El ejercicio, al igual que la dieta, son complementos fundamentales para un tratamiento eficaz y rápido.
El tratamiento para condiciones reumatológicas como la artritis, por ejemplo, comprende múltiples disciplinas para asegurar un resultado óptimo, Los expertos aseguran que es indispensable que, además de la administración de medicamentos sugerida por el especialista, el paciente adopte o reemplace determinados hábitos en su rutina en pro de su salud.
Dos de los complementos más importantes que deben tener en cuenta estas personas, justamente son la nutrición y la actividad física. Es por ello que en exclusiva para la revista de Artritis y Reumatología, aliada de la Revista de Medicina y Salud Pública, la licenciada Wanda González, nutricionista-dietista, resaltó la importancia que tiene el ejercicio en las condiciones reumatológicas.
“Cuando hablamos de ejercicio, hablamos de una rutina más específica que vamos adaptando a nuestra rutina diaria; es decir, se convierte en un estilo de vida que nosotros ya adaptamos. Por otra parte, la actividad física nos referimos a los movimientos cotidianos que hacemos durante el día, como subir escaleras, barrer, lavar los trastes, pasear al perro, es decir, son actividades en las que permitimos al cuerpo mantenerse en movimiento”, aclaró.
Una de las creencias erróneas que más prevalece en la población con condiciones reumatológicas es que por padecer de estas patologías, no pueden adoptar un estilo de vida sano, sin embargo, esto no es así, aseveró.
“La realidad, es que el ejercicio es esencial para el manejo de los dolores derivados de esas enfermedades reumatológicas, aunque pensemos que no, el ejercicio reduce el dolor y ayuda a mantener la fortaleza muscular, principalmente en los músculos que rodean las articulaciones”, explicó.
Además, debemos tener en cuenta que el ejercicio también es una de los factores de prevención más importantes para evitar el deterioro funcional de la articulación, pues el reposo constante puede significar más dolor para el paciente.
Aspectos a tener en cuenta para adoptar un hábito como el ejercicio
La licenciada es enfática a la hora de resaltar que el adaptamiento del ejercicio a la rutina cotidiana debe ser gradual, es decir, debe iniciar con ejercicios ligeros y que no comprometan la salud ósea.
“Si no ha hecho ejercicio nunca o lleva mucho tiempo sin hacer ejercicio, vamos a comenzar poco a poco. Vamos a evitar ejercicios extremos o de alta intensidad, sobre todo, cuando estemos atravesando por un proceso de inflamación”.
Asimismo, la licenciada recomienda mucha objetividad frente a cómo se siente antes, durante y después del entrenamiento. Ahora bien, es común que se presenten dolores o malestares una vez finalizamos la rutina de ejercicio, sin embargo, si los dolores persisten, e incluso se intensifican en las horas siguientes a la rutina, se debe evaluar con un especialista el tipo de ejercicio realizado y el nivel de conveniencia para el paciente.
También recomendó:
Determinar el momento del día en que la sensación de rigidez y dolor es menor para poder hacer ejercicio
Contar con un calzado adecuado. Debe ser estabilizado y que amortigüe el impacto de los ejercicios.
Se debe iniciar con ejercicios de intensidad leve
Adoptar ejercicios de flexibilidad y de amplitud de movimiento en nuestra vida cotidiana para reducir la rigidez articular
Implementación del yoga y el tai chi:
Se ha evidenciado que tanto el yoga, como el tai chi combinan la respiración profunda y la relajación con movimientos lentos y suaves. Además, según estudios, para las personas mayores el Tai Chi disminuye el estrés y aumenta la fuerza muscular en los miembros inferiores.
También se han relacionado con un incremento de la flexibilidad, el equilibrio y el rango de movimiento, al tiempo que libera tensiones.
Ejercicios acuáticos:
Debido a que el agua soporta el peso del cuerpo, el impacto de las articulaciones se ve sumamente reducido, por lo cual es el principal recomendado para los pacientes de condiciones reumáticas.
Por lo general, los expertos recomiendan la natación y los aeróbicos acuáticos, siempre y cuando se realicen con movimientos suaves para contribuir a la flexibilidad, fortalecimiento, rango de movimiento y acondicionamiento aeróbico del paciente.
¿Cuándo consultar con el médico?
Una vez más, la licenciada resalta la importancia de ser cuidadosos y no dar mucha presión a la articulación afectada, aún más cuando esté dolorida e inflamada. “Si este dolor se intensifica con cuando hacemos ejercicio, debemos detener la acción y evaluar qué sucede, consultarlo con un especialista y determinar, de esta manera, si es necesario algún tipo de rehabilitación”, concluyó.
Vea el programa completo: