¿Qué tan efectivos son los fármacos para el manejo del dolor lumbar? Desde paracetamol hasta AINEs

La evidencia científica cuestiona la eficacia y seguridad de muchos medicamentos comúnmente recetados para aliviar este molesto padecimiento.

María Camila Sánchez

    ¿Qué tan efectivos son los fármacos para el manejo del dolor lumbar? Desde paracetamol hasta AINEs

    El dolor lumbar se categoriza como una causa importante de la discapacidad a nivel mundial, para la cual se administran analgésicos como primera línea de tratamiento. Sin embargo, un nuevo estudio científico ha revelado que muchos de estos medicamentos ofrecen beneficios limitados, y pueden conllevar riesgos significativos.

    Según la literatura médica, cerca del 90% de los casos de dolor lumbar son inespecíficos, mientras que el 10% restante corresponden a causas como fracturas, infecciones, neoplasias malignas, trastornos inflamatorios (espondiloartropatías), estenosis espinal o problemas renales y dolores asociados a la menstruación.

    Las directrices internacionales recomiendan, como primera línea de tratamiento, enfoques no farmacológicos y un uso cuidadoso y limitado de analgésicos.

    Importancia de la actividad física

    Para quienes sufren de dolor lumbar inespecífico, se recomienda mantener la actividad física tanto como sea posible y evitar el reposo en cama, por el riesgo que existe de un empeoramiento de la condición.  Estrategias de autocontrol, como el uso de compresas térmicas, pueden ser beneficiosas.

    Aproximadamente una de cada cinco personas con dolor lumbar crónico experimenta limitaciones significativas en su vida diaria o laboral. Estos pacientes pueden beneficiarse de tratamientos adicionales que combinan terapias físicas y psicológicas para mejorar la función y abordar los factores psicosociales asociados al dolor.

    Eficacia de analgésicos comunes

    Paracetamol (Acetaminofén)

    El paracetamol es uno de los analgésicos más comúnmente utilizados, pero su eficacia para el dolor lumbar agudo y crónico es cuestionable, de hecho, algunos estudios indican que no tiene un efecto significativo sobre el dolor en comparación con el placebo. 

    Aunque generalmente es seguro, su uso a largo plazo puede estar asociado con daños hepáticos, cardiovasculares, gastrointestinales y renales.

    Antiinflamatorios No Esteroideos (AINE)

    Los AINE, como el ibuprofeno y el naproxeno, muestran un beneficio pequeño para el dolor lumbar agudo, pero también conllevan riesgos gastrointestinales significativos. 

    Para el dolor lumbar crónico, su beneficio es aún menor y su uso prolongado puede llevar a eventos adversos cardiovasculares y renales.

    Antidepresivos y opioides

    Los antidepresivos pueden ofrecer algún alivio en el dolor lumbar crónico, pero su eficacia es limitada y están asociados con varios efectos secundarios, como náuseas y problemas de sueño. 

    Los opioides, por su parte, aunque pueden tener un pequeño efecto beneficioso a corto plazo, no se recomiendan debido a los riesgos de dependencia, sobredosis y uso indebido.

    Anticonvulsivos y otras alternativas

    No hay evidencia clara que apoye el uso de anticonvulsivos, benzodiazepinas, relajantes musculares no benzodiacepínicos, corticosteroides orales o cannabinoides para el dolor lumbar. 

    Estos medicamentos pueden provocar efectos secundarios significativos y su beneficio es, en el mejor de los casos, marginal.

    Combinaciones de medicamentos

    Las preparaciones tópicas de AINE y algunos remedios a base de hierbas, como los emplastos de cayena, pueden ofrecer alivio en ciertos casos de dolor lumbar agudo sin un aumento significativo de los riesgos. 

    Sin embargo, la homeopatía no ha demostrado ser eficaz para el dolor lumbar y puede retrasar el uso de tratamientos más efectivos.

    Los pacientes que ya utilizan analgésicos a largo plazo deben ser evaluados individualmente para determinar el balance entre los beneficios y los riesgos de reducir su uso. 

    La reducción rápida o forzada de estos medicamentos puede causar daños graves, por lo que se debe abordar con cuidado y, si es necesario, con apoyo adicional para tratar posibles trastornos por uso de sustancias.


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