Artritis Reumatoide: diagnóstico, tratamiento y vínculo con la morbilidad por enfermedad cardiovascular

La artritis reumatoide es una enfermedad compleja y multifacética que requiere un diagnóstico temprano y un tratamiento integral para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.

Katherine Ardila

    Artritis Reumatoide: diagnóstico, tratamiento y vínculo con la morbilidad por enfermedad cardiovascular

    La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune inflamatoria sistémica crónica que se caracteriza por causar poliartritis (sinovitis) simétrica persistente. Esta condición no solo afecta las articulaciones, sino que también puede involucrar otros órganos del cuerpo, convirtiéndose en una enfermedad sistémica que impacta de manera significativa la calidad de vida de los pacientes. La identificación y el tratamiento temprano son cruciales para prevenir o disminuir los daños articulares y aumentar la probabilidad de remisión.

    ¿Cuáles son las articulaciones que más afecta la artritis reumatoide?

    Las articulaciones más frecuentemente afectadas en la artritis reumatoide son las metacarpofalángicas e interfalángicas proximales. Estas son las articulaciones en los dedos de las manos, que se inflaman y causan dolor y rigidez, especialmente en las mañanas o después de períodos de inactividad.A medida que la enfermedad progresa, otras áreas del cuerpo, como las muñecas (radiocarpiana, cubitocarpiana, radiocubital distal), también se ven comprometidas.

    Además, en etapas más avanzadas de la enfermedad, las articulaciones temporomandibulares, así como la columna cervical, los hombros, los tobillos, las caderas y los codos, pueden verse afectadas.

    Los signos y síntomas de la artritis reumatoide incluyen rigidez, dolor a la palpación, dolor con la movilidad, tumefacción, deformidad, limitación de la movilidad y la presencia de nódulos reumatoides. Estos nódulos son masas firmes que se desarrollan debajo de la piel, típicamente cerca de las áreas de presión, como los codos. La rigidez matutina es un síntoma clásico y puede durar varias horas, dificultando las actividades cotidianas.

    Mal pronóstico en pacientes con artritis reumatoide

    Desde el punto de vista genético, ciertos alelos como el HLA-DRB1*02/HLA-DRB1*03 no son considerados factores de mal pronóstico en pacientes con artritis reumatoide

    Sin embargo, existen otros factores que se correlacionan con un pronóstico desfavorable. Estos incluyen el genotipo HLA-DRB1*04/04, altos títulos séricos de autoanticuerpos (como el factor reumatoide y los anticuerpos antiproteína citrulinada), manifestaciones extraarticulares, afectación de numerosas articulaciones, una edad menor a 30 años al inicio de la enfermedad, género femenino, la presencia de síntomas sistémicos y un inicio gradual de la enfermedad.

    Estos factores pueden predecir un curso más severo de la enfermedad y una mayor discapacidad.

    Artritis reumatoide: aumenta el riesgo de morbilidad por enfermedades cardiovasculares

    La artritis reumatoide no solo impacta las articulaciones, sino que también aumenta significativamente el riesgo de morbimortalidad por enfermedades cardiovasculares. Los pacientes con artritis reumatoide tienen una esperanza de vida de 5 a 10 años menos debido a la aterosclerosis prematura. 

    Esta enfermedad aumenta el riesgo de infarto de miocardio, disfunción miocárdica y derrames pericárdicos asintomáticos. Aunque menos comunes, también pueden presentarse pericarditis sintomática, pericarditis constrictiva, miocarditis, vasculitis coronaria, valvulopatías y trastornos de conducción.

    Aproximadamente el 40% de los pacientes con artritis reumatoide presenta enfermedad extraarticular, especialmente aquellos con una enfermedad activa y grave. Estos trastornos extraarticulares pueden afectar el sistema urinario (causando sobre todo disfunción renal), el sistema digestivo y el sistema linfático.

    Los factores de riesgo no clásicos, como el estrés crónico y la inflamación sistémica persistente, también desempeñan un papel importante en el desarrollo de estas complicaciones.

    ¿Cómo es el diagnóstico y cómo se maneja?

    En cuanto a las pruebas de imagen para el diagnóstico y seguimiento de la artritis reumatoide, la radiografía sigue siendo la técnica inicial más adecuada debido a su bajo costo, disponibilidad y capacidad para comparaciones seriadas que permiten evaluar el progreso de la enfermedad. La radiografía puede revelar erosiones óseas y disminución del espacio articular, indicativos de daño articular.

     Aunque la resonancia magnética (RM) ofrece una detección más temprana y precisa de las lesiones, su alto costo y las limitaciones debido al tamaño pequeño de las articulaciones afectadas limitan su uso generalizado. 

    La RM es particularmente útil en la evaluación de la columna cervical y las articulaciones temporomandibulares. La ecografía articular, por su parte, puede detectar derrames de pequeño volumen no clínicamente aparentes y evaluar la inflamación sinovial, pero su uso aún no es común en el diagnóstico rutinario de la artritis reumatoide.

    El manejo de la artritis reumatoide es complejo y requiere un abordaje multidisciplinario. El tratamiento incluye medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARDs), como el metotrexato, que ayudan a reducir la inflamación y prevenir el daño articular. Los fármacos biológicos, que actúan sobre moléculas específicas del sistema inmunitario, han revolucionado el tratamiento de la artritis reumatoide y ofrecen una opción para pacientes que no responden a los DMARDs tradicionales.

    Además de la medicación, la fisioterapia y la terapia ocupacional son esenciales para mantener la movilidad articular y la función. El manejo del dolor, mediante analgésicos y antiinflamatorios, también es un componente crucial del tratamiento.

    Fuente consultada aquí.

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