Es la undécima enfermedad más frecuente en el mundo.
La periodontitis es una infección que se encuentra por debajo de la superficie de las encías y es la segunda enfermedad oral más extendida después de las caries, afectando a más del 47 % de los adultos mayores de 30 años.
Según el portal Mayo Clinic, sin un tratamiento adecuado, la periodontitis puede destruir el hueso que sostiene los dientes, además de hacer que los dientes se aflojen o se pierdan. Se estima que a partir de los 65 años, el 64% de la población padece de periodontitis moderada o grave y a nivel mundial es la undécima enfermedad más común.
Posteriormente a la fase inicial de la inflamación superficial en la parte visible de la encía, las bacterias descienden por debajo de la línea de las encías hasta bolsas cerca de la raíz del diente, donde erosionan las estructuras que mantienen al diente en su lugar.
Asimismo, esta enfermedad puede prevenirse en gran medida, ya que suele ser el resultado de una mala higiene bucal. De acuerdo con Mayo Clinic, cepillarse los dientes por lo menos dos veces al día, usar hilo dental diariamente y hacerse revisiones dentales con regularidad puede mejorar enormemente las posibilidades de un tratamiento exitoso de la periodontitis y reducir las posibilidades de desarrollarla.
Por su parte, Sim K. Singhrao, investigador principal de la escuela de odontología de la Universidad de Central Lancashire, en Reino Unido, afirma que “para la mayoría, la enfermedad no se nota hasta los 40 o 50 años”.
Es especialista índica que para ese momento, es posible que el daño severo ya haya socavado la arquitectura del diente, con el riesgo de perderlo. Mientras tanto, la infección ha enviado un goteo constante de bacterias, como Treponema denticola y Porphyromonas gingivalis, por el torrente sanguíneo durante décadas.
La periodontitis está vinculada a una lista de algunas de las enfermedades no transmisibles más extendidas en el mundo: enfermedades cardiovasculares, diabetes, Alzheimer, obesidad, una variedad de cánceres, artritis reumatoide, Parkinson, neumonía y complicaciones en el embarazo.
"Si imaginas el torrente sanguíneo como un autobús, llevará pasajeros, cosas como bacterias en la boca, e irá por todas partes del cuerpo", afirma Singhrao. "Algunos se bajarán en el cerebro, otros en las arterias, otros en el páncreas o el hígado", agregó.
Donde hay vulnerabilidades en estos órganos, o cuando los microbios no se eliminan de manera efectiva, causan inflamación y comienzan o exacerban otras enfermedades inflamatorias.
La periodontitis puede empeorar condiciones como la aterosclerosis, el endurecimiento de las paredes de las arterias y la presencia de aterosclerosis también predispone a los pacientes a la periodontitis.
No se han realizado ensayos controlados aleatorios (RCT), considerados el estándar de oro de la investigación médica, que profundicen en esta relación (estos serían difíciles de llevar a cabo éticamente, negando a un grupo el tratamiento de su periodontitis durante un período prolongado para ver cómo afectó su aterosclerosis).
Sin embargo, las bacterias que causan la periodontitis que generalmente se encuentran solo en la boca se han descubierto incrustadas en las placas ateroscleróticas.
De todas estas condiciones de salud crónicas, la diabetes tiene el vínculo bidireccional más fuerte con la periodontitis. Las personas con diabetes tipo 2 tienen un riesgo tres veces mayor de desarrollar periodontitis que las personas que no la padecen. Para las personas que tienen diabetes tipo 2 y periodontitis, la infección empeora la capacidad del cuerpo para controlar los niveles de azúcar en la sangre.
De las encías al torrente sanguíneo
Cuando el sistema inmunitario detecta bacterias u otros patógenos, las células inmunitarias liberan un aluvión de moléculas mensajeras celulares conocidas como marcadores inflamatorios. Estos marcadores inflamatorios ayudan al sistema inmunitario a atacar y matar a los patógenos invasores.
La hinchazón y el enrojecimiento que aparecen en momentos alrededor de una herida son el resultado de esta eficiente respuesta inflamatoria. A corto plazo, los marcadores inflamatorios actúan como excelentes guías para que el sistema inmunitario identifique el sitio de probable infección. Pero cuando estos centinelas permanecen en el cuerpo, causan una serie de problemas.
La mayoría de las condiciones relacionadas con la periodontitis tienen un elemento inflamatorio bien establecido. Por ejemplo, hace casi 30 años, se reveló que un marcador inflamatorio llamado factor de necrosis tumoral alfa aumenta la resistencia a la insulina en los diabéticos.
A esto le siguió poco después el descubrimiento de una ola de otros marcadores inflamatorios que exacerban tanto la obesidad como la diabetes tipo 2. Esta densa red de marcadores inflamatorios ha dado lugar a investigaciones destinadas a tratar la diabetes mediante la reducción de la inflamación crónica.
"Todas las enfermedades inflamatorias están conectadas, se influyen mutuamente", señala Palle Holmstrup, profesor emérito del departamento de odontología de la Universidad de Copenhague. "La periodontitis es una de las enfermedades inflamatorias más comunes, si no la más común, del cuerpo humano".
"Son los mismos mediadores inflamatorios que están activos en varios tipos de enfermedades inflamatorias: artritis reumatoide, enfermedades cardíacas, diabetes, etc. Si tienes periodontitis, tendrás un mayor nivel de inflamación sistémica de bajo grado".
El efecto en la salud de la pérdida de dientes
La consecuencia de la periodontitis, si es agresiva y no se trata, es la pérdida de dientes. Además de décadas de inflamación crónica, la pérdida de dientes conlleva un nuevo conjunto de riesgos para la salud, incluido el deterioro cognitivo y la demencia.
Bei Wu, profesora decana en salud global en la Facultad de Enfermería Rory Meyers de la Universidad de Nueva York, descubrió una relación dependiente de la cantidad: cuantos más dientes se pierden, mayor es el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
En el estudio más grande de su tipo, Wu estudió los datos de salud de 34 000 pacientes en EE.UU. y descubrió que por cada diente que alguien pierde, tienen un aumento del 1,4 % en el riesgo de deterioro cognitivo y un 1,1% de aumento en el riesgo de demencia.
En general, aquellos que habían perdido dientes tenían un 48% más de riesgo de deterioro cognitivo y un 28% más de riesgo de demencia, en comparación con personas similares que tenían todos sus dientes.
La pérdida de dientes se ha pasado por alto en gran medida como un factor de riesgo para la demencia, y Wu dice que generalmente la miran con sorpresa cuando señala la relación entre ambas. "La salud bucal es una pieza que falta", dice Wu. "Estamos tratando de proporcionar la evidencia para mostrar que debería ser parte de la ecuación".
Si bien la periodontitis puede ser una causa común de pérdida de dientes, puede haber otros culpables de estos efectos, además de la inflamación. Hasta ahora, los estudios de pérdida de dientes de Wu solo han investigado las correlaciones y no la causalidad, pero ella quiere investigar el papel de la nutrición en esta relación, entre otros factores.
"Una buena dentadura podría mejorar la ingesta nutricional y también su masticación", dice Wu. "Eso puede aumentar potencialmente el flujo sanguíneo, lo que podría tener un impacto en la función cognitiva, pero aún es solo una hipótesis".
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