Desarrollar estrategias es imperativo para evitar más consecuencias de las que ya se conocen.
“Estar sin automóvil en Puerto Rico es casi imposible, por la manera en que fue estructurada la ciudad. El país está hecho de manera que necesita tener un automóvil. En San Juan, por ejemplo, debes sentarte a esperar del bus”, así destacó Juan Rosario, magíster en Ciencias Ambientales y líder ambiental, quien indicó que esto es lo que ha llevado a las consecuencias ambientales y salubristas conocidas como contaminación ambiental.
Organizaciones mundiales en defensa del medio ambiente, indican que la contaminación atmosférica generada por los vehículos para transporte ocasiona daños en el aparato respiratorio y aumenta el riesgo de mortalidad cardiopulmonar, alteración de los lípidos de la mucosa bronquial, asma bronquial e incluso enfermedades cardiovasculares.
Es importante señalar que cuando se habla de riesgos para la salud asociados al tráfico, la mayor parte del tiempo las organizaciones se refieren a las muertes y discapacidades asociadas a los accidentes de circulación.
Sin embargo, la contaminación producida por el tráfico es responsable de más muertes que las producidas por los accidentes. En este sentido, la Unión de Científicos Conscientes de los Estados Unidos, refiere que los carros, camiones y buses emiten contaminantes del aire durante su ciclo de vida, incluyendo durante la operación de los vehículos y la producción de combustible. También hay emisiones asociadas con el refinamiento y distribución de combustibles y, en menor medida, con la manufactura y chatarrización.
En este sentido, Rosario, indicó que estos procesos se dieron desde los años 50, en donde el cambio de diseño arquitectónico de las ciudades en función del uso de carros de motor individuales.
“Si tú miras desde los años 50 estuvimos viendo un cambio de modelo de desarrollo que giraba radicalmente en torno de los automóviles. Entonces lo que antes eran ciudades más cómodas para caminar, es decir, los cascos urbanos perdieron su importancia por los centros comerciales”, destacó.
Por otro lado, el ambientalista, destacó que debido a esto se emiten “un montón de ácidos de invernadero, gases, residuos de hidrocarburos que son llevadas por la lluvia hasta los ríos, y causan un enorme daño ambiental, a los ríos, cuerpos de agua”.
Un aspecto que resaltó es que dentro del proceso que incluye la utilización de estos vehículos, tiene 3 procesos, es decir, su construcción, uso y chatarrización.
Rosario indicó que las máquinas donde se chatarrizan los vehículos, tienen muchos desperdicios de hidrocarburos. “En Puerto Rico, pudimos estudiar y conocer que los desechos e hidrocarburos que afectan a las personas que trabajan en esos lugares”.
La Unión de Científicos Conscientes de los Estados Unidos, define que la contaminación de los vehículos de transporte está dividida en contaminación primaria y secundaria.
La contaminación primaria es emitida directamente a la atmósfera, mientras la secundaria es el resultado de reacciones químicas entre contaminantes. Los fetos, los niños y las personas con enfermedades crónicas son particularmente susceptibles a los efectos de la contaminación del aire.
Los siguientes son los principales contaminantes del aire emitidos por carros, camiones y buses:
Material Particulado (MP). Altas concentraciones de material particulado componen el humo negro cargado de hollín que sale por los exostos de los carros, especialmente de diésel. Estas partículas microscópicas pueden penetrar dentro de los pulmones, agravando problemas respiratorios y poniendo en riesgo el sistema inmune. El material particulado puede ser un contaminante primario o un contaminante secundario proveniente de hidrocarburos, óxidos de nitrógeno, y del dióxido de azufre.
Compuestos Orgánicos Volátiles (COV). Estos contaminantes reaccionan con los óxidos de nitrógeno en la presencia de luz solar para formar ozono a nivel del suelo, el principal ingrediente del smog. Aunque el ozono en las capas altas de la atmósfera nos protege de los rayos ultravioleta, a nivel del suelo este gas irrita el sistema respiratorio, causando tos, asfixia, y reducción en la capacidad pulmonar. Los COV emitidos por carros, camiones y buses, tales como el benceno, acetaldehído y 1,3 butadieno, están relacionados con diferentes tipos de cáncer.
Óxidos de nitrógeno (NOx). Estos contaminantes forman ozono a nivel del suelo y material particulado (secundario). Son también peligrosos como contaminante primario. Los NOX pueden causar irritación pulmonar y debilitar las defensas del cuerpo contra infecciones respiratorias como la pulmonía y la infuelnza.
Monóxido de carbono (CO). Este peligroso gas tóxico incoloro e inodoro es formado a partir de la combustión de gasolina. Cuando es inhalado, el CO bloquea el oxígeno del cerebro, corazón y otros órganos vitales.
Dióxido de azufre (SO2). Las plantas de energía y los carros emiten este gas cuando queman combustibles que contienen azufre, especialmente el carbón y el diésel. El dióxido de azufre reacciona en la atmósfera para formar partículas pequeñísimas que pueden ser inhaladas y que son especialmente peligrosas para los niños y los asmáticos.
Gases de efecto invernadero. Los vehículos de transporte emiten gases que atrapan calor en la atmósfera y, por tanto, contribuyen al calentamiento global, predominantemente dióxido de carbono. De hecho, las emisiones que salen por los exostos de los carros, camiones y buses contribuyen una quinta parte de toda la contaminación asociada al calentamiento global producida por los Estados Unidos. Y el sector transporte, el cual además incluye aviones, barcos y trenes, contribuye cerca del 30 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero del país.
Los efectos de la contaminación del aire
La Unión de Científicos Conscientes de los Estados Unidos, indica que los contaminantes emitidos por los exostos pueden afectar más que los pulmones; son riesgosos para la salud en todas las etapas de la vida, y pueden causar muerte prematura. También son responsable del calentamiento global que está causando olas de calor más intensas y frecuentes—las cuales también afectan la salud de las personas (especialmente de niños y ancianos)—el aumento del nivel del mar, inundaciones y sequías que devastan a comunidades enteras.
Esta contaminación afecta desproporcionadamente a comunidades que han sido históricamente marginalizadas, y segregadas a vivir en áreas contaminadas. Estas comunidades están expuestas a mayores niveles de contaminación del aire porque usualmente están ubicadas cerca de corredores de transporte y centrales de carga, y no cuentan con los recursos para trasladarse o para adaptarse a los impactos climáticos.
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