la concentración de Lp(a) en el organismo es en gran parte determinada genéticamente, lo que representa el 90% de su variabilidad en la población general. 

    Esto significa que los niveles elevados de Lp(a) no se ven significativamente afectados por factores como el estilo de vida. Aunque estos ajustes son beneficiosos para la salud cardiovascular general, no tienen un impacto directo sobre los niveles de Lp(a).

    Lo que si es cierto es que en las mujeres se observa un leve aumento tras la menopausia. Además, enfermedades como la insuficiencia renal también pueden influir en los niveles de esta lipoproteína.

    ¿Cuál es la relación entre la Lp(a) y las enfermedades cardiovasculares?

    En términos de riesgo cardiovascular, la Lp(a) juega un rol crucial. Según la Dra. Kamstrup, estudios como el del Biobanco del Reino Unido han demostrado que a mayor concentración de Lp(a), mayor es el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD). 

    En estos estudios, la relación entre la Lp(a) y el riesgo cardiovascular sigue una curva logarítmico-lineal, lo que indica que no existe un umbral definido para el riesgo. Incluso niveles moderadamente elevados pueden aumentar significativamente las probabilidades de sufrir un evento cardiovascular.

    Los datos observacionales y genéticos muestran que aquellas personas en el 10% superior de la distribución de Lp(a) tienen de dos a tres veces más riesgo de sufrir un infarto de miocardio y de desarrollar estenosis de la válvula aórtica calcificada, en comparación con aquellas con niveles más bajos. 

    Además, un nivel elevado de Lp(a) también incrementa el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, insuficiencia cardíaca, aneurisma aórtico abdominal, arteriopatía periférica y mortalidad general.

    La Lp(a) es mucho más aterogénica que la LDL

    La Dra. Jai Cegla, directora del servicio de lípidos del Imperial College de Londres, explicó cómo la Lp(a) es mucho más aterogénica que la LDL, la lipoproteína tradicionalmente asociada al riesgo cardiovascular. 

    Basándose en un estudio del Biobanco del Reino Unido, se determinó que una partícula de Lp(a) es hasta seis veces más propensa a contribuir a la aterosclerosis que una partícula de LDL. Sin embargo, en promedio, las personas tienen 10 veces más partículas de LDL que de Lp(a), por lo que el impacto global de la LDL sigue siendo relevante.

    El mecanismo detrás de esta diferencia radica en la composición proinflamatoria de la Lp(a), que contiene fosfolípidos oxidados y otras proteínas inflamatorias que favorecen la formación de placa en las arterias. Además, la Lp(a) es más pequeña y densa que la LDL, lo que la hace más susceptible a infiltrarse en las paredes arteriales y contribuir a la aterosclerosis.

    Impacto de la Lp(a) en la formación de placas ateroscleróticas

    El Dr. Christie Ballantyne, director del Centro de Prevención de Enfermedades Cardiometabólicas del Baylor College, explicó que los niveles elevados de Lp(a) se asocian con una mayor cantidad de placas ateroscleróticas, especialmente las denominadas "placas blandas", que son más inestables y propensas a romperse, dando paso a eventos como infartos de miocardio.

    Las pruebas de imagen, como el score de calcio coronario y la tomografía computarizada (TC), han permitido observar cómo los pacientes con niveles altos de Lp(a) presentan una mayor carga de placa, y en particular, placas más vulnerables con capas fibrosas más delgadas.

    Riesgos asociados a la Lp(a): estenosis de la válvula aórtica

    Uno de los riesgos adicionales asociados a la Lp(a) es la estenosis de la válvula aórtica, una condición que se caracteriza por el endurecimiento y la calcificación de esta válvula, que dificulta el flujo sanguíneo desde el corazón hacia la aorta.

    Según el Dr. Ballantyne, las células intersticiales valvulares parecen responder a la Lp(a) de manera que favorece la diferenciación hacia células similares a los osteoblastos, responsables de la formación de calcio en la válvula.

    Dado que la estenosis aórtica es una enfermedad progresiva, en muchos casos los pacientes requieren reemplazo de válvula mediante procedimientos como el TAVR (reemplazo de válvula aórtica transcatéter) a edades relativamente tempranas. La esperanza es que, en el futuro, los tratamientos dirigidos a reducir los niveles de Lp(a) también puedan ralentizar la progresión de la estenosis aórtica, además de reducir el riesgo de eventos ateroscleróticos.

    Muchas veces es asintomática, pero puede llevar a grandes complicaciones

    Tal como lo explican en este caso (Kronenberg, F), la Lp(a) emerge como un enemigo silencioso en la salud cardiovascular, al no presentar síntomas visibles pero aumentar considerablemente el riesgo de enfermedades como el infarto de miocardio, la aterosclerosis y la estenosis de la válvula aórtica. 

    Aunque actualmente no existen fármacos que reduzcan específicamente los niveles de Lp(a), su medición se está convirtiendo en una herramienta clave para una mejor estimación del riesgo cardiovascular. Con más investigaciones en curso, los expertos esperan que, en el futuro, sea posible abordar este factor de riesgo con mayor precisión y ofrecer mejores soluciones a los pacientes.

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