El diagnóstico de un ictus óseo se basa en una combinación de dispositivos de imagen, como la resonancia magnética y la tomografía computarizada.
Una inusual causa de ictus isquémico (presencia de anomalías estructurales óseas y cartilaginosas que provocan tensión mecánica en las arterias que irrigan el cerebro), ha sido hallada recientemente en varios casos.
Estos denominados "ictus óseos" corresponden a una posible causa de isquemia o infarto recurrente en el mismo territorio vascular que episodios anteriores, señalan los autores, dirigidos por la doctora Johanna Haertl, de la Facultad de Medicina de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania).
"En pacientes con ictus recurrentes en un territorio vascular, la presencia de una anomalía anatómica ósea o cartilaginosa sintomática puede considerarse un diagnóstico diferencial tras la exclusión suficiente de etiologías competidoras de un ictus isquémico", explicaron.
"Debido al posible alto riesgo de recurrencia del ictus y a las opciones de tratamiento potencialmente causales, los ictus óseos parecen ser muy relevantes para la práctica clínica", añaden.
Diagnóstico de ictus óseo
Ahora bien, los investigadores explican que el diagnóstico de un ictus óseo se basa en una combinación de dispositivos de imagen que incluyen la tomografía computarizada(TC), resonancia magnética (RM), angiografía y la ecografía de los vasos que llevan la sangre al cerebro.
Además de estos exámenes de cernimiento, suelen ser empleadas modalidades de imagen dinámica con la cabeza del paciente en una rotación o reclinación fija han demostrado ser útiles, ya que permiten detectar un efecto compresivo en las arterias que irrigan el cerebro causado por el movimiento de la cabeza.
Por consiguiente, los investigadores señalan que estos accidentes cerebrovasculares óseos se han descrito con anterioridad (principalmente como informes de casos aislados o pequeñas series de casos), sin embargo, aún se carece de una evaluación sistemática de cada tipo anatómico de accidente cerebrovascular óseo.
¿Cuál fue la metodología?
Para la investigación, los autores se enfocaron en la identificación y el trabajo terapéutico de seis pacientes con un accidente cerebrovascular óseo entre 4200 pacientes con accidente cerebrovascular isquémico tratados desde enero de 2017 hasta marzo de 2022 en su centro de atención integral de accidentes cerebrovasculares, lo que constituye una incidencia del 0,14%.
No obstante, advierten que "dado a nuestro diseño de estudio retrospectivo, el método de adquisición de pacientes y la falta de evaluación sistemática de los accidentes cerebrovasculares óseos durante el tratamiento del accidente cerebrovascular agudo, las conclusiones epidemiológicas solo pueden extraerse con mucho cuidado."
Hallazgos
En concreto, en cada uno de estos seis casos, se descubrió que el ictus recurrente estaba causado por una embolia de grandes arterias debida a la tensión mecánica ejercida por anomalías óseas o cartilaginosas sobre las arterias que irrigan el cerebro.
"Nuestra serie de casos pretende concienciar sobre la rara entidad de los ictus óseos, haciendo hincapié en la necesidad de evaluar las lesiones estructurales óseas o cartilaginosas como posible causa de ictus isquémico en pacientes con recurrencia de ictus de causa desconocida en un territorio vascular. Además, pretendemos destacar las opciones diagnósticas y terapéuticas individuales", afirman.
Por estas razones, agregaron que anteriormente se había sugerido que los ictus isquémicos basados en anomalías óseas o cartilaginosas son más frecuentes en los pacientes con ictus o ACV relativamente jóvenes, lo que concuerda con sus hallazgos de pacientes (edad media, 55 años), pero esto puede reflejar un factor de riesgo.
Otras razones de ictus isquémico
Por otra parte, se halló una historia clínica con una asociación entre los cambios en la posición de la cabeza y la aparición de un ictus isquémico que a su vez, se puede considerar una relación con un ictus óseo.
Posibles tratamientos
Por ello, los investigadores trazan las opciones de tratamiento para el ictus óseo, que describen como diversas e incluyen el tratamiento la colocación de endoprótesis vasculares, la oclusión del vaso afectado, la derivación quirúrgica y la extirpación de hueso o cartílago.
Asimismo, señalan que desde un punto de vista fisiopatológico, parece razonable eliminar una lesión causante mediante la extirpación quirúrgica del factor de estrés mecánico.
En los casos de implantación de endoprótesis vasculares, los autores advierten de que el resto del factor de estrés mecánico puede provocar la fractura de la endoprótesis y un ictus recurrente, como ocurrió en dos de sus pacientes, una situación que puede observarse con más frecuencia en el futuro con el uso creciente de endoprótesis vasculares.
De igual modo, proponen que para el diagnóstico, es útil una historia clínica exacta, con énfasis en un posible cambio de posición de la cabeza al inicio de los síntomas del ictus.
Además, se pueden evaluar las exploraciones diagnósticas adquiridas previamente, como la TC o la RM, para detectar un contacto vaso-hueso o cartílago sintomático. Con el fin de poder analizar la aplicación adicional de modalidades de imagen dinámica, como la ecografía dinámica de los vasos que llevan la sangre al cerebro.
"Un diagnóstico adecuado y la evaluación de las opciones de tratamiento individuales e interdisciplinarias parecen cruciales para prevenir los accidentes cerebrovasculares isquémicos recurrentes. Futuros ensayos prospectivos parecen obligatorios para optimizar la atención a los pacientes", concluyeron.
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